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General: MORITZ HESS .. EL RABINO ROJO AMIGO DE MARX
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 10/01/2011 15:47 |
Moritz Hess: el rabino rojo amigo de Marx
Por Nicolás González Varela
“Lo esencial es la negación”:
“Al ‘servicio de Dios’ se lanzaron los curas; al ‘servicio del Estado’, los reyes, aristócratas y otros ambiciosos y egoístas, locos y embusteros,
pretextando
ser
los representantes de los ‘intereses generales’. Pero vivían del sudor y de la sangre de sus subordinados, mientras vociferaban el sacrificio como la más alta virtud”. Tales eran las indignadas palabras escritas en 1843 por un joven renano, desclasado, autodidacta, renegado, que escribiría el primer libro socialista en Alemania y que convertiría al comunismo, gracias a su personalidad y prédica, nada menos que a Engels y Bakunin. Será una influencia duradera en el mismo Marx. Su nombre era
Moritz, “Moisés”, Hess. Hay personajes de la historia intelectual que tienen un destino doblemente trágico: no han sido comprendidos en su época pero tampoco lograron el reconocimiento de las generaciones futuras. Es el peor lugar del limbo historiográfico. No han llegado a ser ni siquiera póstumos; sus obras siguen ignoradas al día de hoy. Son animales teórico-prácticos (donde muchas veces su práctica es la verdadera teoría), sin lugar en la clasificación habitual de la historia de la cultura oficial. Son inclasificables además porque sus metas y objetivos aparentemente han sido derrotados en toda la línea. Además desde el punto de vista de la teoría radical son autores-detritos, necesarios pero secundarios, meras estaciones de paso en el desarrollo y auge de las biografías de las grandes vacas sagradas. Como tantos otros, Hess permanece a la sombra de los titanes de la época, no tiene lugar salvo como
intermezzo y etapa descartable, una antítesis molesta. Su destino le ha colocado
en medio de Fichte, Hegel, Feuerbach, Marx, Lasalle, Bakunin. La propia historiografía marxista, ya sea la “segundointernacionalista” (Mehring, Mayer,) tanto como la “tercerointernacionalista” (Cornu, Lúkacs y la escuela stalinista), lo colocan en un limbo intermedio pero marginal. El anarquismo no lo considera un retoño propio. Parte de culpa la tienen sus propios textos, inhallables en muchos idiomas (y muchos ilegibles a nuestros ojos), parte de culpa su propia interpretación de qué es una teoría para cambiar el mundo, parte la propia personalidad de Hess, quien nunca enalteció ni pretendió elaborar como marca registrada sus ideas más radicales y novedosas. El primer comunista de Alemania sigue en la oscuridad injusta en que fue colocado hace dos siglos.
Vida de Hess: nació cerca de Bonn un 21 de enero de 1812. Fue el primogénito
de cinco hijos de una familia rica judía emigrante de Polonia. Karl Marx fue un
llamados artesanos alemanes influenciados por ideas owenistas, fourieristas,
charbonnieres, saintsimonianas y por la actividad del sastre Weitling, futuro
líder de la “Liga de los Justos” y autor de la primera profesión de fe comunista. A partir de 1832 los trabajadores alemanes contaban con su propias organizaciones de apoyo mutuo y capacitación política: la “Deutsche Vaterlandsverein”, la “Deutsche Volksverein” y a partir de 1834 la “Bund der Geächteten” (Liga de los Proscriptos). Muchos de los emigrantes alemanes acompañaron a sus camaradas franceses en las barricadas y sufrieron la represión, la muerte o el exilio. Hess calcula, en una carta de aquellos años, que viven y trabajan en París alrededor de 85.000 trabajadores alemanes, casi un 10% de la población, la mayoría sastres y ebanistas (trabajadores en un 85%, el resto son periodistas, artistas, etc.). Será el mismo ambiente que encontrará un tal Karl Marx en 1844 durante su primer exilio.
Regreso y consolidación: agotado y pobre volverá a la casa paterna ¡a pié!,
previa reconciliación y perdón. Trabaja en la refinería, el padre no le da ni un céntimo, sólo casa y comida. Planea la independencia económica y a la vez su formación, suBildung: “Latín por la mañana, aritmética por la tarde temprano, después inglés, historia, lecturas variadas”, anota en su diario. Su copiosa lista de lecturas es variada y transversal, incluye historia universal, de Napoleón, física y fisiología: los autores son Comte de Ségur, Benjamín Constant, Victor Hugo, Chateubriand, Goethe, Schiller, Heine, Mendelssohn, Fichte, Hegel y siempre Spinoza. El resultado de su vida y sus reflexiones será un extraño libro publicado anónimamente por una importante editorial de Stuttgart en 1837,Di e
Heilige Geschichte der Menschheit. Von einem Jünger Spinoza (La Historia
Sagrada de la Humanidad. Por un discípulo de Spinoza”).1 Una edición de lujo, en 16 octavos, 346 páginas a las que nadie prestó atención. La importancia radica no en su discusión y debate (pasó totalmente desapercibido, sólo tuvo dos pequeñas recensiones) sino en que tiene el mérito de ser el primer libro socialista en lengua alemana, escrito un año antes del libro sobre comunismo y cristianismo de Weitling. Además es seguro que tuvo una influencioa nada despreciable en la orientación del joven Marx hacia una lectura detenida de la obra de Baruch de Spinoza. El tema central consiste en que el género humano puede recuperar su perdida unión con Dios, por lo que el comunismo del futuro se deduce del pasado; la sociedad comunista repararía, por medio de la igualdad y la libertad, la escisión entre los hombres causada por la propiedad privada. La desigualdad es la causa de todos los males: “La necesidad física que ahora comienza a predominar está causada por la creciente riqueza de una parte de la sociedad y la creciente pobreza de la otra. Esta discordancia, desigualdad y egoísmo, llegarán a ser aún mayores. Alcanzarán un nivel que aterrará hasta al más estúpido e insensible…” En un principio los hombres vivieron en una sociedad indiferenciada de espíritu y materia, condición primitiva para la invención de la propiedad. La nuevaHarm onie, según Hess, consistía en una nueva distribución, una nueva “humanidad social” en que la propiedad de los medios de producción (la forma social de la avaricia codiciosa), junto con la
1 Publicado con el seudónimo de “Un discípulo de Spinoza”: Die heilige Geschichte der
Menschheit von einem Jünger Spinozas, Stuttgart, 1837, re-editado por la editorial Gerstenberg,
Hildesheim, 1980. Véase el artículo de Nathan Rotenstreich “Moses Hess — ein Jünger Spinozas?”, en: Archiv für Geschichte der Philosophie, Volume 71, Issue 2, pp. 231–247. Hess tuvo enorme influencia en el joven Marx hasta bien entrado los años 1840’s.
competencia y la división del trabajo embrutecedora, fuera abolida para siempre. Para lograr este ideal los hombres deben (en el espíritu de Fichte) obedecer el imperativo moral de buscar la vida santa en el recíproco sacrificio de sí. Hess recordará su primera obra con humor: “En esta época, que sólo podía engendrar obras mal recibidas, el autor de estas líneas publicó su primer librito socialista, que también fracasó y desapareció sin dejar rastros”. Lo importante es que Hess condensa su propia experiencia como trabajador emigrante, su desarrollo intelectual y el “uso” de las nuevas ideas socialistas y comunistas francesas, en especial de Saint-Simon, Blanqui, Leroux, Caset… Hess, en un estilo apostólico, desmañado y ecléctico, hoy ilegible (evitando la censura), había trazado todo un programa comunista, una teoría de la concentración económica, de la pauperización y el salario relativo, anticipándose en casi ocho años a las tesis del joven Marx en los famosos Manuscritos de 1844. De oyente en la Universidad de Bonn, Hess conoce a Berthold Auerbach, los une el amor por Spinoza. Auerbach estaba haciendo su carrera para rabino, estudió leyes y derecho en tres universidades, había publicado una novela filosófica,Spinoza,
Ein Denkerleben (“Spinoza, la vida de un Pensador”)2 y había traducido al
alemán unas obras escogidas de Spinoza, pero lo más importante es que introdujo a Hess en los Frankfurt’s literati. Hess interviene en el debate entre la izquierda y la derecha hegeliana con un nuevo libro: Die europäische Triarchie (“La Triarquía Europea”), parodiando el título de un libro reaccionario, “Die europäische Pentarchie”, que abogaba por una alianza conservadora de Rusia, Prusia, Austria, Francia e Inglaterra. Editado por O. Wigand en Leipzig, no por casualidad: es el editor de Feuerbach, Bauer, Stirner y en 1845 publicará el libro del joven Engels sobre la situación de la clase obrera inglesa; Wigand, por esas cosas del destino, imprimirá la primera edición de Das Kapital en 1867. En una larga introducción, Hess consideraba a Hegel como el fin de la filosofía y su punto más alto, señalando el error de no haber desarrollado una filosofía de la acción humana; al mismo tiempo entablaba una discusión con sus discípulos reclamándoles que había que volver a Hegel a la tierra. A este propósito Hess defendía (de ahí el título del libro) una síntesis revolucionaria entre los recursos espirituales y teóricos de Alemania, la experiencia práctica de Francia y el reformismo británico. Así el hombre debía recuperar su autonomía, gracias al concepto de acción, que aquí aparecerá por primera vez y será, en adelante, el tema central de Hess. El quinto capítulo del libro, “Nuestro futuro, o la Libertad Social y Política”, quizá el más importante, proponía ideas de vanguardia: la abolición de la propiedad privada era esencial en todo nuevo orden social: “¿Cómo puede hablarse de una reconciliación objetiva en un mundo en el que todavía vemos, de una parte, cómo la riqueza aumenta, y, de otra, como la miseria se destruye a sí misma, en su propia sangre y en su propio sudor?”. El libro causó sensación entre los jóvenes hegelianos, incluido Marx; por primera vez llevaba el conocimiento del comunismo a los círculos intelectuales y universitarios, situaba las cuestiones sociales en primera fila y su hilo rojo no era “lo político” (como en Robespierre o Heine) sino la cuestión social. De hecho Hess comparaba a Hegel con Saint-Simon y a Fichte con Proudhon. Además defendía la idea de superar la filosofía por medio de una teoría de la acción. Como el propio Hess reconoció después “el principal servicio del libro fue el que presentó al público, de un modo velado y misterioso, una idea que todavía no podía ser expresada de una manera clara y precisa… la idea de socialismo”. El
2 Auerbach, Berthold;Spi no za, Stuttgart, 1837.
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Pero vivían del sudor y de la sangre de sus subordinados, mientras vociferaban el sacrificio como la más alta virtud”. Tales eran las indignadas palabras escritas en 1843 por un joven renano, desclasado, autodidacta, renegado, que escribiría el primer libro socialista en Alemania y que convertiría al comunismo, gracias a su personalidad y prédica, nada menos que a Engels y Bakunin. Será una influencia duradera en el mismo Marx.
Su nombre era Moritz, “Moisés”, Hess. Hay personajes de la historia intelectual que tienen un destino doblemente trágico: no han sido comprendidos en su época pero tampoco lograron el reconocimiento de las generaciones futuras.
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"Marx es normalmente citado, junto a Émile Durkheim y a Max Weber, como uno de los tres principales arquitectos de la ciencia socialmoderna,2 y ha sido descrito como una de las figuras más influyentes en la historia de la humanidad, en 1999 una encuesta de la BBC fue votado como el "mayor pensador del Milenio" por personas de todo el mundo.3 4 "
En mi humilde concepto Carlos Marx es el más grande pensador que ha tenido la humanidad y el que más
ha contribuido a la liberación de las clases explotadas ...
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