Una ceremonia memorial estatal para celebrar el Día Nacional Conmemorativo por las Víctimas de la Masacre de Nanjing, se lleva a cabo en el Salón Memorial de las Víctimas de la Masacre de Nanjing por los Invasores Japoneses, en Nanjing, en la provincia de Jiangsu, en el este de China, el 13 de diciembre de 2016. (Xinhua/Han Yuqing)
BEIJING, 13 dic (Xinhua) -- Sigue siendo una vergüenza para la humanidad que los 107 supervivientes de la deplorable matanza llevada a cabo por Tokio en 1937 en la ciudad oriental china de Nanjing no reciban en vida la merecida disculpa oficial del país insular, incluso 79 años después de que este fuera derrotado en la Segunda Guerra Mundial.
Pero su insoportable destino, y el de otras 300.000 vidas inocentes aniquiladas por Japón en una sola ciudad china, todavía provoca gritos de justicia dentro y fuera de China.
Con la llegada del tercer Día de Conmemoración Nacional de las Víctimas de la Masacre de Nanjing el martes, autoridades locales e instituciones multinacionales han publicado nueva información y pruebas históricas que confirman las innegables atrocidades cometidas por Japón.
La respuesta del primer ministro japonés, Shinzo Abe, para indignación de todos, ha sido un mero "profundo arrepentimiento". En su discurso ante el Congreso de EEUU el año pasado, y en su anuncio la semana pasada de una visita "reconciliadora" a Pearl Harbor, volvió a negarse a emitir una disculpa inequívoca incluso a las víctimas de su aliado más importante tras la guerra.
Aunque este político derechista ha infravalorado anteriormente temas históricos, es familiarmente alarmante ver cómo afirma que Japón es un país "pacificador" confiable por un lado y se niega a limpiar la vergüenza de guerra del país y el estímulo de su expansión militar por el otro.
Sabiendo que estas maniobras pueden dañar la credibilidad de su "pacificación" y aumentar las posibilidades de conflicto, Abe ha incrementado su hostilidad con varias acciones contra China, un país victimizado por la brutalidad japonesa hace 70 años y cabeza de turco ahora por la débil recuperación de la isla y la gran inestabilidad de la región.
Debido a la ausencia, o falta, de respuestas colectivas oportunas por parte de la comunidad internacional frente el negacionismo y revisionismo histórico de Abe, los grandes esfuerzos por buscar justicia se han visto desperdiciados, y se han engendrado muchos rumores, desesperando a las víctimas y a sus familias.
No importa cuánto quiera deshacerse de la responsabilidad histórica de Japón y "normalizar" la nación, Abe tienen la ineludible responsabilidad de disculparse. Otras partes que lucharon juntas para derrotar al fascismo deberían también haber hecho mayores esfuerzos para conseguir una disculpa de Japón y ayudar a asegurar el duramente conseguido orden de posguerra.
No deberían ponerse excusas ni intereses egoístas por encima de las vidas de las 300.000 víctimas de Nanjing. Hacer concesiones sobre una verdad histórica identificada, por el motivo que sea, es una ofensa inverosímil para los muertos y los vivos.
La sangre y las lágrimas vertidas hace 79 años son demasiado conmovedoras como para tolerar cualquier distorsión o negación de la historia.
Las 300.000 vidas perdidas lo merecen.