Enfundado en un traje oscuro y con una corbata roja, Roberto Centeno saludó a los espectadores de Espejo Público desde su domicilio unas horas después de la tumultuosa rueda de prensa del presidente electo en Nueva York. Un rótulo lo identificaba por su papel durante la campaña presidencial de Estados Unidos: “Hablamos con el asesor español de Trump”.
Al escuchar a Pilar Cernuda menospreciar al equipo del presidente, Centeno respondió en tono colérico: “Ahí fue cuando decidí montar el pollo e ir a la yugular”, me explicó por teléfono Centeno unas horas después. “Chico, qué quieres que te diga, decidí ir a por ellos. ¿Acerté? Se lo dije a Susanna Griso. Si yo me hubiera comportado de forma políticamente correcta, el programa lo habrían visto los de siempre. Pero al hacer lo que hice se ha hecho viral y lo han visto hasta los pastorcitos”.
El impacto de la bronca me llevó a indagar un poco más sobre la enésima encarnación de Centeno, consejero delegado de la empresa pública CAMPSA durante los 80, polemista en televisiones y diarios digitales y catedrático emérito de la Universidad Politécnica de Madrid.
Yo había conocido a Centeno durante mis años en la sección de Opinión de El Mundo. Él ofrecía artículos sobre economía que el periódico le publicaba de forma esporádica. ¿De verdad se había convertido en uno de los asesores de Donald Trump?
Una primera búsqueda me reafirmó en ese escepticismo inicial. De los 426 tuits que citaban a Centeno y al presidente electo, 425 estaban escritos en español y uno en catalán. Su papel en la campaña no había dejado ningún rastro en los medios anglosajones. Tampoco en los medios hispanos de Estados Unidos que cubrieron la campaña de Trump.
El catedrático español nunca ha formado parte del consejo asesor de Trump para asuntos económicos ni del grupo de líderes hispanos que creó el candidato a mediados de agosto cuando amagó con suavizar su política sobre inmigración.
Esa primera búsqueda me llevó a escribir este hilo de tuits el jueves pasado. Unas horas después, Centeno me envió un mensaje directo diciendo que le gustaría hablar conmigo sobre el asunto. Quedamos en charlar por teléfono al día siguiente porque yo estaba a punto de subirme a un avión.
Al llegar a mi destino y encender el teléfono, me di cuenta de que Centeno había colgado este comunicado en su cuenta de Twitter. En el texto se define a sí mismo como “un mero colaborador voluntario” de la campaña, subraya que elaboró un informe con ideas para captar el voto hispano y asegura que siempre ha desmentido a quienes lo han presentado como un asesor de Trump.
“Yo no tengo ni la menor idea del impacto que puede haber tenido mi informe”, me dice Centeno. “El impacto puede haber sido nulo pero Trump hizo básicamente lo que yo le dije que hiciera. ¡Que no quiere decir nada porque Trump hace lo que le da la gana! Mi colaboración fue una cosa muy modesta. Como yo hay 500 o 600 tíos más. Que digan ahora que soy el archipámpano de Trump no tiene sentido. Pueden decir misa. Yo nunca lo he visto”.
El catedrático asegura que nunca se ha presentado como “asesor de Trump” y atribuye el sambenito a los programas de televisión que lo han presentado como tal. Pero la versión de Centeno ha ido cambiando desde el verano del año pasado, cuando empezó a presentarse como una persona cercana al presidente electo en diversos medios de comunicación.
El primer artículo que menciona el papel del catedrático en la campaña de Trump es este texto sin firma que publicó el 9 de agosto el medio ultra Alerta Digital. El artículo asegura que las intervenciones televisivas de Centeno “no han pasado inadvertidas” para el equipo del candidato republicano y explica que la campaña le ha pedido que participe en varios eventos electorales en el estado de Florida y que se desplace a Washington para una reunión.
Centeno mencionó por primera vez su papel en la campaña en este artículo publicado en El Confidencial el 12 de septiembre de 2016. “A principios de julio, un amigo, muy relacionado con petroleros tejanos y con quien trabajé en el pasado, me propuso colaborar en la campaña de Donald Trump”, escribe el catedrático, que dice que aceptó elaborar un informe a petición del entorno de Trump.
Centeno cita una conversación con el petrolero texano Carter Montgomery y presume de haber conocido a Paul Manafort, responsable de la campaña hasta mediados de agosto. Al final del artículo, dice que espera seguir el primer debate electoral “desde la Torre Trump en Manhattan, donde el optimismo es cada día mayor”.
Unas horas después de la noche electoral, Centeno fue más explícito durante una entrevista que publicó El Mundo, que lo presentó como “el español que asesora a la campaña de Donald Trump”. Merece la pena reproducir íntegra su explicación.
“He trabajado siempre en el mundo del petróleo, y dos petroleros texanos, Carter Montgomery y Sam Banks, que son íntimos de Trump y a los que conocí hace años en el Dallas Petroleum Club, me propusieron colaborar en la campaña para captar el voto hispano, que representa 17 millones de electores. Preparé un primer informe que les interesó mucho, por lo que me pidieron que me desplazara a sus oficinas de campaña en Manhattan, donde me entrevisté en tres ocasiones -una con el entonces jefe de campaña Paul Manafort, y luego con el equipo de éste- para profundizar en las ideas que les había sugerido”.
Esta versión no concuerda con lo que dice ahora Centeno. El catedrático español asegura que no conocía de antemano ni a Banks ni a Montgomery y que entró en contacto con ellos a través de un petrolero español con contactos en los servicios secretos cuyo nombre prefiere no desvelar. Centeno asegura que Montgomery y Banks son muy amigos del presidente electo. Pero sus nombres no están en ninguno de los consejos asesores de la campaña y ni uno ni otro han donado un centavo a la candidatura de Trump. El último candidato presidencial al que hizo una donación Banks fue John McCain en 2008. El último al que donó Montgomery fue George W. Bush en 2003.
“Ellos me dieron la dirección y yo mandé un informe”, me dice Centeno sobre su colaboración. Ese informe tiene 901 palabras e incluye tres mensajes para convencer a los hispanos de que merece la pena votar por el candidato republicano.
Centeno dice ahora que nunca llegó a hablar sobre el informe con Paul Manafort, el jefe de la campaña de Trump. Pero en septiembre escribió que se había entrevistado hasta en tres ocasiones con Manafort y con su equipo. ¿Cuál fue su verdadera relación con el equipo de Trump?
“Yo no conozco personalmente a Manafort”, me dice Centeno. “Pero sí he hablado con esta otra persona, John Regis, que está en el equipo de Steve Bannon y que de alguna manera colabora con él. En algún momento hablé con alguna otra persona pero no tengo aquí los nombres. Estuve en Nueva York una vez. Básicamente con Regis y con algún otro. Gente joven de la campaña que no era gente muy principal”.
- ¿Le llamaron porque querían comentar el informe?
- Bueno, digamos que yo me brindé a ir ahí y fui en una ocasión en agosto. Simplemente por comentar un poco cómo iban las cosas. Cómo iban las encuestas, cómo podían cambiar.
- ¿Y no vio en la Torre Trump el primer debate presidencial? En El Confidencial dijo que esperaba verlo en la sede de la campaña.
- Al final no, al final no.