Una encuesta reciente de la empresa Gallup mostró que apenas 38 por ciento de los estadounidenses aprueba la labor de Trump, mientras el promedio de sondeos que elabora el sitio RealClearPolitics le otorgó 45 por ciento de apoyo entre los ciudadanos y 50,2 por ciento de rechazo.
Las cifras lo convierten en el mandatario con menor aceptación en la historia norteamericana a un mes de su inauguración, de acuerdo con estudiosos del tema, a lo que se une una cobertura negativa de los medios frente a sus polémicas decisiones y planteamientos.
El bloqueo en los tribunales federales a la orden ejecutiva para evitar la entrada a Estados Unidos de ciudadanos de Irán, Iraq, Siria, Yemen, Somalia, Sudán y Libia fue de acuerdo con criterio de expertos, el acto más controversial del mandatario hasta la fecha.
En ese sentido, recibió dos golpes decisivos, el primero cuando el juez James Robart, del occidental estado de Washington, congeló dicho decreto y después en el momento en que esa decisión la ratificaron tres jueces de la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito, en San Francisco, California.
Uno de los reveses más significativos para Trump en las últimas semanas fue la renuncia del exgeneral Michael Flynn, asesor de Seguridad Nacional, ante alegaciones de que no informó de manera apropiada sobre sus conversaciones con el embajador ruso en Washington, Sergey I. Kislyak.
Entre los logros de Trump en el período, publicaciones especializadas señalan la confirmación en el Senado de la nueva secretaria de Educación, la multimillonaria Betsy DeVos, y de Scott Pruitt, quien estará al frente de la Agencia de Protección del Medio Ambiente.
También dio luz verde a la reanudación de las obras de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access, a pesar de las protestas de los ambientalistas y la oposición de los demócratas.
Durante un acto celebrado este sábado en Melbourne, Florida, el gobernante volvió a su habitual tono de campaña, y logró reunir allí a más de nueve mil personas, de acuerdo con estimaciones de la policía local.
En su discurso, Trump afirmó que 'la Casa Blanca funciona muy bien', una afirmación que según medios de prensa contradice los reportes de sus propios ayudantes, aliados y adversarios.
Trump mencionó en Melbourne un número de supuestos enemigos: los demócratas, terroristas, jueces, miembros de bandas y carteles de la droga, desconocidos que llegan desde otros países y sobre todo los periodistas.
El jefe de la Casa Blanca prometió allí reducir los impuestos a las grandes corporaciones, aumentar los gastos militares, disminuir las regulaciones destinadas a proteger el medio ambiente; así como reemplazar la Ley de Salud Asequible (Obamacare), aprobada en 2010 por el presidente Barack Obama.
Algunos señalan que el principal problema de Trump es que está más interesado en participar en campañas proselitistas que en dirigir el país, y según sus propios consejeros, es incapaz de centrarse en asuntos de Gobierno durante períodos prolongados, pues prefiere ver la televisión o llamar a sus amigos en Nueva York.
Las posiciones cambiantes y los frecuentes twits de Trump en diferentes aspectos de la vida política y económica del país, obstaculizan el control de la estructura del poder federal y la concreción de las medidas que debe adoptar, estima Josh Dawsey en un artículo publicado este lunes en RealClearPolitics.
Según, Niall Stanage, el presidente Trump conmemora su primer mes en la Casa Blanca golpeado por una serie de controversias, pero con una posición inflexible al aseverar que está cumpliendo las promesas que lo llevaron a la victoria electoral en las presidenciales del 8 de noviembre pasado.
Stanage recordó este lunes en el diario The Hill que la credibilidad del nuevo gobernante sufrió un fuerte daño, incluso el día de su estreno el 20 de enero, cuando el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, insistió, en que la audiencia asistente a la inauguración de Trump fue la más grande en la historia del país, a pesar de las evidencias en sentido contrario.