El gobierno de Mauricio Macri avanza entre decretos, autoritarismo y falsas promesas. Los lejanos slogans que se empeñó él y su equipo en repetir durante toda la campaña parecen haber quedado en el olvido. El ansiado diálogo que se proclamaba sólo parece un eufemismo de mal gusto frente a los despidos, la represión y la censura en medios estatales. ¿En qué situación quedan ubicados los derechos humanos frente a tanta incertidumbre?
El unísono cultural: lejos del pluralismo
A más de una semana de la brutal represión a la murga “Los Auténticos Reyes del Ritmo” de la villa 1-11-14, los efectos perduran en el espacio público. Si bien este hecho no es un caso aislado en relación a la violencia institucional que se ejerce desde el mismo Estado a través de sus fuerzas de seguridad (Leer nota: La persistencia de la represión en democracia y la resistencia ante el nuevo gobierno), a su vez, la violencia policial hacia las murgas se repite en las distintas provincias. Un ejemplo de ellos es la represión sufrida hace pocos días por “Los Soñadores del Parque de Mayo” de San Juan por parte de la policía local.
Estos espacios funcionan como lugares de encuentro, de igual a igual, en los cuáles la contención social cumple un rol fundamental, y es justamente por eso que su funcionamiento está inmediatamente relacionado con los chicos y jóvenes que se encuentran en las condiciones más vulnerables. Ante la excusa del narcotráfico, y en marco de la emergencia nacional en seguridad (Leer nota: Patricia Bullrich y la seguridad: la represión como política de Estado), la represión y las primeras versiones oficiales del hecho daban cuenta de un acto político: la construcción de un delito como excusa para desorganizar.
La Ministra de Seguridad, indiferente a las denuncias, acompañó está construcción del hecho al subir rápidamente a sus redes sociales oficiales una imagen junto a los supuestos gendarmes heridos en la villa 1-11-14. De todas formas, esa versión pronto comenzó a ser cuestionada a través de los numerosos testimonios de los chicos que sufrieron la represión en carne propia y los medios independientes que comenzaron a difundir con más fuerza estas voces ocultadas, tanto que desde el mismo gabinete de gobierno pidieron investigar el hecho “a fondo”.
Este hecho de violencia institucional no es ajeno, además, a la visión de la cultura que se practica desde el nuevo gobierno. El Ministerio de Cultura, por sólo mencionar uno de los tantos, llevó adelante 500 despidos -muchos de ellos sin ningún justificativo ni previo aviso- y sus políticas se ubican en un terreno distinto a lo que la movilización de una murga pueda proponer.
Si la cultura se sectoriza, se unifica y deja de ser un espacio en el cual los sujetos se identifican, interrelacionan y se organizan, entonces, la respuesta a la discusión respecto de porqué la represión apunta específicamente a estos espacios, ya está resuelta.
Si la cultura se sectoriza, se unifica y deja de ser un espacio en el cual los sujetos se identifican, interrelacionan, autoreflexionan y se organizan, entonces, la respuesta a la discusión respecto de porqué la represión apunta específicamente a estos espacios, ya está resuelta. Es decir, acá se puede empezar a descubrir qué es lo que busca acallar la represión que se ejecuta frente a trabajadores despedidos, jóvenes pobres y, en este caso, murgueros organizados.
El vaciamiento de la “Verdad, Memoria y Justicia”
El temor respecto a cómo serían las políticas del gobierno de Mauricio Macri en materia de derechos humanos, y puntualmente, las referidas al proceso de memoria, verdad y justicia llevado adelante a través de los juicios a los genocidas y civiles cómplices de la última dictadura, la señalización de sitios de memoria, entre otras actividades comienza a hacerse carne.
La política de despidos masivos en el Estado, llegó a desarticular áreas claves en esta materia y el achique llegó a sectores que ponen en estado de alerta a los organismos de derechos humanos.
La política de despidos masivos en el Estado, llegó a desarticular áreas claves en esta materia y el achique llegó a sectores que ponen en estado de alerta a los organismos de derechos humanos, como lo es el acompañamiento del Estado a los juicios. Los organismos históricos consideraron esta situación como aberrante y, tal como se puede leer en Página/12, manifestaron: “Las políticas de Memoria, Verdad y Justicia han sido una demanda planteada por el movimiento de derechos humanos a todos los gobiernos constitucionales, que se han consolidado a lo largo de los años gracias al esfuerzo colectivo de la sociedad civil, del Estado y de instituciones internacionales y regionales”.
Es necesario velar para que los pasos que se den en dicha temática no retrocedan sino que se debe seguir revalorizando la lucha de estas organizaciones y tomando como ejemplo, tal como lo hacen a lo largo del mundo. De todas formas, es difícil que esto suceda si los equipos que acompañaron este proceso desde el Estado se achican, se reducen o si, directamente, se destruyen programas enteros de trabajo.
Los parámetros para la censura y la libertad de expresión
En el portal Infojus Noticias, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Nación, desaparecieron más de 10 mil notas correspondientes a tres años de trabajo. Los mismos trabajadores del sitio fueron quienes denunciaron la desaparición de su trabajo y desde la semana pasada exigen explicaciones al nuevo ministro, Germán Garavano.