El aula magna de la Facultad de Derecho rebalsaba cuando Raúl Zaffaroni dijo cuál era la obligación del Estado nacional para cumplir con la ONU en el caso de Milagro Sala: “El Congreso Nacional debe intervenir el Poder Judicial de Jujuy”.
El actual juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y ex ministro de la Corte Suprema argentina cerró la presentación de un libro compilado por él y por Alejandro Slokar, presidente de la Casación Federal, sobre el futuro del Derecho en la región.
Dijo Zaffaroni que el nivel de persecución personificada en Milagro Sala es tan nítido en Jujuy que “existe un departamento especial en la fiscalía contra ella, como si Milagro fuera un tipo de delito”.
“No hay nada que permita mantenerla en la cárcel, y encima la fiscalía le está clonando una imputación con otra para que siga privada de su libertad”, criticó.
Tras explicar que el gobierno federal es responsable ante las Naciones Unidas y que le corresponde acceder al pedido de la ONU de liberar a la dirigente social, dijo que si no cumple con esa exigencia hará que “el poder en la Argentina siga fuera del sistema planetario”.
Zaffaroni confesó que no fue al presidio de Alto Comedero a ver a Milagro Sala por un motivo: “Siento vergüenza”.
“Ella no me va a preguntar qué hago ahí y por qué el Derecho no alcanzó para dejarla en libertad, pero yo voy a sentirlo aunque no lo diga”, explicó. “Siento vergüenza como abogado, vergüenza como jurista, vergüenza como profesor de Derecho, y me gustaría que la próxima vez Milagro Sala estuviera acá, en la facultad, para pedirle disculpas.”
El libro compilado por Zaffaroni y Slokar se llama América y su porvenir jurídico. De la presentación participó el jurista mexicano Fernando Tenorio Tagle, que también cerró su intervención con una mención especial al ya largo encierro de Sala. Dijo que en la historia las sociedades castigaban a quienes consideraban por debajo de ellas con el sacrificio, por ejemplo con la cárcel, y a quienes veían por encima de las propias sociedades con el ostracismo, como lo ejemplifica en el teatro el Edipo Rey. “La desesperación lleva a la tragedia y la tragedia a buscar un chivo expiatorio”, dijo. “A veces la justicia penal establece un pacto en la sociedad que es el pacto real y no se corresponde con el deber ser de la Constitución”, agregó. Y concluyó: “El deber ser, entonces, pasa a ser el ser que no es, pero eso no es justo, y Milagro Sala debe ser una persona libre”.
La orden de la ONU fue no solo la libertad inmediata de Sala sino la reparación del daño.
Slokar pintó un “panorama desalentador en términos de la vigencia de los derechos humanos en la Argentina y en la región por un contexto regresivo”. Añadió que “esto perturba la buena conciencia jurídica” y que “quien tenga buena conciencia seguramente se sentirá afectado”.
El libro recoge un seminario desarrollado el 29 de agosto en la capital mexicana. “De entonces a hoy el contexto es todavía más inquietante”, dijo Slokar. “Roberto Caldas, el presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dijo que lo ocurrido en Brasil con Dilma Rousseff era un proceso kafkiano y que la famosa maniobra fiscal fue calificado como un delito cuando no lo era”.
Slokar recordó que en ese momento Dilma Rousseff aún no había sido apartada definitivamente y subrayó que en el libro ya estaba planteada la situación de Milagro Sala. “La situación se agravó tanto que intervino la ONU.”
En la parte de la intervención que no estuvo centrada en Milagro Sala, Zaffaroni afirmó que “el poder está cada vez más en manos de las corporaciones transnacionales” y opinó que su estrategia es “destruir los Estados en Asia y Africa y debilitarlos en América Latina para que pierdan soberanía y poder extraer con mayor facilidad sus recursos mientras se afecta con mayor intensidad su derecho al desarrollo humano”. Para Zaffaroni la búsqueda de la independencia en la América latina del siglo XIX fue la búsqueda del derecho a la independencia.
También rescató la democracia como un proceso por el que “el ser avanza hacia el deber ser” y describió como amenazas a la democracia “el monopolio de los medios msivos de comunicación y el debilitamiento y la partidización del Poder Judicial”.