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General: La nueva meca del contrabando de alimentos está al sur de Venezuela
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 04/07/2016 22:36

La nueva meca del contrabando de alimentos está al sur de Venezuela

Publicado: 4 jul 2016 19:56 GMT

Hace tres o cuatro años, muchos negocios de Pacaraima cerraron sus puertas. Ahora, el fenómenos de la escasez de alimentos en Venezuela ha estimulado la economía fronteriza con Brasil, gracias la peregrinación de guayaneses a ese confín para abastecer sus despensas de víveres.

Nazareth Balbás
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Son pocos los promontorios que quedan en el local. "En la mañana habían dos mil pacas de harina, dos mil de mantequilla, dos mil de arroz, tres mil litros de aceite", cuenta Heitor Dos Santos, un joven brasilero, dueño de uno de los 50 comercios que hay en Pacaraima, justo al cruzar la costura invisible que une a Venezuela y Brasil. Como todos los días, los venezolanos se llevaron casi toda la mercancía.

Pero no siempre fue así. Hace dos o tres años, cuenta, varios comercios de la zona cerraron sus puertas. Los locales de comida, souvenirs y casas de cambio fueron los únicos capaces de sobrevivir el embate de las bajas ventas, tan dependientes de las temporadas vacacionales. "Ése local que está al lado tenía ocho años cerrado y volvieron a abrir hoy. Lo que nos salvó fue que la situación con la comida en Venezuela se puso complicada", dice. La evidencia del milagro se muestra en los contenedores amarillos llenos de dinero que las cajeras acumulan a sus espaldas.

Nazareth Balbás

Cientos de venezolanos, en su mayoría provenientes de ciudades al sureste del país, recorren casi 600 kilómetros para abastecerse de productos en "la línea". Los autobuses parten de ciudades como Puerto Ordaz, y de allí emprenden el viaje nocturno de casi doce horas, deteniéndose a cargar pasajeros en las localidades de San Félix, Upata, Guasipati, El Callao, Tumeremo, Las Claritas y el Kilómetro 88.

"Esto en la mañana está hasta allá", afirma Heitor en perfecto portuñol mientras dibuja una línea imaginaria desde el inicio de la caja hasta el fondo de su local, ubicado en toda una esquina de la calle Suapi, a dos cuadras de la aduana principal: Shop Meu Garoto.com. Ahora son casi las 5:00 de la tarde y el recinto está vacío, a diferencia de los autobuses que a esa hora empiezan a cargar los pasajeros con sus bultos de vuelta a sus ciudades de origen.

Víctimas o verdugos

Los choferes, además del pasaje, cobran por cada bulto adicional. "Ahora están abusando y quieren pedir hasta 5.000 bolívares por saco", dice Francisco García, uno de los pocos compradores que quedan a esa hora en el local de Heitor. Él viaja en su propio carro con dos familiares y cada uno se lleva un bulto de arroz, uno de mantequilla y otro de pasta.

Los vendedores obtienen el producto a precios regulados, a través de mafias, y los expenden a precios que pueden alcanzar hasta 2000% de ganancia

Los precios, aunque elevados en comparación al precio oficial de los productos regulados en Venezuela, son más económicos de lo que se pagan en el pueblo donde viven. "Allá todo lo que se consigue, si es que se consigue, es de bachaqueo", agrega Francisco.

El 'bachaqueo' es el nombre con el que se denomina en Venezuela al contrabando de alimentos. Los vendedores obtienen el producto a precios regulados, a través de mafias, y los expenden a precios que pueden alcanzar hasta 2000% de ganancia. La crisis económica, acentuada por la caída de los precios del petróleo, ha agravado el fenómeno casi a la par de la escasez.

Esa dinámica ha escindido la cotidianidad a dos opciones: hacer largas colas para obtener algunos productos a precios regulados o pagar ingentes cantidades de dinero por los rubros de la cesta básica para no perder tiempo en las filas. El gobierno ha tratado de paliar esa situación con iniciativas de organización popular para garantizar, al menos una vez al mes, el acceso a los principales productos de la dieta venezolana mientras sortea las dificultades económicas azuzadas por la oposición política y los empresarios, que han apoyado un boicot silencioso con el propósito de presionar la salida del Presidente Nicolás Maduro.

Ante la situación, algunos prefieren llegar hasta el último confín del estado más extenso del país para no ser víctimas de los bachaqueros o, por el contrario, convertirse en verdugos y abastecerse de víveres para revender a precios especulativos. De todo hay en la viña del contrabando.

Peluquerías-abasto

Los comercios de "la línea" no ocupan más de cuatro cuadras y se pueden recorrer en pocos minutos. La oferta abarca agencias de lotería, abastos, farmacias, tiendas de ropa, caucheras, mayoristas de alimentos, agencias bancarias, casas de cambio. Sin embargo, casi todas tienen un denominador común: también ofrecen productos de la cesta básica.

Los maniquíes, pese a sus generosas protuberancias de fibra de vidrio, no tienen tanto protagonismo en los locales de venta de ropa como las cajas de aceite, de harina de maíz o de mantequilla. Ni siquiera los zapatos o los souvenirs con la bandera de Brasil son capaces de eclipsar la convocatoria de los víveres arrumados junto a camisetas, sostenes y pantalones stretch.

La Galería Linhares, por ejemplo, es una peluquería que ofrece su popular tratamiento de keratina brasilera y servicio de manicure, pero los venezolanos que se acercan sólo preguntan por el costo de las pacas de pasta de diez kilos, que se venden en 15.000 bolívares; o las de arroz, de 30 kilos, en Bs. 32.000. El salario mínimo integral en Venezuela, que incluye el bono de alimentación, es de Bs. 33.636.

Nazareth Balbás

El precio de la comida en la frontera varía según se cotice la moneda nacional frente al real, que ha oscilado en las últimas semanas entre 300 a 450 bolívares. La mayoría de los comercios aceptan tarjetas de crédito y débito pero cobran 7% adicional a cada factura, lo que hace más rentable realizar las compras en efectivo, morrales de efectivo. Los únicos billetes permitidos son lo de más alta denominación.

Escasez cero

La ilusión de recorrer anaqueles repletos de mercancía motiva a muchas familias a hacer el viaje. La peregrinación implica atravesar seis municipios del estado más extenso del país y el tercero con menos densidad de población: Caroní, Piar, Roscio, El Callao, Sifontes y Gran Sabana. Casi todo el camino es verde y más verde, apenas interrumpido por pueblos de vocación minera o asentamientos indígenas.

La gente de Las Claritas viene para acá y compra pacas y pacas para revenderle a los mineros

Antes de llegar a esa localidad, debe atravesarse el Parque Nacional Canaima por una carretera de dos canales, la Troncal 10, que en largos tramos está llena de baches y árboles caídos de la espesa selva húmeda.

Los habitantes de las poblaciones mineras que están más hacia el sur son las que se trasladan con mayor frecuencia a La Línea.

"La gente de Las Claritas viene para acá y compra pacas y pacas para revenderle a los mineros", continúa Heitor, "la semana pasada estábamos vendiendo el saco de azúcar en 27.000 bolívares y ellos lo pusieron allá en 60.000 bolívares. Hoy vinieron por más".

Las Claritas es uno de esos asentamientos y está a cuatro horas de Pacaraima por carretera. Es un pueblo de escasas calles de tierra amarilla, atestado de locales de compra y venta de oro y diamante, y colonizado por enjambres de motos que ofrecen su servicio exprés a las minas.

Pero lo que más abunda en ese lugar son los automercados. Los más grandes están regentados por dependientes asiáticos y tienen los anaqueles a tope de productos venezolanos y brasileros que se expenden, literalmente, a precio de oro. Los comerciantes pequeños están igual de bien abastecidos y los vendedores ambulantes no se quedan atrás: ponen sus mesas de plástico en plena calle exhibiendo los rubros que escasean en el resto del país: desde alimentos hasta medicinas.

"Ahora están viniendo hasta los sifrinitos de Puertos Ordaz", dice Yusmania Betancourt, habitante de la localidad y encargada de un negocio de compra y venta de oro. Al hablar de los "sifrinitos" se refiere a los jóvenes pudientes de Ciudad Guayana, la urbe más poblada del Estado y corazón comercial del estado Bolívar, quienes -según ella- no sólo van a hacer mercado sino a incorporarse al negocio de la minería en los fecundos yacimientos de la zona, abundantes en minerales y paludismo.

Le pregunto a un joven, con su batea a cuestas y las botas entintadas de barro, si le escandalizan los precios en Las Claritas y dice que no. "En la mina no hay nada caro. Una grama de oro paga cualquier cosa". En los pueblos del sur hay un país distinto, una Venezuela de pocos, donde la escasez es un mito pero El Dorado no.

Nazareth Balbás



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De: Ruben1919 Enviado: 06/01/2017 13:16

¿Sabe por qué escasea el pan en Venezuela?

Publicado: 26 ago 2016 23:02 GMT
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Todo el trigo que consume Venezuela es importado y subsidiado por el Gobierno. El procesamiento y comercialización está en manos de siete conglomerados privados. En todo el país hay 10.500 panaderías. Las empresas públicas pasarán a distribuir la harina en el ámbito local.

¿Sabe por qué escasea el pan en Venezuela?
Varias personas compran pan en una panadería estatal en Caracas, Venezuela, el 25 de junio de 2016.Mariana BazoReuters
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En medio de la guerra económica, el pan también escasea en Venezuela. Lo mismo que con otros productos, las personas deben hacer largas filas para adquirirlo, ya que las panaderías decidieron venderlo por horarios o condicionado a la compra de un producto adicional.

No obstante, máximo responsable de la Superintendencia Nacional de Gestión Agroalimentaria (Sunagro), el general Menry Fernández, aseguró a RT que los inventarios del trigo, que el Estado importa al 100 %, exceden la demanda nacional, por lo que no existen razones para el desabastecimiento del rubro.

Este superintendente explicó que el consumo histórico de harina de trigo, para la elaboración del pan es de 75.000 toneladas de trigo al mes. En julio se contaron 100.000 toneladas y en agosto, 110.000; en resumen, "el inventario actualaproximado es de 230.000 toneladas".

Un trabajador prepara pan de jamón en una pastelería en Caracas, Venezuela, el 30 de diciembre de 2011.Carlos Garcia Rawlins

Esas cifras corresponden a la importación de la harina, no al uso, con lo cual hay y ha habido trigo por encima del consumo nacional.

Entonces, ¿por qué escasea el pan en las panaderías de Venezuela?

Distorsiones del sistema

Sunagro gestiona el trigo que importa Venezuela para cubrir su demanda nacional y, con precios subsidiados, suministra la harina a siete empresas privadas, que controlan todo el proceso de elaboración del pan. De allí pasa a 20 empresas comercializadoras, que lo venden a las 10.500 panaderías del país. Esas firmas están ubicadas en la costa norte del país y no por casualidad, según el superintendente.

Varias personas compran pan en una panadería estatal en Caracas, Venezuela, el 25 de junio de 2016.Mariana BazoReuters

"La Venezuela de hoy tiene un proceso de distorsión de su modelo económico. Desde la aparición del petróleo y la asunción de la economía rentista, toda la infraestructura queda en manos privadas y estos empresarios obedecen a lo que acá se llama economía de puertos, por eso las procesadoras se ubican cerca de las costas", recuerda Fernández.

Otro dato que sirve para explicar las fuerzas que operan detrás de la guerra económica se puede encontrar en el hecho de que el 80 % de la capacidad agroindustrial de Venezuela pertenece a capitales privados.

El detalle

Un trabajo de campo realizado por la periodista venezolana Indira Carpio y cedido a RT aporta datos sobre cómo el entramado comercial afecta al comprador final de pan: un saco de 45 kilos trigo que expende el Estado está regulado en 8.000 bolívares, alrededor de 12,37 dólares; es decir, cada kilo de harina cuesta menos de un dólar.

Sin embargo, ¿cuánto cuesta el pan, cuyo precio está regulado? La periodista señala que, actualmente, las panaderías no cumplen con las regulaciones y que "el precio varía de acuerdo a la localidad, desde los 180 hasta los 370 bolívares".

Trabajadores llevan bandejas de pan de jamón en una pastelería, Caracas, Venezuela, el 31 de diciembre de 2011.Carlos Garcia Rawlins

Así, un pan de un kilogramo llega a costar poco más de dos dólares mientras que el pan popular, conocido como canilla y valorado en poco más de 25 centavos de dólar, está prácticamente desaparecido. Algunas de las opiniones que recaba Carpio indican que los dueños de las panaderías "no expenden pan canilla porque no le ven el queso a la tostada", una expresión popular para señalar que casi no obtienen ganancias por ese producto.

Revertir es la orden

Menry Fernández indicó que la primera tarea que les encomendó el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue asegurar la gobernanza del proceso y destrabar la comercialización de la harina de trigo, que controlan las empresas privadas.

Otro nudo crítico y que termina aumentando los precios de venta de los sacos de harina es que las empresas comercializadoras no cuentan con una estructura que les permita abarcar todo el país. "Los panaderos del interior deben costear los costos de traslados y acarreo de la harina de trigo y eso engrosa los precios finales", confirmó Fernández.

Entonces, el próximo paso será "abrir la red pública de distribución de harina de trigo panadero". Esto no significa, en opinión del jefe de la Sunagro "que vamos a sacar del negocio a la empresa privada", sino que "vamos a equilibrar los canales de distribución".

Los equilibrios

Para lograrlo, el Gobierno bolivariano cuenta con 25 empresas comercializadoras de las gobernaciones de estados, además de 38 distribuidoras que perteneces al programa de venta de alimentos subsidiados, conocido como Pdval. "Esas 63 empresas van a municipalizar la distribución del trigo panadero en todo el territorio", informó el superintentente.

Una medida adicional del Gobierno ha sido direccionar el uso del trigo. de este modo, el 90 % de los inventarios de cada panadería se debe utilizar para elaborar las diferentes variantes del pan salado que consume la población y el restante 10 % para dulces y pastelería.

Fernández explicó a RT que las panaderías también aplicaban un método detectado en la guerra económica: simplificación de la producción: "Solo hacían los panes más grandes, que vendían más caros, y no ofrecían otras opciones a los consumidores finales".

Quizá la tarea que más importa a la Sunagro, estima el general Fernández, es "romper la lógica del capital. Esas distorsiones vamos a corregirlas lo más rápido posible. Ya hemos puesto las reglas del juego".

 

Ernesto J. Navarro

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