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General: ASÍ COMPRA MACRI A LOS JUECES ... Y A MASSA
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 17/07/2016 10:35 |
EL PAIS › LOS JUECES QUE DEBEN DECIDIR EL TARIFAZO PODRAN VOLAR GRATIS EN PRIMERA
Una dádiva oportuna
El gobierno dispuso que los jueces de la Corte Suprema que deben decidir sobre el tarifazo podrán volar en primera sin pagar. Luego de ese regalo de bodas, Macrì recibió en la Casa Rosada al presidente del tribunal Ricardo Lorenzetti, pese a que hay un litigio abierto que interesa al Poder Ejecutivo. El reglamento de la Corte sancionado durante la presidencia de Petracchi proscribe las audiencias con una sola parte. La respuesta social al tarifazo y el rol de CFK, en el corto y el largo plazo.
Por Horacio Verbitsky
Mientras solicitaba a la Corte Suprema de Justicia que convalidara los desmesurados incrementos de las tarifas de los servicios públicos esenciales, contra los cuales el jueves se produjo una rotunda protesta en todo el país, el gobierno nacional dispuso una dádiva para los cinco miembros del tribunal que deben resolver su pedido. El 9 de julio el Gerente de Aeropuertos de Aerolíneas Argentinas, Ricardo Lehmacher, envió por correo electrónico una circular a todos los jefes de Escala de la compañía aérea estatal comunicando el privilegio concedido. Su texto, que se publica en facsímil aquí dice que los ministros de la Corte Suprema Ricardo Lorenzetti, Elena Highton, Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti, y Fernando (sic) Rosenkrantz “tendrán derecho a upgrade a clase ejecutiva sujeto a espacio en los vuelos de nuestra empresa”. Rosenkrantz, quien aún no asumió su cargo, no se llama Fernando sino Carlos. Esto significa que los cinco jueces podrán comprar pasajes en clase turista y en cualquier lugar del mundo pasar a la clase ejecutiva sin abonar la diferencia, siempre que en ese vuelo haya asientos desocupados. Como la resolución no especifica la razón por la que se concede el beneficio ni el carácter de los viajes cubiertos, se aplicará no sólo a los de carácter oficial sino también a aquellos que forman parte de la vida privada de los jueces, es decir un fuero personal prohibido en forma explícita por el artículo 16 de la Constitución Nacional.
Una cita furtiva
Lorenzetti es un apasionado viajero de clase mundial, que pasa varios meses por año fuera del país, participando en encuentros de colegas, recibiendo doctorados honoríficos, dictando conferencias o paseando con su novia, a la que desposó el viernes. Según la oficina CIJ, que atiende la imagen personal de Lorenzetti, desde noviembre de 2015 viajó a Porto Alegre (diferencia entre clase turista y ejecutiva a precios de hoy, 5.614 pesos), Salamanca (51.585 pesos de diferencia hasta y desde Madrid), Washington (139.000 pesos de diferencia), Asunción (4.772 pesos más), Roma (otros 32.000 pesos en clase ejecutiva) y Tucumán (3.833 pesos más). En total, un bonito sobresueldo de 236.804 pesos en poco más de seis meses. Según la revista Noticias, desde 2011 Lorenzetti viajó con su novia a Río de Janeiro (seis veces), Punta del Este (tres veces), Miami (dos veces), Madrid (dos veces), Italia, Dubai, Qatar e India. AA no tiene vuelos a Dubai, Qatar e India, aunque sí llega a Roma, como escala previa. Cotejando los precios en clase turista y ejecutiva, si volviera a realizar esos viajes aprovechando la merced de Aerolíneas Argentinas el ahorro para el presidente de la Corte sería de 732.000 pesos, que rondarían el millón y medio de pesos si incluyera como es de presumir a su compañera de viaje, salvo que él aceptara la poltrona doble y dejara a su consorte en la clase turista.
Mientras espera el fallo de la Corte Suprema sobre el tarifazo, el gobierno prodiga una graciosa cortesía a sus miembros.
El martes, el presidente de la Corte visitó en la Casa Rosada al presidente Maurizio Macrì, en un encuentro del que ni el Poder Ejecutivo ni la Corte Suprema informaron. Se comprende, ya que habiendo un caso en el que el gobierno nacional es parte, esa reunión viola el reglamento de la Corte, por el cual los jueces no pueden verse a solas con una parte del litigio y en ausencia de la otra. La razonable prevención de no reunirse nunca con una sola parte del litigio fue adoptada durante la presidencia de Enrique Petracchi luego de la crisis de fin de siglo, con el propósito de transparentar las actividades del tribunal y recuperar el prestigio perdido en los años de la mayoría automática. Era una de las recomendaciones formuladas en el verano de 2002 por seis organizaciones de la sociedad civil en el documento “Una Corte para la democracia”, que inspiró las reformas adoptadas en los años siguientes por los tres poderes del Estado. Horas antes de la visita furtiva a la Casa Rosada, Lorenzetti y los demás ministros de la Corte firmaron un decreto en un expediente sobre el aumento de tarifas de gas, recabando informes a varios juzgados y al Estado Nacional sobre el nuevo cuadro tarifario y las causas en que fue impugnado, con lo cual la prohibición reglamentaria era de aplicación obligatoria. Distinto sería si se tratara de un encuentro protocolar, como la asunción de Macrì, la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso y los festejos del Bicentenario en Tucumán, o programado para analizar cuestiones de interés institucional concernientes a ambos poderes del Estado. Pero la revista Noticias sostiene que el motivo de la reunión de Lorenzetti con Macrì en la Casa Rosada “fue la judicialización del tarifazo” y “la embestida de Elisa Carrió. La diputada prepara un juicio político para la segunda mitad del año y entre los documentos que analiza están los gastos del juez y sus viajes por el mundo”, que de ahora en adelante serán menos onerosos.
Regalo de bodas
La notificación de Lehmacher no informa si el regalo de bodas fue una iniciativa del Poder Ejecutivo o de las autoridades de la empresa de bandera, lo cual no hace una diferencia, ya que AA es una compañía estatal y sus autoridades son designadas en forma discrecional por el gobierno, que en cuanto asumió dispuso el reemplazo de Mariano Recalde por la ex directiva de General Motors, Isela Costantini. Durante la campaña electoral el PRO había prometido terminar con los upgrades gratis y la nueva conducción lo oficializó, como recordaron empleados de la compañía en marzo, cuando el pase de cabina benefició a la esposa y el hijo del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, en un vuelo a Barcelona. Dietrich explicó que ese upgrade sería pagado por Air France, que canceló el vuelo que habían comprado sus familiares. En el caso de los jueces de la Corte, por el contrario, la resolución no habla de compensación económica alguna, sino del ejercicio de un derecho, cuyo origen no fundamenta. Al cierre de esta edición Lehmacher no había respondido a un pedido de información para esta nota sobre “las actuaciones administrativas labradas para la toma de esa trascendente decisión y quiénes intervinieron antes de usted, dentro y fuera de la compañía”. Pero es inimaginable que la responsabilidad resida en una instancia intermedia como el gerente de aeropuertos.
Las dádivas están contempladas en el Título XI del Código Penal sobre delitos contra la administración pública y se consideran una forma de cohecho. El artículo 257 amenaza con prisión de cuatro a doce años e inhabilitación absoluta y perpetua, al juez que las aceptara “para dictar o demorar u omitir dictar una resolución o fallo, en asunto sometido a su competencia” y el 259 prevé prisión de un mes a dos años e inhabilitación absoluta de uno a seis años, para “el funcionario público que admitiere dádivas, que fueran entregadas en consideración a su oficio, mientras permanezca en el ejercicio del cargo”. Por supuesto, antes sería necesario que los jueces fueran destituidos en juicio político, ocurrencia de alta improbabilidad en el actual contexto político.
El bolsillo y la boca
Pese al cortejo oficial, la Corte Suprema presentó al gobierno un cuestionario que vaticina dificultades. Como “medidas para mejor proveer”, el tribunal quiso enterarse si se tuvieron en cuenta los “principios de gradualidad y progresividad” para determinar los aumentos (su desconocimiento fue citado en 2009 por el ahora Procurador del Tesoro Carlos Balbín para impugnar los aumentos de hasta el 30 por ciento dispuestos por el anterior gobierno). La Corte también pidió informes sobre la tarifa social, su número de beneficiarios y su incidencia sobre el monto final a pagar por cada usuario; acerca de los criterios con que se concede o se niega la tarifa social a entidades de bien público, sin fines de lucro, y pequeñas y medianas empresas, en particular en las economías regionales; si al calcular las tarifas se tomaron en cuenta y con qué fundamentos técnicos, la distancia de los centros de producción, transporte y distribución y si se han considerado los ingresos del usuario y su grupo familiar. Al Poder Ejecutivo le será muy difícil responder estas sencillas preguntas, porque sin mayores estudios sólo pensó en mejorar los ingresos de las empresas, mientras la Corte considera el punto de vista de los usuarios que el gobierno desdeña.
Con el olímpico desdén por la legalidad que lo caracteriza, el gobierno nacional desoyó el fallo de la Cámara Federal de La Plata que suspendió el tarifazo porque no se realizó la audiencia pública previa obligatoria y dictó una nueva resolución, que pone un tope del 500 por ciento a los aumentos. La Cámara Federal debió recordarle que mientras no se realice la audiencia la suspensión sigue vigente. Por eso, el Poder Ejecutivo no puede aumentar las tarifas ni el 1000 ni el 500 ni el 10 por ciento. Al presentar el recurso extraordinario ante esa Cámara para llegar a la Corte Suprema, Aranguren cuestionó la constitucionalidad del requisito de la audiencia previa. Pero la columna vertebral de su recurso es el debate con el voto del juez Leopoldo Schiffrin, el único de la sala que no se limitó a las cuestiones formales. Este magistrado, de una cultura general y jurídica que excede la de cualquier juez de la Corte Suprema, de la que fue secretario penal, escribió que el “supuesto nuevo cuadro tarifario” es en realidad un cargo encubierto para que el Estado Nacional financie “los acuerdos de precios a los que llegó con las compañías de producción y transporte de gas”, lo cual carece de base legal. En su respuesta Aranguren sostiene que un servicio público esencial está en una situación de extrema gravedad por diversas razones (escasez del recurso, falta de inversiones en exploración y producción de gas y en obras de infraestructura para la expansión y el mantenimiento de las redes de transporte y distribución), lo cual pone en riesgo el abastecimiento de gas. Pero el ministro excluye de la definición de servicio público la fijación del precio del gas en el punto de ingreso al sistema de transporte (PIST), es decir en boca de pozo, por lo cual no habría obligación de llamar a una audiencia pública previa a la Resolución ministerial 28/16. Aranguren niega que los aumentos sean para financiar los gastos del Estado, pero admite que “son sumas que perciben las licenciatarias para comprar el gas que deben distribuir”, es decir recomponer la tasa de ganancia de las petroleras que lo extraen y comercializan. El ministro también especifica que transporte y distribución sólo explican el 30 por ciento del monto de la factura. El 70 por ciento restante es el valor del gas en boca de pozo, lo cual pone de relieve la absoluta irracionalidad económica y política de excluir nada menos que esta cuestión del análisis. Una pregunta obvia es por qué deberían ser “justas y razonables” las tarifas y no el precio que las petroleras cobran por el gas. Si se admitiera ese razonamiento, las audiencias públicas (tanto la que deberá convocar la autoridad administrativa, como aquella que acaso cite la Corte Suprema antes de pronunciarse) girarían sólo sobre temas menores. El diputado camporista Rodolfo Tailhade recordó que el precio en boca de pozo “es el negocio que el ministro le garantizó a Shell”, de la que es accionista. En su defensa, Macrì explicó que las acciones de Aranguren son una parte minúscula del capital de la transnacional anglo-holandesa, un argumento falaz que no sostendría en una reunión de negocios, ya que es obvio que una decisión que aumente la rentabilidad de la empresa no beneficia sólo a los accionistas principales sino a todos. Esos 16 millones de pesos en acciones podrán ser pocos para Shell, pero son muchos para cualquier argentino.
El costo de extracción es el agujero negro, que las petroleras ocultan y el gobierno nacional soslaya, sin que las provincias petroleras reclamen, porque cuanto mayor es el precio en boca de pozo, más se valoriza el 12 por ciento de regalías que perciben. La mayor perjudicada es la provincia de Buenos Aires, que no produce energía pero consume más del 40 por ciento del total nacional, pero la disciplina política amordaza al Hada Buena, que no dice esta boca es mía. En un artículo publicado en El Economista el ex subsecretario de Economía en el último gobierno de Perón, Carlos Leyba, sostiene que tanto “la política del secretismo y la sorpresa, característica del kirchnerismo” como la denominada “sabiduría del mercado en cuestiones estratégicas propias del menemismo”, han operado “contra el bien común”. A su juicio, “si el precio del gas en boca de pozo llegara a quedar fuera de las audiencias públicas, por la presión de la corporación de concesionarios petroleros, las mismas serán una farsa. El precio del gas es la cuestión principal”. Desde la privatización de hace un cuarto de siglo, el Estado no audita el verdadero costo de la extracción, ni las reservas y la producción. Todos esos datos que el Estado da por buenos proceden de las declaraciones juradas de las petroleras. Por eso, “seguramente las reservas están subestimadas y los costos están sobreestimados. Si fuera así, la ausencia del Estado en la generación de información, tendería a aumentar el estado de colapso y deja al Estado y a la sociedad indefensos frente a la presión de las petroleras”. Su conclusión es que “no podrá haber política energética ni política de precios y tarifas sostenible si no se pone en blanco y negro el precio del gas en boca de pozo. Sin esa información no podremos entender por qué con 7,50 dólares el MMBTU no aumenta la producción ni la exploración y por qué el precio promedio en boca de pozo que ha desatado la rebelión es mucho mayor al Henri Hub o al procedente de África aún en las últimas licitaciones que han aumentado casi el 40 por ciento por sobre las anteriores. Hay en juego 4 mil millones de dólares y un problema político de enorme gravedad”.
Las cabezas de los poderes Ejecutivo y Judicial, Maurizio Macrì y Ricardo Lorenzetti. A los besos.
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La Corte Suprema firmó un fallo contra un reclamo de empleados despedidos de la Autoridad federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) en el que establece que los juicios por despidos en el Estado no pueden tramitar en el fuero laboral, sino que deben ser resueltos en el fuero contencioso administrativo, que no cuenta con reglas procesales que protejan a los trabajadores y que es históricamente más permeable a las presiones y vientos políticos. La misma sentencia tiene un párrafo en el que el máximo tribunal se posiciona a favor del traspaso de la justicia nacional a la Ciudad de Buenos Aires, una reforma impulsada por el oficialismo y resistida por parte de la corporación y los gremios judiciales. La decisión lleva el voto de todos los supremos menos el de Elena Highton de Nolasco. Fue firmada el martes, mientras el Gobierno denunciaba a dos camaristas laborales que le habían advertido que no podía interferir en la paritaria bancaria y un día antes de un nuevo paro judicial en contra del controvertido traspaso.
La causa empezó con un recurso de amparo presentado por un grupo de empleados de la Afsca cuyos contratos -que eran temporales, en blanco pero por un año- fueron rescindidos el 30 de diciembre de 2015, con el recién llegado gobierno de Mauricio Macri. Los jueces de cámara del fuero laboral que estaban de turno durante la feria judicial incluso ordenaron reponerlos en sus cargos al considerar que sus despidos fueron arbitrarios y discriminatorios (por ser trabajadores nombrados con el kirchnerismo). Cuando volvieron los jueces titulares de la causa, de la sala VI, después de las vacaciones, anularon el fallo de sus colegas porque no había intervenido el fiscal pero afirmaron que el fuero laboral era competente. El Estado llevó esa discusión ante los jueces supremos.
El fallo de la Corte dice que el conflicto en juego no sucede dentro de “la órbita del derecho del trabajo” o ni se rige por las reglas “del contrato de trabajo privado” sino por la Ley de Empleo Público. El voto de la mayoría señala que tampoco se invocan “demandas fundadas en los contratos de trabajo, convenciones colectivas o disposiciones legales y reglamentarias del Derecho del Trabajo”. Esta es la postura que firman el presidente supremo Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda, Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. Highton de Nolasco firmó un voto en disidencia, a favor de los trabajadores y del fuero laboral. Desde el año pasado que la Corte viene firmando fallos contrarios a los reclamos de trabajadores. El que inauguró esta etapa de restricción de derechos fue un fallo contra un trabajador despedido del Correo tras una medida de fuerza: estableció que son ilegítimas las medidas de fuerza que adopten empleados que no estén agremiados y, por ende, sólo reconoció el derecho a huelga a los sindicatos. En otro caso, de noviembre último, los jueces de la Corte dejaron sin efecto un fallo de la Cámara Laboral que ordenaba la reincorporación de cuatro empleadas de planta de Lotería Nacional.
La jurisprudencia laboral está dividida en la discusión sobre cuál es el fuero competente cuando se discuten despidos en el Estado. El fallo de la Corte apuntaría a arrastrar a los jueces que dudan y promover el cambio de posición de los que defienden la competencia laboral. “Lo que sucede es que si interviene el fuero contencioso administrativo, que resuelve casos donde el Estado es parte, es intentar poner a los trabajadores a litigar como si estuvieran en pie de igualdad con el Estado, que es su empleador. A nadie puede caberle la menor duda de que un trabajador despedido del sector público, aunque haya estado contratado, le caben todos los principios del derecho del trabajo”, explica Luis Padin, que integra la Corriente de Abogados Laboralistas 7 de julio. “En contencioso hasta puede pasar que se responsabilice al trabajador por el régimen bajo el cual se lo contrató o por no quejarse, es absurdo, nadie puede decir que los trabajadores son cómplices”, agrega.
Por sus propias reglas de procedimiento, la justicia laboral está imbuida de un principio que protege especialmente a los trabajadores y que parte de la base de que se encuentra en una situación de desigualdad con respecto al empleador. En el fuero contencioso administrativo rige el código procesal civil, que no contempla esa diferencia y contempla a los empleados públicos como si estuvieran en una posición de igualdad con su empleador. A eso se suma que los juicios laborales, aunque son lentos suelen ser más cortos. Señalan los especialistas consultados que se resuelven en un promedio de cuatro años mientras que en contencioso pueden durar más de seis o siete. Padin explica que hay fallos laborales de los últimos tiempos tienden “sumar jurisprudencia de protección de los trabajadores de las acciones discriminatorias, como cuando son despedidos por razones políticas; en contencioso no va a pasar y la Corte esquiva el tema”.
“Lo que resolvió la Corte está en consonancia con la persecución a los camaristas Enrique Arias Gibert y Graciela Marino y con la intención del traspaso de la justicia del trabajo a la Ciudad de Buenos Aires. El objetivo es quitarle cada vez más injerencia a la justicia laboral. En este fallo, los jueces reafirman un precedente propio donde dicen que el fuero laboral es transitorio y pasará a la justicia de la Ciudad de Buenos Aires (por lo que las causas quedarían en el contencioso)”, advierte Mariano Przybylski, abogado de los despedidos de Afsca. El proyecto de traspaso de la justicia nacional a la ciudad empezará por el fuero penal ordinario, pero luego irá arrastrando a los demás. En relación al fuero del Trabajo, a menos que quede un fuero residual, podría desaparecer. El propio Macri comenzó a demonizarlo públicamente el año pasado en un discurso en el cual dijo que “la justicia laboral debe ser más equitativa, no tan volcada a encontrarle siempre la razón a una parte” (en alusión a los trabajadores) porque eso, advertía, “desalienta inversiones”.
Desde el punto de vista político, la clave está en la disidencia de Highton y en un párrafo puntual del voto de la mayoría a favor de la postura estatal. La jueza invoca y suscribe como si fuera dicho por ella el dictamen de la Procuración General, firmado por Víctor Abramovich, que dice que en realidad la Corte no debería ni siquiera hacer lugar al recurso extraordinario planteado por el Estado porque para eso se lo debería estar privando del privilegio de que el juicio transcurra en un tribunal federal. Pero para el procurador fiscal el fuero laboral es claramente nacional, y no hay nada que discutir. En cambio el voto de la mayoría dice: “no corresponde equiparar a los tribunales nacionales ordinarios con los federales para dirimir cuestiones de competencia ya que no puede soslayarse que el carácter nacional de los tribunales ordinarios de la Capital Federal es meramente transitorio”. Eso significa un claro respaldo al traspaso de los tribunales impulsado por el Gobierno.
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