La iniciativa, que se hace tradicional, reunió a funcionarios de las embajadas acreditadas en esta nación, de la cancillería, estudiantes extranjeros y representantes de varias provincias vietnamitas para promover contactos que facilitan el conocimiento de culturas lejanas, ahora palpables con ofertas para gustos variados.
Unos prueban sugerencias de los anfitriones por vez primera o profundizan en sus ingredientes y beneficios dietéticos, otros se alegran con bebidas nacionales o de regiones distantes mientras conversan con amigos y colegas sobre diversos temas, quizás sin darse cuenta que así también difunden su cultura.
Destaca de esta fiesta el hecho de que prácticamente cuanto se ofrece es preparado y vendido por personal de las legaciones diplomáticas, lo cual genera una amena comunicación.
Así Vietnam conoce más al mundo y este al país indochino, que tempranamente siembra semillas de amistad dada la presencia de muchos de sus niños en el festival.
Se vive un acercamiento espontáneo, alegre, sin formalidades, que enriquece relaciones y a la vez estimula su fomento, en un ambiente donde todos son parte de un pueblo en contacto con otros.
De este festival, en su cuarta edición, la embajadora de México aquí, Sara Valdés Bolaño, comentó a Prensa Latina: lo mejor es que no se trata de un encuentro entre extranjeros, porque nos permite conocer a los vietnamitas y viceversa.
También así se hace diplomacia, mientras lo recaudado cumple objetivos benéficos y Vietnam se muestra una vez más abierto al mundo