El texto, leído por Ramón Imperial, Presidente de Cooperativas de las Américas, y Manuel Merino, director regional de Alianza Cooperativa Internacional, reconoció que la reunión se celebró en un momento muy particular en la vida del continente y el mundo.
Indicó que el enlentecimiento económico global, el retorno de expresiones neoliberales en varios países de la región, y la creciente incertidumbre económica y política mundial plantean un nuevo escenario donde están en juego los progresos alcanzados por los pueblos.
Denunció que, como nunca antes, se mantienen preocupantes procesos de concentración económica, donde el 99 por ciento de la riqueza planetaria está concentrada en el uno por ciento de la población, mientras más de tres mil millones de personas viven con menos de dos dólares diarios.
Al referirse al eje uno del encuentro: Poder, mercado, democracia y desarrollo, el documento señaló que los alarmantes datos de la desigualdad en la distribución de la riqueza a escala mundial son el resultado de procesos ligados a enormes desequilibrios de poder a escala planetaria.
Subrayó, al respecto, que no habrá desarrollo que 'sea efectivamente sostenible si no es también profundamente democrático'.
En ese sentido, la declaración propuso desarrollar la intercooperación e impulsar alianzas estratégicas entre cooperativas, con otros actores privados de la sociedad civil organizada y el Estado.
También formuló promover el uso de herramientas de balance social cooperativo, difundiendo sus resultados a la comunidad para que se identifiquen con las cooperativas.
Sobre el eje dos: Economía social y solidaria, los mil 250 delegados de América Latina y otras partes del planeta participantes en el encuentro, manifestaron en el documento final que en la actualidad la mayor cantidad de riqueza se acumula en un pequeño porcentaje de la población mundial.
Asimismo expresaron que cada vez existen más pobres, más individualismo y más excluidos, y puntualizaron que para el cambio de esa situación la economía social y solidaria debe ser un proyecto de transformación social.
Para el logro de ello, formularon, necesitamos reconocer que la economía social y solidaria es un proyecto de todos, no solo de los sectores más vulnerables; protagonizar el rol protagónico de las cooperativas en dicha transformación, y construir vínculos y estrategias comunes.
Acerca del eje tres, referido a la contribución de las cooperativas a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los cooperativistas se comprometieron a incidir en el desarrollo de políticas públicas en los distintos niveles de gobierno e impulsar los procesos de intercooperación para la formación de cadenas de valor cooperativo.
También a aprovechar la capacidad productiva de las cooperativas para contribuir a la erradicación del hambre y facilitar el camino para que las distintas comunidades puedan adoptar la modalidad cooperativa del desarrollo con el apoyo de los Estados y organismos internacionales.
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