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General: Milagro Sala es una presa política, afirma Pérez Esquivel
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 09/12/2016 19:52 |
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NUEVOS APRIETES DE LA POLICÍA PROVINCIAL EN EL MARCO DE LA PERSECUCIÓN A MILAGRO SALA
“Si nos pasa algo, hago responsable al gobierno de Jujuy”
Después de haber denunciado ante PáginaI12 las torturas sufridas por su marido, Analía Tolaba cuenta que el viernes pasado recibió dos visitas de policías para que se presentara en la fiscalía, donde sólo le preguntaron por sus supuestos dichos contra el gobernador Morales.
En la fiscalía le reclamaron a Analía Tolaba por qué había señalado a Gerardo Morales como responsable del crimen de su sobrino. (Imagen: Guadalupe Lombardo)
Desde San Salvador de Jujuy
El lunes pasado Analía Tolaba reveló en un reportaje con este diario que su marido, Alberto Cardozo, que por esos misterios que sacuden a la Justicia jujeña había pasado de acusador a acusado en una causa por homicidio, fue torturado durante una semana al ser detenido, con el objetivo de que incriminara a Milagro Sala en ese crimen. También dio a conocer que el juez Pablo Pullén Llermanos había apretado a su esposo para que comprometiera a la dirigente de la Tupac Amaru a cambio de dejarlo en libertad. Y además había dejado clara la complicidad del personal penitenciario del penal de Villa Gorriti en el asesinato a golpes de su sobrino, Nelson Mariano Cardozo, que el 6 de diciembre apareció colgado en su celda. La respuesta del poder jujeño llegó pronto. El viernes, la Brigada de la Policía de Jujuy golpeó dos veces la puerta de su casa, a las 15.30 y a las 16.15, para reclamarle que se presentara a declarar a las 17 ante el fiscal de investigación Gustavo Araya. En la fiscalía descubrió cómo seguiría el apriete: ninguna de sus revelaciones les interesaban. Lo único que le reclamaban era que explicara por qué había declarado que el gobernador Gerardo Morales era el culpable de la muerte de su sobrino. Analía respondió que nunca había dicho eso y que no iba a declarar en esas condiciones. Después de lo sucedido, en diálogo con PáginaI12 Analía hizo responsable al gobierno jujeño por cualquier cosa que le pueda pasar a ella, a sus hijos o su marido.
La fiscalía hizo una conferencia de prensa horas después del apriete. Dijo que Analía se negó a confirmar las declaraciones que ellos dicen que hizo a los “medios nacionales” y que se fue “ofuscada y enojada”. El sábado, la operación concluyó con la réplica de las declaraciones del fiscal en los medios locales.
“No voy a ir a declarar a un lugar en el que durante ocho meses hacen lo que quieren”, explica ahora a PáginaI12, sentada en un bar. “Pero además no me fui ni enojada ni ofuscada. Y quiero agregar, sí o sí, en esta nota, que si me llega a pasar algo a mí, a mi hija Bianca, a mi hijo Andrés, a mi mamá que me está acompañando y sobre todo a Beto (su marido detenido), que yo responsabilizo al gobierno y a sus funcionarios de los que nos pueda llegar a pasar”.
–¿Qué sucedió el viernes?
–Fue la brigada a las 15.30 a mi casa sin ninguna orden. Como yo no estaba, mi hija chiquita me llamó por teléfono y me dijo que había una camioneta blanca que estaba esperando. Me vuelvo con mi hijo en el auto y en el camino recibo una llamada a mi celular de la gente de la brigada. ¿¡Cómo tienen mi teléfono?! ¡No lo sé! Me preguntaron si hablaban con la señora Tolaba. La persona se identificó como subjefe de la brigada y me dijo que lo había mandado el fiscal Araya para que me presente al juzgado. Le dije que estaba llegando a casa. Me esperó. Cuando llegué me dijo que lo mandaba el fiscal para ver si me podía presentar a las cinco de la tarde.
–¿Tenía previsto ir a declarar?
–No, pero no tenía problema. Me explicó que era por las declaraciones que yo había hecho a la prensa nacional. ¿Sobre qué de todo lo que dije?, pregunté. Y me dijo que era sobre mi sobrino y mi esposo. No tengo problema, les dije. Si quiere, la venimos a buscar, ofrecieron. Les dije que tenía auto. Se fueron. Entré a mi casa. Llamé a la abogada. Y hablé con Beto. Lo llamé al penal. Quedamos en que hacía la declaración porque si hasta ahora habíamos decidido callarnos era por miedo a que le pasara algo adentro. La abogada me preguntó si habían traído una orden. Como no la trajeron, me dijo que podía no presentarme. Tampoco ella entendía para qué me llamaban. Cuarenta minutos después, volvieron a tocar la puerta. Otra vez la Brigada, pero esta vez con la orden. Ya eran como las 16.15. Me dijeron que me esperaban ahí. Les dije que hacía un rato había venido otra brigada.
También ellos se ofrecieron a llevarla. Cuando les comentó su sorpresa por el paso de las dos brigadas, dijeron que habría una confusión. Sin embargo, Analía cree que los policías sabían que habían hecho las cosas mal desde el principio. “Primero, porque no me pueden notificar a las tres de la tarde para que me presente a las cinco, después de una entrevista que había dado cinco días atrás. Pero además, recién trajeron la citación en ese momento. Como no tenía nada que ocultar, ni por qué tener miedo a nada, les dije que iba. Cuando llegué eran las cinco en punto. No estaba el fiscal. Tuve que esperar a que llegue hasta las cinco y media o seis menos cuarto.”
Aprietes y extorsión
Beto Cardozo es dirigente de Tekuré, uno de los espacios de la red de organizaciones sociales a las que también pertenece la Tupac Amaru. En diciembre del año pasado, permaneció en el acampe que irritó al gobierno de Morales. Lo detuvieron en abril por una causa de octubre de 2007 en la que había denunciado a dos personas porque habían querido matarlo a tiros. Las personas eran Fabián Avila y Jorge Rafael Páes. Páes obtuvo la prisión domiciliaria luego de denunciar a Milagro Sala como instigadora del crimen y pronto Pullén Llermanos lo sobreseyó. Milagro Sala fue procesada como coautora del homicidio sólo con el testimonio de Páes. Avila no modificó su declaración y sigue detenido. Cardozo fue procesado porque Páes dijo que se defendió a los tiros. Así pasó de acusador a acusado. En el reportaje publicado en este diario el lunes pasado, Analía Tolaba describió parte de lo que sabía sobre el asesinato de su sobrino en el penal, y reveló las torturas y la extorsión sufridas por su marido. El caso es paradigmático en ese sentido: muestra la mecánica del apriete como práctica, un sistema implementado por el gobierno para obtener declaraciones judiciales que le permitan mantener encerrada a Milagro Sala.
A Beto Cardozo lo detuvieron un martes. Analía corrió atrás del móvil de policía con una caja de remedios. Cuando llegó al Penal, le dijeron que iban a ponerlo en el Pabellón 2, una supuesta área de preingreso. Cuando salió del penal, un grupo de Tekuré le explicó que en realidad ese era el pabellón de castigos. “Volví a ver a Beto, tres días después, el viernes, y fue como cuando dejás de ver a una persona durante meses. Estaba todo barbudo con el pelo con cosas blancas. Estábamos en el patio del penal. Hacía frío por la ola polar. Beto estaba quieto. No se movió. Atrás estaban los guardiacárceles. Me acerqué y estaba llorando. Me abrazó. Me dijo: ‘sacame de acá, me van a matar, me quedo dos días más y me matan si no me mato yo’. ¡Qué te han hecho Beto! ¡¿Qué te han hecho?!, le dije. ¿Te pegaron? Y decía que sí bajando la cabeza”. Con el correr de los días pudo reconstruir lo que pasó en ese pabellón. “Le pegaron. Me decía: no sé a qué hora, pero me sacan a la noche y me pegan. Me tienen desnudo. Me ataron las manos con los pies, me tienen así, y encima me envuelven con el colchón y me pegan con palos. El nunca los vio porque le tapaban la cabeza con una bolsa. Me dijo que todo el tiempo estaba a oscuras. Nunca vio la luz”. Pasaron el sábado y domingo. El lunes, un policía le zampó un borcego en la espalda hasta hacerlo sangrar. “Ahí dejaron de pegarle. Lo hicieron ver con la médica. Cuando le preguntó qué había pasado, Beto tuvo que decirle que se había caído porque atrás lo escuchaban los carceleros.”
Analía contó que durante los tormentos le preguntaron por las bolsas de dinero de la Tupac, por Milagro Sala y por Javier Nieva, un integrante de la red al que daban por prófugo. Cuando pasó el tiempo, lo trasladaron dos veces al juzgado de Pullén Llermanos sin avisarle a su abogada, Sara Cabeza. En las dos oportunidades, el magistrado le ofreció una salida rápida si denunciaba a Milagro Sala. Esta declaración, que Analía ya hizo el lunes pasado y ahora repite, se inscribe dentro de la lógica extorsiva que, según viene denunciando la organización Tupac Amaru, pesa sobre los testigos de las causas desde el día de la detención ilegal de Milagro Sala. Los movimientos de derechos humanos de la provincia también vienen señalando las condiciones de detención de los presos. Y Cardozo se lo contó durante una visita a las senadoras Teresita Luna y María Inés Pillatti y a la diputada mandato cumplido Mara Brawer del Comité por la Libertad de Milagro. Cuando la abogada de Cardozo conoció el episodio de los traslados, le pidió explicaciones al juez vía expediente. Pullén Llermanos sólo dijo que lo había convocado preocupado por el bienestar de su defendido (ver aparte).
–¿Qué pasó entonces en la fiscalía?
–No me atendió el fiscal. Me atendió el secretario –dice Analía, y saca una tarjeta–: Sergio Valdecantos. Me dijo que ellos querían que haga una denuncia formal sobre los dichos que había expresado en los medios nacionales sobre que el señor gobernador es el culpable de la muerte de mi sobrino Nelson Mariano Cardozo. ¿Cómo?, dije yo. Primero y principal, esa no fue mi expresión. Yo no dije en ningún momento una cosa así. Lo que sí dije es que, dados los sucesos que venimos pasando desde hace ocho meses, hasta esto último de la muerte de mi sobrino, ¿cómo quiere que no piense que el gobierno tiene que ver con lo que nos está pasando?, cuando hasta ahora no se nos ha informado ni siquiera que pasó en mi casa. Ahí, le conté todo lo que pasó, desde la detención de mi esposo en la que dieron vuelta una causa donde era denunciante y ahora pasó a ser denunciado. Que siguieron todos los golpes y torturas a Beto durante una semana. El apriete que sufrió de parte de un juez que pretendía que haga una ampliación de declaración acusando a Milagro Sala que lo había mandado a matar. Cuando en agosto van y me llenan de tiros el auto en mi casa donde vivo con mis hijos y después sale un juez por televisión a decir que nos habíamos autoatacado. El hecho de que recién después de siete meses de estar preso se le ocurrió al juez sacar una prisión preventiva y lo último, la muerte de mi sobrino. ¡Y hoy me llaman por unas declaraciones que hice en el diario! O sea, le dije, ¿cómo pretende que yo crea que por una denuncia, ustedes van a hacer algo?”
La Navidad
La fiscalía de Araya está a cargo de la investigación por el crimen de Nelson Mariano Cardozo. Las familias le otorgaron cierto mérito al comienzo porque detuvo a siete agentes penitenciarios de guardia aquel día, en el que también se desató una feroz represión. Sin embargo, al otro día los liberó. En el contexto de esa causa, el fiscal convocó a Analía. Ella está convencida, más allá de Morales, de que el asesinato de su sobrino pudo haber sido también un nuevo apriete sobre su marido. Por eso, desde entonces, todavía shockeada, comenzó a hablar mientras el resto de la familia repite cada noche los rituales funerarios de la novena con la ropa de Nelson entre los rezos.
–¿Le pidieron en la fiscalía que declare sobre el resto de los temas?
–Me pareció que el secretario tenía un texto cargado en la computadora, pero como le dije que no desde el principio, no avanzó. A todo esto, había unas personas sentadas afuera. Ante mi postura, el secretario me pidió que esperara. Me llevó a hablar con el fiscal, pero evidentemente estaba con gente. Volvimos a su oficina. Me dijo que yo no necesitaba abogado ni nada para hablar. Le dije: no soy tonta. Y que le dijera al gobernador que yo no tengo miedo: que después de los tiros que fueron a hacer a mi casa, a mí se me fue el miedo porque se metieron con mis hijos. Que no me iba callar y voy a seguir peleando por todo lo que está pasando.
Las dos personas que estaban afuera eran del Ministerio Público de la Acusación, ese curioso organismo creado durante el gobierno de Morales que actúa como usina de las denuncias sobre Milagro Sala. “Nosotros tenemos psicólogos y abogados que te pueden asistir, me dijeron y me preguntaron si los quería acompañar.” Analía todavía tiene en la cartera el formulario que le entregaron con el sello del organismo. “¿Pero qué pensaron, digo yo, que iba a asistir toda muerta de miedo y asustada? Gracias a Dios hice terapia toda mi vida y sé manejarme. Quizá es mi hija la que ahora está afectada con todo esto, porque no entiende, no comprende y no acepta que su papá esté encerrado y menos que le cuente que está así por algo que no hizo. Y, también, porque yo particularmente siento que no tengo cabeza y ni puedo jugar con ella por todo esto.”
Hace una semana, el domingo 11, Analía habló con los jefes del penal. Les dijo que su esposo cumplía años el miércoles siguiente. Que iba a llevar una torta. Que todo era una sorpresa pero que necesitaba un permiso para llevar un día antes un pequeño árbol de Navidad. Lo había hecho su hija en la clase de actividades prácticas. “Se lo quería llevar a su papá. Mi idea era dejarlo antes para que lo revisaran porque no quería ir el miércoles con ella y hacerla pasar por los controles donde le abren y lo desarman de arriba abajo. Me dijeron que sí. Fui el martes. No quisieron recibirlo porque no podían hacerse responsables. Cuando llegué el miércoles con mi hija, a las 13.30 en punto, entramos a la parte en la que te revisan las cosas, sale una de las chicas del penal y me dice que el arbolito no va entrar.”
A su hija Bianca se le cayeron las lágrimas. Cardozo se acercó. Había hecho todo lo que les habían dicho: una nota ya autorizada por el penal que incluía también al arbolito. Se la mostraron a los jefes. Lograron conmover a una penitenciaria. Finalmente, les dejaron entrar el árbol pero sólo cuando toda la familia se había retirado del penal.
–¿Cómo se fue de la fiscalía?
–Me puse a llorar pero no mucho, porque sinceramente al comienzo me quebraba como una condenada pero ahora no. Y menos delante de esas personas sobre las que creo que se burlan de nosotros aunque lloremos o salgamos en la tele o que hagamos cartelitos. Ellos consideran que los que están encerrados son unas ratas y se merecen morir. Eso es lo que me parece.
–¿Qué es lo que la hace declarar?
–Después de mi sobrino, me dije ¿qué puede pasar ahí? Y más, si esto queda en la nada. O si empiezan a inventar ahora que fueron otros presos. Acá tuvo que ver el Servicio Penitenciario porque esa reja la abrieron ellos.
–¿Está dispuesta a declarar en la Justicia?
–Sí. ¿Qué más me pueden hacer? ¿Ponerme en la silla eléctrica? Cuando salí del penal fui a ver a la abogada para pedirle que presentara un recurso de amparo para proteger a Beto, a mí y a los chicos, y obviamente hacer responsable al Estado de lo que me llegue pasar, porque evidentemente les molestó lo que dije y hablé, pero es lo que siento.
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RAÚL ZAFFARONI VISITÓ A MILAGRO SALA EN EL PENAL DEL ALTO COMEDERO, EN JUJUY
“Espero que la Corte termine con esto”
El actual integrante de la Corte Interamericana de Derechos Humanos planteó que el máximo tribunal nacional podría terminar con “el escándalo” de la detención de Sala reconociendo sus fueros como miembro del Parlasur.
“Sería lo menos desprolijo y lo menos costoso para el Gobierno”, dijo Zaffaroni sobre el rol de la Corte.
Desde San Salvador de Jujuy
@ Raúl Zaffaroni atravesó la última puerta de rejas tras el largo acceso de controles del Penal de Mujeres del Alto Comedero. Abrazó a Milagro Sala. Agarró sus abrazos. Y se acercó al oído. “¡Mi líder latinoamericana!”, le dijo, y continuó con un diálogo de entrecasa, cotidiano, de quienes comparten la misma sintonía.
- Disculpá que no vine antes –le dijo–, pero sabés que me daba vergüenza.
- ¿Y por qué? –dijo ella.
- Yo que soy abogado, jurista, escritor de libros jurídicos, profesor, no podía explicarte desde el derecho por qué estás presa.
Milagro Sala entonces lo miró. Comenzó a llevarlo del brazo hacia el patio del lugar donde permanece prisionera desde casi doce meses.
- No te preocupes –le dijo–, nosotros sí sabemos por qué estamos presos.
Ayer, durante su encuentro con Sala, el juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos volvió a decirle lo que en estos días, de todas las formas posibles, ella escuchó en los alrededores de la escena del juicio. “Ya saltaste de Jujuy, ya saltaste de la Argentina, y hasta de la región”, dijo. “Tu apellido no lo tiran al piso, con todo esto lo están subiendo a todo el continente.” Y en lo que fue su declaración política consideró que la Corte Suprema de Justicia puede ser parte de la solución a los pedidos por su libertad.
“Me parece que la solución la puede ser la Corte Suprema en el caso de Milagro, reconociendo los fueros”, señaló. “Sería lo menos desprolijo y lo menos costoso para el Gobierno, que por otra parte podría decir que respeta la independencia judicial. Eso podría ser la solución más rápida. Los fueros le fueron desconocidos hasta ahora por el Superior Tribunal de Justicia de la provincia. Todas las decisiones del Superior Tribunal de Justicia de la provincia se pueden revisar haciendo una reserva del caso federal ante la Corte y espero que la Corte se ponga las pilas en esto y termine con este escándalo”.
El patio de la cárcel
En el patio de visitas del penal están preparadas con manteles las mesas de cemento que consiguieron con sus reclamos las mujeres detenidas. Ahí, Milagro Sala recibe a su gente. Los hijos, nietos, esposo, hombres y mujeres de la organización destapan envases de un almuerzo de domingo mientras llegan otros invitados. El número máximo de siete personas por tanda incluye a mujeres del Sindicato Argentino de Televisión, Satsaid. Mónica Contrera, miembro del Consejo directivo, diputada nacional mandato cumplido del FpV, le trae saludos de miles de compañeros y cuenta noticias del encuentro de la corriente federal de la CGT. Y Milagro, mientras las escucha, ya sentada, les dice: “Vieron cómo es, en los ‘90 buscábamos líderes y ahora están todos organizados”.
Todo lo que sigue recupera la respiración de los días y las noches en la casa de Milagro Sala. Aún en la prisión, en medio de las clonaciones de causas –como las definió Zaffaroni–, aún dentro de las cárceles de Jujuy, donde se multiplican las denuncias por aprietes y torturas. Milagro Sala habló de su casa durante la primera audiencia del juicio. Todo el mundo la conoce, dijo, es un espacio abierto, por el que pasan todos, desde las ocho de la mañana, hasta la una o dos de la madrugada. Algo de eso existe ahora en la escena de esta extensa mesa de prisión.
Un nieto de ocho años se cae contra una columna, de puro jugar con una silla. Milagro salta. Atraviesa el patio. Lo lleva a la enfermería. Vuelve. Y otra vez está ahí. Un fotógrafo logró apostarse del otro lado del cerco. Las mujeres de la televisión sindicalizada avanzan hacia el cerco para hacerse la foto con Milagro. Los agentes del servicio penitenciario comienzan a caminar cada vez más rápido hacia ese lugar. Intentan impedirlo. Milagro trota un poco. Apura a las mujeres. Los guardias también corren. El fotógrafo logra la foto. Las mujeres se van.
“Miré derechito a los ojos de los jueces, no sé si se fijaron”, dice Milagro. Habla del primer día de juicio. De los 50 minutos que la devolvieron al mundo. De su voz. “Les estaba diciendo con eso, te estoy hablando a vos, gringo, español, no me da miedo hablarle al hombre que usa saco y corbata.”
En la mesa está Raúl Noro, su compañero, esposo. “Lo que pasa es que no hablaba desde hace un año”, dice. Y dice lo que dice desde ese día que la escuchó. Que a la Milagro, ese día, se le fue el nudo que tenía adentro del cuerpo.
Las mujeres del sindicato se van. Milagro les dice que por favor saluden a los compañeros. Ellas le hablan de los jóvenes. Milagro les dice que les pidan que se organicen.
- Te pido por favor, mirá esto –le dice a este diario. Ella quiere explicar ahora el mundo que se llama Gerardo Morales. Deja la silla. Trae un cuaderno. Y se vuelve a sentar.
1. Azucareros de la Esperanza, 800 despidos –dicen sus notas.
2. Empresa XIBI, 70 despidos.
3. Mina Pirquita, 200 despidos en 2016 y 600 en 2017.
4. Aceros Zapla, 96 despidos.
5. Finca del Talar de Ledesma, 50 despidos.
6. 15 mil cooperativistas sin trabajo de la Tupac y de la Red de Organizaciones Sociales.
7. Crisis policial con suicidios, 6 por adicionales, recategorizaciones impagas, sin asistencia psicológica.
A la vuelta de la página, la lista sigue con una enumeración de los conflictos estatales.
En la mesa larga, llegó el momento de jugar a las cartas. Otro nieto llena una botella con tierra. Milagro le hace unos agujeritos con un cigarrillo. Tal vez ponga unas plantas. Llega Zaffaroni. Nueva tanda de noticias. Esta vez sobre dos funcionarios judiciales, fiscal y juez, que decidieron no perseguirla con alguna de las causas. No la imputaron. Zaffaroni preguntó un poco más. Milagro Sala le dijo que por eso Morales los había denunciado. “Eso es la democracia vernácula”, dijo el ex juez de la Corte Suprema. Entre los nuevos visitantes fueron llegando Beinusz Szmukler, presidente de la Asociación Latinoamericana de Juristas y Ricardo Carrizo, diácono de los curas de la Opción por los Pobres. Zaffaroni le preguntó si estaba escribiendo un libro. Ella dijo que empezó, pero que ahora pasa tiempo respondiendo cartas que le llegan de todo el mundo. “Tenés que escribir”, le dijo Zaffaroni: “Acá todo el mundo quiere saber quién es Milagro”.
Antes y después, la dirigente de la Tupac volvió a una escena. Las horas previas al comienzo del juicio. Un momento en el que estuvo dispuesta a dejar pasar todo sin ir a declarar. Milagro dijo que entre las cosas que la torturaban estaba la idea de presentarse ante lo que ella todavía entiende que es un circo, no sólo de Morales sino de 500 años de dominación. “¿Ustedes vieron la película de Tupac Amaru? Tuve la sensación ese día de estar en esa misma escena, en medio de un tribunal. Cuando todavía no quería ir, decía por qué tengo que rendirle cuentas a estos gringos de lo que soy.”
“Creo que lo hay que hacer acá es esperar a la Corte Suprema”, dijo de pronto Zaffaroni. Silla mediante. “Esto es un disparate. Es la quiebra del Estado de derecho, es apartase de la forma del Estado de derecho y me parece que tendrían que empezar a pensar cómo se resuelve esto y cómo salir con el menor costo posible para ellos”.
Vuelven las escenas del juicio. Después, Milagro habla de su apellido, que le molesta que lo hayan violentado y lo hayan tirado al piso. “No lo tiran al piso –le dijo Zaffaroni–, lo están subiendo a todo el continente.” El juez de la Corte Interamericana le habla de un encuentro con las comunidades indígenas en el que habló de ella. Y de su caso como emergente de las nuevas formas de persecución. “Tu nombre ya está en todos lados, no lo estás tirando por el piso, lo estas levantado”.
Zaffaroni abandonó el penal a las seis de la tarde. “La vi muy bien”, contó. “Como todo liderazgo, cuesta asumirlo. Todo líder se siente muy solo y se siente que ya no es dueño de su existencia, sino que tiene que responder a las exigencias de lo que él mismo ha construido y muchas veces se construyen cosas sin pensar en eso. De repente, la gente te empieza a exigir y el rol que asumiste lo tenés que cumplir. Hay demanda de rol y hay una situación medio depresiva y medio problemática porque perdés la autonomía. Te estás debiendo a un colectivo y un colectivo cada vez más grande”.
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LA DEFENSA DE MILAGRO SALA RECURRIÓ AL MÁXIMO TRIBUNAL PARA CONSEGUIR LA LIBERTAD
La Corte Suprema tiene la palabra
Los abogados presentaron un recurso extraordinario para reclamar la libertad de Milagro Sala en base a que la dirigente social tiene fueros por ser integrante del Parlasur y en que su detención viola normas internacionales.
La Corte Suprema de Justicia debe definir si acepta las presentaciones de Milagro Sala. (Imagen: Leandro Teysseire)
Desde San Salvador de Jujuy
El 1 de diciembre, el Superior Tribunal de Justicia de Jujuy declaró la inconstitucionalidad de los fueros de inmunidad para Milagro Sala como diputada del Parlasur. Ese mismo día también confirmó su prisión preventiva. Aunque las apelaciones no habían incorporado elementos de la resolución de Naciones Unidas porque fueron previas, la decisión del STJ fue la primera respuesta de la Justicia jujeña a los reclamos internacionales sobre la libertad de la dirigente indígena de la Tupac Amaru. Los abogados de Milagro Sala, Luis Paz y Elizabeth Gómez Alcorta, presentaron ayer un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación para pedir la revisión de los fueros y la libertad. A partir de ahora, la Corte también queda interpelada para dar una respuesta.
Los abogados presentaron dos recursos. Uno por los fueros y otro por la prisión preventiva. Hay que decir que ya apelaron por los fueros y la prisión preventiva ante el Superior Tribunal de Justicia de Jujuy antes de octubre, cuando se expidió el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas que dispuso la libertad de Milagro Sala. Por eso, los fundamentos no incluyeron datos de esa resolución. De todos modos, los Supremos jujeños la conocían: recibieron los pedidos de informes con las nuevas noticias de manos del gobierno nacional, que así les había dado las llaves para resolver el caso con autonomía y salir del entuerto internacional al que se enfrentan ahora. No sirvió. Por lo menos hasta ahora.
La resolución del grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detenciones Arbitrarias y las comunicaciones de la OEA y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos forman parte ahora de los argumentos que usa la defensa de Sala para presentar los nuevos reclamos a la Corte Suprema.
Al comienzo, los jueces jujeños dijeron que Milagro Sala no poseía fueros como parlamentaria, pero no habían declarado la inconstitucionalidad de los fueros. Seis meses más tarde, el 1 de diciembre pasado, el Superior Tribunal de Justicia declaró la inconstitucionalidad, con lo que, además, subsanó un error de procedimiento. Dijeron que los fueros de Milagro Sala garantizados por el articulo 16 de la Ley 27.120 no podían equipararse a los de los diputados nacionales. Admitieron preferir hacer una lectura restrictiva de ese artículo porque de lo contrario, dijeron, el beneficio sería violatorio del principio de igualdad ante la ley, garantizado por el articulo 16 de la Constitución Nacional. Entre los argumentos, remitieron al antecedente Milman. Se trata de un fallo de la Cámara Nacional Electoral –que la Corte desestimó– que dispuso la inconstitucional de los fueros de los parlamentarios, pero en un caso que no alude a una persona sino a los parlamentarios en general. Este antecedente fue evaluado por el grupo de Trabajo de Naciones Unidas.
La defensa de Sala sostuvo que los fueros de arresto y de expresión no son privilegios de determinadas personas, sino que se trata de una tutela funcional o de garantías de funcionamiento que no están dirigidas a beneficiar a alguien en particular sino a garantizar el funcionamiento de organismos en el marco del proceso de integración regional, como el Mercosur, que se encuentra fundamentado en el articulo 65, inciso 24 de la Constitución.
“Las inmunidades parlamentarias, que constituyen el centro del debate que dio lugar a este Recurso Extraordinario, se hallan consagradas en los artículos 68 y 69 de la Constitucional.” Y “lo que nos interesa destacar es la relevancia de las inmunidades para el funcionamiento de los órganos deliberativos, como el órgano legislativo, que representan –por cierto– al pueblo, y que se contrapone con la idea de considerar a las inmunidades parlamentarias como privilegios personales. Estas consideraciones también alcanzan a los parlamentarios del Mercosur, en funciones. Es a todas luces evidente que el régimen establecido para los integrantes del Parlasur no implica la concesión de prerrogativas de sangre, ni de nacimiento, ni el otorgamiento de fueros personales o títulos de nobleza, en los términos del artículo 16 de nuestra Carta Magna. Por otro lado, las inmunidades en cuestión no solo no contrarían, sino que favorecen el principio de igualdad ante la ley”.
El ex juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni visitó a Milagro Sala en el penal del Alto Comedero el domingo pasado. El habló de “presa preventiva”. “Me parece que la solución puede ser la Corte Suprema en el caso de Milagro reconociendo los fueros”, explicó luego. “Sería lo menos desprolijo y lo menos costoso para el gobierno, que por otra parte podría decir que respeta la independencia judicial. Los fueros le fueron desconocidos hasta ahora por el Superior Tribunal de Justicia de la provincia. Espero que la Corte se ponga las pilas en esto y termine con este escándalo.”
El otro recurso es sobre la prisión preventiva. La defensa pide que se revoque la prisión que dictó el juez de control Gastón Mercau el 28 de abril, confirmada el 1 de diciembre por la Corte jujeña y en la que está detenida y acusada de extorsión, fraude al Estado y asociación ilícita. “La cuestión preventiva es violatoria de la presunción de inocencia y es arbitraria”, dijeron. “Su libertad no configura un peligro de fuga, ni un obstáculo para los hechos de la investigación.”
Esta segunda presentación, incorporó tramos de la resolución de Naciones Unidas. La Corte no suele discutir cuestiones de hecho y prueba en las causas, pero la defensa considera que el recurso es viable por la gravedad institucional de la que dieron cuenta numerosas declaraciones de organismos internacionales. “Nos parece importante que se expida el máximo tribunal sobre la situación de Milagro. La detención viola normas internacionales de garantía constitucional.”
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