Con tal cifra, este año se convierte en el más mortífero en esa ruta marítima desde que se tienen registros, de acuerdo con la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Se contabilizaron en el período alrededor de mil 100 muertes más que en el 2015, a pesar de que el flujo migratorio hacia Europa disminuyó con respecto al año anterior.
'Esto es de lejos lo peor que hemos visto en el Mediterráneo (...) Podemos decir que el porcentaje de muertes aumentó al triple', aseguró William Spindler, portavoz del Acnur.
Obligados por dramas constantes como las guerras y las hambrunas, miles de migrantes y refugiados se arrojaron al mar para llegar a Europa, en número creciente por la ruta del Mediterráneo Central, entre las costas africanas e Italia, en su mayoría procedentes de naciones subsaharianas.
'No es una invasión de migrantes, es una crisis humanitaria lo que ocurre en el Mediterráneo', afirmó el primer ministro italiano Matteo Renzi.
De acuerdo con cifras recientes de la OIM, 350 mil 573 migrantes cruzaron ese mar en lo que va de año, frente a un millón 15 mil 78 en el 2015.
Por cada 269 personas que arribaron a costas europeas el año pasado murió una, mientras que en la actualidad esa cifra aumentó a una por cada 88, según informes recientes de Acnur.
'Es realmente una calamidad a plena vista (...) Estamos viendo escenas realmente trágicas de balsas de goma que naufragan en el Mediterráneo en medio del invierno', lamentó el portavoz de la OIM, Leonard Doyle.
La ruta entre África -particularmente Libia- e Italia es considerada la más peligrosa y mortal, pues en ella ocurrió alrededor del 90 por ciento del total de las muertes registradas en ese mar.
Las historias de los sobrevivientes revelaron la trágica travesía durante la cual desaparecieron familias enteras que huyeron de sus países de origen, que quizás nunca quisieron abandonar, entre ellos centenares de niños que viajaron solos.
Las mafias traficantes de personas se aprovechan del desespero de los refugiados procedentes del Oriente Medio, países de Asia y África; y para enriquecerse sobrecargan los barcos no aptos para navegar.
Además, en muchas ocasiones realizan la travesía con malas condiciones climáticas, sin el menor respeto por las vidas que ponen en riesgo.
Hasta la fecha, la mayoría de los arribos se registraron en las costas italianas y griegas, con la llegada a esas naciones de 173 mil 188 y 171 mil 751 migrantes, respectivamente.
El Ministerio italiano del Interior indicó recientemente un aumento del 15 por ciento con respecto al año anterior.
Las llegadas a territorio heleno se redujeron drásticamente a partir de la firma, a finales del primer trimestre de 2016, de un controvertido acuerdo entre la Unión Europea y Turquía para frenar la ola de refugiados hacia el denominado Viejo Continente.
La UE se comprometió en marzo a conceder a Turquía tres mil millones de euros entre este año y el 2017, para socorrer a casi tres millones de personas, en su mayoría sirios, que como consecuencia de la guerra en su país se trasladaron hacia esa nación vecina.
A cambio, Ankara aceptó acoger de vuelta a los migrantes que llegaran a Grecia de forma irregular y no consiguieran asilo. Por cada persona devuelta, la UE aceptaría a un refugiado sirio residente en territorio turco.
Por otra parte, en territorio heleno se mantienen retenidos unos 66 mil migrantes, según cifras oficiales, debido en gran medida al cierre de la ruta de los Balcanes desde marzo, cuando Macedonia, Croacia, Eslovenia y Hungría, entre otros países, blindaron sus fronteras para impedir el acceso a miles de personas que quedaron varadas y desprotegidas.
Grecia, uno de los países comunitarios más afectados por la crisis migratoria, critica a otros Estados miembros de la UE por su poca cooperación a la hora de repartir el peso de los refugiados de una forma equitativa.
Según fuentes comunitarias, el bloque sólo ha reubicado el siete por ciento del total de migrantes acordados en un plan de distribución firmado en septiembre del 2015, conforme con el cual el Club de los 28 acogería en un plazo de dos años a 160 mil desde Italia y Grecia.
La respuesta de la UE en el Mediterráneo central se ha limitado a declarar la guerra a los traficantes y se ha centrado en adoptar medidas de disuasión y de externalización de fronteras en lugar de permitir un paso seguro a Europa, denunció la Organización No Gubernamental Médicos Sin Fronteras .
El primer ministro italiano advirtió que el problema solo puede solucionarse si se enfrenta desde su raíz, con más ayuda al desarrollo y para la seguridad de los países de origen y de los de tránsito.
'Salvarlos en el mar sin una estrategia para África no es una solución. Necesitamos ayudarlos en casa, invirtiendo en ayuda internacional al desarrollo', apuntó.
En medio de la mayor crisis migratoria que vive Europa desde la Segunda Guerra Mundial, dada la continuidad de las llegadas masivas a la región y el incremento del número de muertes que no parecen tener fin, en el 2016 el Mediterráneo mantuvo su triste condición de cementerio infinito para los refugiados.
*Periodista de la Redacción Europa de Prensa Latina.