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General: LA MARCA " MADE IN CHINA "CADA DÍA TIENE MÁS ACEPTACIÓN
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 23/03/2016 10:48

La dudosa sombra del ‘Made in China’

El sector de la moda del país asiático lucha para derribar el estereotipo de que sus productos son copiados o de mala calidad

Uniqlo en China.  Getty Images

No es fácil deshacerse de los estereotipos y los que trabajan en el sector de la moda en China lo saben bien. Años después de que el gigante asiático se haya convertido en el mayor productor y exportador de textil del planeta, un creciente número de marcas y diseñadores locales buscan consolidarse en el país y hacerse un hueco en el mercado internacional de la moda. Pero su esfuerzo choca con un cliché extendido dentro y fuera del gigante asiático: las prendas fabricadas en China son baratas, de mala calidad o simplemente son copias de lo que diseñan las más famosas enseñas occidentales.

China cuenta con grandes cadenas de moda rápida, como Heilan oMeters/bonwe; marcas medianas que han crecido considerablemente en los últimos años, como Zuczug o Icicle; y proyectos que despegan gracias al tirón del comercio electrónico en China, como Front Row Shop. Sin embargo, en los centros comerciales de las grandes ciudades del país las tiendas que siguen llevándose gran parte del pastel son Uniqlo, Zara o H&M.

"Es duro luchar contra este prejuicio", admite Zhou Bin, director general de Front Row Shop. La firma, que lanza nuevas colecciones cada dos semanas, presume de estar al día de las últimas tendencias de las pasarelas y de ofrecer estas prendas exclusivas a un precio más competitivo de lo que es habitual. "Un precio más bajo no significa necesariamente que la calidad del producto sea peor, sino que refleja cómo uno gestiona la producción", defiende Zhou. En su caso, además, el hecho de ser una tienda virtual les permite minimizar costes como alquileres, intermediarios o promoción. "Lo mejor que podemos hacer es vender buenos productos para ganar la confianza de nuestros clientes", explica.

Página web de HLA.

Pero para que el 'Made in China' comience a ser percibido como algo con más clase, los primeros que tienen que creérselo son los propios chinos. Una de las más reconocidas expertas en moda del gigante asiático, Hung Huang, editora de la revista iLook Magazine, asegura que esto está empezando a suceder, especialmente entre los jóvenes. "Muchos han viajado fuera del país y ya no necesitan reafirmar su estatus a través de su vestimenta. Ahora están buscando algo que sea más local, más relevante para ellos, que puedan asociar a su entorno y cultura", asegura.

Hay otras variables estructurales, como el hecho de que la industria textil en China ha experimentado de notables mejoras en los últimos años; y coyunturales, como el resurgir de un sentimiento nacionalista impulsado por el presidente Xi Jinping, que también ayudan a las marcas locales. La primera dama china, Peng Liyuan, tiene preferencia por las prendas hechas en China y contribuye a este lavado de imagen luciéndolas mientras acompaña a su marido en sus viajes de Estado. Sus diseños favoritos son de Exception, una marca de alta gama con sede en Cantón, que ha visto disparada su popularidad desde que Peng viste sus ropas y lleva sus complementos.

El presidente de la empresa que produce las prendas de Exception, Mao Jihong, asume que la mala fama de la confección china no es en vano. "Nuestro buen trabajo en ropa se perdió durante las primeras tres décadas de reforma y apertura. Todo el mundo trabaja en marcas de gama baja porque estamos siguiendo los requisitos de calidad y estética establecidos por los occidentales", dijo en una entrevista al periódico hongkonés South China Morning Post. Las falsificaciones tampoco ayudan: poco después de que la primera dama china diera a conocer su predilección por la marca, decenas de pequeños productores empezaron a vender imitaciones a través de Internet. El gigante del comercio electrónico chino, Alibaba, se esfuerza para que sus plataformas estén libres de copias, pero aún está lejos de lograrlo.

Con el aparente empujón del mercado local, ¿están las marcas chinas más cerca de hacerse un hueco en el global? Hung considera que aún les queda un largo camino. "Una vez se hayan establecido en China y tengan una buena reputación, será más fácil. Al fin y al cabo lo que necesitan para cruzar la frontera es capital, y este no llegará si los inversores piensan que no tienen la experiencia y credibilidad suficiente en su propio país". Otro de los factores que retrasa su expansión internacional es que simplemente no es una prioridad porque en China queda aún mucha parte del pastel por repartir. Según un informe de la consultora PwC, en 2018 el gigante asiático representará un tercio de la demanda de ropa en Asia, una región en la que la industria de la moda crece a tasas anuales de alrededor del 10%.



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De: marce702 Enviado: 20/05/2016 23:56

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 23/11/2016 20:38

China toma el relevo de EE.UU. ante la muerte inminente del TPP

Publicado: 21 nov 2016 14:40 GMT
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La influencia de Estados Unidos en el comercio mundial está diluyéndose. Horas después de la victoria electoral de Donald Trump sobre Hillary Clinton, el equipo del presidente Barack Obama sorprendió a propios y extraños al abandonar, de forma súbita, la intensa campaña de cabildeo que venía realizando en el Congreso para conseguir la ratificación del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés).

La muerte del TPP es inminente. Según sus cláusulas, para entrar en vigor es necesaria la aprobación legislativa de por lo menos seis países y, en paralelo, estos deben sumar el 85% del Producto Interno Bruto (PIB) de los 12 integrantes. La economía estadounidense por sí sola representa más del 60%. Por lo tanto, una vez que Obama ha dejado el TPP a disposición de Trump, es prácticamente un hecho que será sepultado por el próximo Congreso estadounidense.

Michael Froman, representante de Comercio de Estados Unidos, ya había advertido en julio de este año que si los legisladores de su país no lograban ratificar el TPP, entonces las “llaves del castillo” de la globalización comercial pasarían a manos de China. Fueron las palabras de un profeta. Las aspiraciones imperiales de Obama han fracasado. Estados Unidos ya no seguirá dictando las reglas del juego.

Una vez que Obama ha dejado el TPP a disposición de Trump, es prácticamente un hecho que será sepultado por el próximo Congreso estadounidense

En la actualidad, el grueso de los intercambios comerciales está concentrado en el Continente asiático, con China a la cabeza. Los líderes de Pekín vienen trabajando desde hace tiempo en diversas iniciativas de libre comercio de carácter multilateral con vistas a consolidar su influencia en los ámbitos regional y mundial: la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés) y el Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico (FTAAP, por sus siglas en inglés).

Durante la XXIV cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), llevada a cabo en Lima (Perú), el presidente de China, Xi Jinping, propuso a los países firmantes del TPP, tanto de América Latina (Chile, México y Perú) como de Oceanía (Australia y Nueva Zelanda), sumarse a los acuerdos de libre comercio impulsados por su Gobierno y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean, por sus siglas en inglés). Pero ¿Cuál de las dos iniciativas de libre comercio promovidas por China tiene realmente posibilidades de suplantar al TPP?

Para Pekín será muy complicado poner en funcionamiento el FTAAP, que incluye a Estados Unidos; pues si hasta la fecha Donald Trump se ha opuesto tajantemente al TPP, es evidente que jamás brindará su apoyo a una iniciativa de libre comercio liderada por China. Recordemos además que Trump ha prometido a sus electores abandonar y, en el mejor de los casos, renegociar, los acuerdos de libre comercio que Estados Unidos ha firmado durante las últimas décadas. En su opinión, acuerdos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) son un desastre.

Bajo este escenario, China busca sumar a su causa a los principales socios comerciales de Estados Unidos bajo el compromiso de que seguirá incentivando la libre circulación de mercancías. Desde mi punto de vista, la RCEP es la iniciativa de libre comercio que brinda a China la oportunidad de llenar el vacío que Washington dejó en el TPP. "China debe establecer un nuevo acuerdo que responda a las expectativas de la industria y mantenga el impulso para el establecimiento de una zona de libre comercio"sentenció a principios de noviembre Li Baodong, viceministro de Relaciones Exteriores del gigante asiático.

La RCEP está integrada por todos los países miembros del TPP, a excepción de Canadá, Chile, México, Perú y, por supuesto, Estados Unidos. Con un total de más de 3,000 millones de habitantes, la RCEP incluye además a otros países asiáticos con gran dinamismo económico: Camboya, China, Corea del Sur, India, Indonesia, Filipinas, Laos, Myanmar y Tailandia. Surge entonces la interrogante de si la RCEP sería una especie de TPP ampliado, y con China reemplazando a Estados Unidos. No precisamente.

Los alcances de la RCEP no son los mismos que los del TPP. Hasta el momento, los objetivos de la RCEP están limitados a la eliminación de barreras arancelarias. El TPP, en cambio, es mucho más que un acuerdo de libre comercio, pues entre otras cosas, pone a disposición de las grandes corporaciones los derechos sobre la propiedad intelectual, amenaza la protección del medio ambiente, atenta contra los derechos de los trabajadores y, por si fuera poco, deja en manos de tribunales internacionales la solución de controversias entre Gobiernos y empresas.

Por eso varios mandatarios ven con buenos ojos el ‘plan B’ sugerido por los chinos. Entre ellos, el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, quien considera que un acuerdo de libre comercio alternativo al TPP es por demás necesario. Aunque los países de la Alianza del Pacífico (integrada por los tres miembros del TPP de origen latinoamericano, más Colombia) están interesados en seguir manteniendo excelentes relaciones con Estados Unidos, al mismo tiempo varios de ellos quieren construir acuerdos con China y Rusia.

Sin lugar a dudas, la incertidumbre política que aqueja a Estados Unidos desde las elecciones celebradas el pasado 8 de noviembre está siendo aprovechada magistralmente por el dragón chino. Frente a las amenazas de Trump de inaugurar una nueva era de proteccionismo, la respuesta de Xi está cargada de contundencia: la globalización del comercio encabezada por Pekín seguirá su curso, con o sin el respaldo de Washington.



 
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