Elías Jaua: Almagro al servicio de EE.UU. contra Venezuela
El diputado venezolano, Elías Jaua, aseguró en entrevista con La República de Uruguay, que Luis Almagro ha tergiversado su función como secretario general de la OEA “al convertir en una obsesión personal su deseo, o la orientación que le ha dado el gobierno de Estados Unidos, para sacar al presidente Nicolás Maduro de Venezuela”.
“Lamentamos mucho que un sudamericano se preste a un juego irresponsable”, agregó el diputado y expresó su anhelo de que Almagro “no tenga que llevar sobre su conciencia una intervención militar norteamericana sobre Venezuela”.
“Nosotros haremos todo el esfuerzo para que Venezuela no sea intervenida militarmente. Pero queda claro que el afán de aplicar la carta interamericana democrática, que ningún país de la OEA ha solicitado, el único que tiene un empeño en hacerlo es el secretario general Luis Almagro”, agregó.
Jaua fue contundente al asegurar que “la historia no absolverá a Luis Almagro” por prestarse a “un juego irresponsable” y ponerse “al servicio de los Estados Unidos”.
No dejó dudas al afirmar que “Luis Almagro es un funcionario al servicio de la estrategia norteamericana”. “Eso es cada día más evidente. Nunca había sucedido que un secretario general de la OEA confundiera sus competencias con sus aspiraciones o deseos personales”, expresó el legislador durante su visita a Uruguay para participar de una reunión en el Parlasur.
“Si la vemos en el contexto de la llamada Ley de Protección a los Ciudadanos Venezolanos, aprobada por el Congreso de los Estados Unidos, y el decreto ejecutivo de Obama, esto constituye una cobertura para una agresión de carácter superior de parte del gobierno de los Estados Unidos a Venezuela. La historia no absolverá a Luis Almagro de esa responsabilidad”, recalcó.
El legislador venezolano consideró que la estrategia de querer sacar del gobierno a Nicolás Maduro, no tiene que ver con una coyuntura económica específica “sino con una profunda reacción de las clases dominantes de querer truncar este proceso de democratización social, económica y política de la sociedad venezolana que ha promovido la revolución bolivariana”.
Almagro invoca Carta Democrática de la OEA contra Venezuela
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, invocó este martes el procedimiento para abrir la Carta Democrática del organismo contra Venezuela, un paso sin precedentes, que abre un capítulo de nueva arremetida contra la nación suramericana.
En un informe de 132 páginas publicado este martes, Almagro recurrió al artículo 20 de la Carta para “solicitar la convocatoria de un Consejo Permanente de los Estados miembros entre el 10 y el 20 de junio de 2016”, para según él "atender a la alteración del orden constitucional y cómo la misma afecta gravemente el orden democrático” (del país), como lo versa el documento de manera subjetiva, según informe de teleSur.
El titular de la OEA “sustenta” su afirmación de que esa supuesta alteración existe, en las denuncias de la Asamblea Nacional de Venezuela, de mayoría opositora, y por sus mismas conclusiones parciales.
“La Secretaría General de la OEA considera que la crisis institucional de Venezuela demanda cambios inmediatos en las acciones del Poder Ejecutivo (…) a riesgo de caer en forma inmediata en una situación de ilegitimidad”, afirma el informe publicado hoy por Almagro.
Ese documento describe la guerra económica que vive el país como una "crisis humanitaria que afecta el goce de los derechos sociales".
Activación de la Carta Democrática y sus consecuencias para el país
La Carta Democrática Interamericana es un mecanismo que se aplica en el caso de que se produjera una ruptura del proceso político institucional democrático o del legítimo ejercicio del poder por un Gobierno democráticamente electo.
Con la activación de la Carta Democrática Interamericana se abriría un proceso de reuniones y votaciones que podrían acordar la suspensión temporal del Estado Miembro y del ejercicio de su derecho de participación en la OEA. Para que ello se materialice se requiere del voto de los dos tercios de los Estados que conforman la Organización (34 países).
Por su parte, el embajador venezolano ante la OEA, Bernardo Álvarez,aseguró en Venezuela no existe ninguna situación fáctica que encaje o se subsuma bajo los supuestos de hechos establecidos en la Carta, “porque no existe una ruptura o alteración del orden constitucional".
Almagro y la democrazy del siglo XXI
Luis Salas Rodriguez.─ En El Caballero de la Noche asciende, la tercera parte del Batman de Chris Nolan, hay una escena que sirve como metáfora de la realidad que enfrentan muchos países cuando chocan de frente con poderes aparentemente superiores y eventualmente pocos escrupulosos en determinadas instancias internacionales.
La escena es una donde el doctor Jonathan Crane, oscuro psiquiatra con un otro yo terrorista conocido como El Espantapájaros, asume la conducción del “tribunal popular” instaurado en Ciudad Gótica tras la toma que hacen de la misma los mercenarios de Bane y Talia al Ghul (la hija de Ra’s al Ghul, fundador de la Liga de las Sombras) con el propósito de destruirla.
Y es que el juzgado de Crane en realidad es un dispositivo fascista que, en nombre de la democracia y la redención social, somete a todas sus víctimas –es decir, cualquiera que oponiéndose a los planes de Talía y Bane sea capturado– a una muerte segura. Solo que a primera vista o en apariencia esto no parece necesariamente así, pues aunque inevitablemente los acusados siempre son hallados culpables, pueden “escoger” su pena entre dos opciones: el destierro o la muerte. El asunto es que el destierro significa caminar sobre una delgada capa congelada que en invierno se forma en el río que rodea a Gótica, caminata muy corta ya que tras unos pocos pasos, el hielo se rompe y todos los que escogen esa vía para salvarse mueren congelados.
En un momento determinado unos policías recién juzgados escogen de manera digna la muerte directa a la vergüenza de la muerte por destierro. A lo que el juez Crane responde alterando las “alternativas” y los condena a “muerte por destierro”.
Y es un cambio emblemático, puesto que revela la medida del sometimiento de los habitantes de la ciudad dejando en claro el mensaje que quieren mandar sus nuevos dueños: no hay alternativa a lo que decidimos nosotros, así tengamos que montar por necesidad, pero puede también que también por simple perversidad, cierta apariencia de justicia democrática y libertad de elección.
Un ejemplo geopolítico de este tipo de justicia y práctica democrática lo vimos en Grecia a propósito del referéndum convocado por Tpsipras a efectos que la población griega –y no los alemanes– eligieran qué hacer con las medidas de austeridad exigidas por la troika europea. Sin embargo, todo fue una farsa, pues en realidad los griegos no tenían opciones. La única “opción” posible que tenían para “elegir” era “aceptar” las medidas. Ya conocemos ampliamente la desagradable historia. Les pasó como a los policías de Ciudad Gótica: escogieron la dignidad bajo cualquier precio en vez de la humillación de la austeridad. Pero los poderes fácticos se encargaron de demostrarles que no solo podían humillarlos pasándole por encima a su decisión, sino que también pueden –y en eso están ahora– hacerlos morir quitándoles todo.
Lo mismo les paso a los escoceses con su más reciente referéndum sobre la independencia del Reino Unido. Pocos días antes de las elecciones, las encuestas daban como ganadora a la opción del SÍ por la Independencia. Sin embargo, frente a esa eventualidad, los poderes fácticos de la Vieja Europa reaccionaron y amenazaron a los escoceses: “Ok, perfecto, ustedes pueden elegir ser libres, pero si eligen esa opción sepan que se quedaran sin trabajos porque sacaremos todas las empresas, se quedaran sin pensiones pues se irán los fondos privados que las administran, bloquearemos sus cuentas, nadie les prestará ni un Euro ni una libra, y así sucesivamente”. El Primer Ministro británico se los explicó de manera muy sobria, al mejor estilo inglés: “no podemos decirles qué opción votar pues ustedes son ciudadanos libres de elegir, pero lo que sí podemos decirles es qué les pasará si escogen la libertad”. El día de las elecciones el NO a la independencia se impuso.
Así las cosas, el “juicio” montado en la OEA por un Almagro al servicio de poderes para los cuales funge de simple títere (no es un rehén del derecho, como lo excusó Mujica, sino de una muy poderosa y siniestra Liga de las Sombras regional y global) es la réplica exacta de los realizados en la corte del doctor Crane en el sentido que está montado para que el procesado no pueda salir ileso de ella. Por un lado, se han dado a la tarea previa de asegurar el voto contra Venezuela de dos importantes miembros del jurado: Argentina y Brasil. El primero sin mucho esfuerzo, pues el gobierno de Macri hará el trabajo sucio con gusto. Y el segundo mediante un increíble golpe de Estado que no ha merecido, no obstante, la preocupación del Secretario General. A su vez, se han encargado de sobornar y amenazar al resto sin mucho disimulo, dando por descontado que países tan increíblemente garantes de la libertades civiles como Chile o preocupados por la miseria de sus habitantes como Colombia, votarán contra Venezuela en nombre de los derechos humanos.
Diera risa si no fuera trágico lo que se está tramando, contra Venezuela en primer lugar pero también contra toda la región. Y es que al igual que se hizo en Brasil, donde un grupo de diputados y senadores en nombre de la lucha contra la corrupción cambiaron la decisión democrática de 54 millones de personas para poner un gobierno cuyos miembros están todos involucrados en casos a cada cual más turbios, la OEA, por intermedio de su Secretario General, pretende saltarse el Estado de Derecho para sancionar a Venezuela porque supuestamente en ésta no se respeta el Estado de Derecho.
Pudiéramos decir pues que estamos entrando en una era donde ya no importa la democracia, en el sentido que las decisiones de las mayorías ya no son lo determinante ni los procedimientos establecidos en cada país para garantizarlas. Y esto lo decimos pues resulta claro que el gobierno del presidente Nicolás Maduro es legítimo desde todo punto de vista y hasta la fecha nadie ha demostrado lo contrario. Y resulta igualmente claro que solo el pueblo venezolano puede decidir su no continuidad, para lo cual cuenta con un mecanismo inédito en el mundo que es el referéndum revocatorio, que para activarse lo único que se necesita es que sus promotores lo hagan siguiendo la normativa desde hace años establecida para tal fin.
Sin embargo, tomando en cuenta la experiencia griega, la de los escoceses y la que enfrentan también los sirios a quienes se les quiere imponer a sangre y fuego una dictadura de mercenarios, sádicos y fanáticos en nombre de la libertad, puede que sea más sensato decir que estamos entrando en una peligrosa era donde el régimen político imperante ya no será la democracia, sino la democrazy. Un régimen de política bizarra donde deciden unos cuantos psicópatas el destino de todos y todas guardando una apariencia cada vez más cínica de democracia, un régimen donde el caos en lo cotidiano y la vida en general –porque es eso lo que han hecho con Venezuela, como con Siria y Grecia– se convierte en el caldo de cultivo de pasividad y resignación ciudadana ante imposiciones que en condiciones de normalidad sería más difícil hacerles aceptar.
Con OEA o sin OEA Venezuela debe ganar la pelea
Carlos Aznarez.─ En Venezuela y el continente no son tiempos para posiciones tibias ni edulcoradas. El imperio y la derecha regional vienen con todo y ya no hacen falta más pruebas sobre qué es lo que buscan y por qué están dispuestos a utilizar todos los medios posibles para lograr sus fines.
Lo cierto es que en varias de esas embestidas a las que nos están acostumbrando, vienen obteniendo ciertas cuotas de éxito. Se apoderan de gobiernos, provocan giros abruptos en las políticas que estaban en curso, y comienzan a aplicar las recetas neoliberales, esas mismas de los años 90, que habían sido relegadas por la irrupción de los pueblos y algunos mandatarios que los acompañaron.
Allí está el nuevo mapa latinoamericano y caribeño para demostrar que la intencionalidad de estos nuevos conquistadores no es temporal. No podemos mentirnos más ni seguir con discusiones bizantinas sobre si se acabó o no el ciclo de los gobiernos progresistas. Las cosas son como son: entre los gobiernos de derecha y los que sin serlo todavía, coquetean desvergonzadamente con los Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea, suman mayoría en la región. Las estructuras de integración regional están paralizadas y casi autistas. Desde la OEA, ese engendro impuesto por Tabaré Vázquez y José Mujica, llamado Luis Almagro, cumple prolijamente con lo que le imponen sus propias y muy reaccionarias ideas y el guión que el Imperio le ha escrito para la ocasión. La batalla diplomática hay que darla, pero no es la definitiva ni la más eficaz para no perder terreno.
Tenía razón el Comandante Hugo Chávez, cuando se planteó en su momento generar estructuras populares de milicias para que junto con las Fuerzas Armadas Bolivarianas se prepararan para contingencias de defensa de la Revolución. Lo que hace unos años parecía difícil de imaginar hoy está a la vuelta de la esquina. El enemigo sabe que Venezuela no es un terreno fácil de horadar, porque Nicolás Maduro no es Fernando Lugo, ni el pueblo que lo acompaña estaría dispuesto a aceptar golpes palaciegos sin lanzarse a la pelea en cada uno de los sitios donde todos estos años se ha ido construyendo poder popular.
No, en Venezuela todo será diferente a lo que últimamente hemos visto en Sudamérica. La población humilde, la que emergió como nunca con el proceso revolucionario sabe muy bien, que el nivel de revanchismo y odio de la oligarquía es de tal envergadura, que no habrá otra alternativa que defenderse con lo que se tenga a mano. Tiene mucha razón Maduro cuando se encomienda al pueblo, porque allí solamente está la posibilidad de salir airosos de una guerra integral (como ya está planteada) que no admite un final sin vencedores ni vencidos. Es lucha de clases sin maquillaje, y los conciliadores, social demócratas, pacifistas de ocasión u oportunistas están de más. O gana la Revolución o gana la Contrarrevolución, con todo lo que ello significa.
Por eso precisamente es que a nivel de la solidaridad continental con Venezuela hay que dejar de lado diferencias y críticas de por qué se llegó a este momento y encarar tareas de unidad revolucionaria para evitar, en primer lugar, que Venezuela Bolivariana sea destruida por una oposición interna que no duda en convocar a la intervención militar extranjera para saciar su revanchismo, sumado a la acción sostenida del gobierno de Washington, de sus multinacionales y lobbies de poder, que están dispuestos a transformar la tierra venezolana en un escenario similar a los que estamos acostumbrados a ver en Medio Oriente.
Es la hora de los que luchan y no de los que lloran, recordando al guerrillero Jorge Ricardo Masetti en el 87 aniversario de su nacimiento, y en ese sentido todo lo que decida a partir de esta instancia Nicolás Maduro (el comandante en jefe de esta contraofensiva antiimperialista) es fundamental. Ya ha dado un paso importante apuntando al corazón de esa Asamblea Nacional espúrea que constitucionalmente ha caído vergonzosamente en la figura de “traición a la Patria”, pero hace falta poner aún más el pie en el acelerador y obviar el “qué dirán”. Escuchar las voces que llegan desde las Comunas y los barrios más combativos, esos que están dispuestos a formar filas en la línea del frente, no titubear sobre la necesidad de endurecer la política para salvar la Revolución. Mandar al demonio a la OEA y sus alcahuetes, como hizo la Cuba digna de Fidel, exigiendo además la urgente conformación de un frente de rechazo con los países del ALBA.
Sobran las declaraciones de buena voluntad, lo que hace falta en tiempos de guerra es saber con cuantos hombres y mujeres se cuenta, y no esperar que los acontecimientos se precipiten de tal manera que cuando se quiera reaccionar ya no haya tiempo de hacerlo.
teleSur
Canciller: Almagro es un objetivo imperial para apoderarse de los recursos naturales de Venezuela
La ministra del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Delcy Rodríguez, expresó que no se puede aplicar la Carta Democrática Interamericana contra Venezuela "porque no hay un dimensión punitiva sobre los Estados".
"En Venezuela no hay ruptura del orden constitucional alguno", dijo la Canciller venezolana en rueda de prensa desde la Casa Amarilla Antonio José de Sucre, en Caracas.
En tal sentido, expresó que "la solicitud del Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) busca generar la alteración del orden constitucional, que afecte gravemente el desarrollo democrático del país".
Detalló que dicha carta no puede aplicarse, "han dado un uso fraudulento de la Carta, de darse la protección, debería ser al Gobierno, es decir al Gobierno Constitucional del presidente Nicolás Maduro".
También, añadió, que la actuación de Almagro como Secretario General, "es injerencista, extralimitando sus funciones, olvidando que dentro de ellas se aclara que no debe recibir órdenes de ningún Gobierno o autoridad alguna ajena a la organización".
En nombre del pueblo de Venezuela, Rodríguez advirtió, que Almagro se valió de un informe fraudulento donde se hacen señalamientos contra el Gobierno Bolivariano, que no es más que la recopilación de los tuits que ha ido publicando la oposición desde principios de este año.
Afirmó que se evidencia con total claridad el deseo del actual del presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, de que se viole la determinación del pueblo y se intervenga armadamente, causando gran malestar dentro del gobierno que lidera el presidente Nicolás Maduro.
En este contexto, expresó que esto no es más que una traición al Gobierno nacional, a la patria de Simón Bolívar, y al mismo tiempo a su legado histórico.
Almagro no da órdenes a Venezuela
"Señor Almagro, usted no eres quien para opinar sobre el Gobierno venezolano, usted ha hablado abiertamente de su deseo de que sea revocado del Gobierno venezolano, usted es un instrumento para cometer un objetivo y alterar el orden de Venezuela".
Rodríguez reiteró que se vive un proceso de persecución permanente hacia Venezuela, buscando el desprestigio y la creación de una imagen distorsionada del país en el exterior, dejando como prueba que los actuales poderes internacionales no están sujetos a ningún tipo de normas.
"Existe contra Venezuela una campaña que ha dejado una crisis social que buscando la intervención a este país y genera ante la comunidad internacional procesos de falsos positivos que vienen acompañados de operaciones mediáticas indetenibles".
En el contexto internacional, la jefa de Relaciones Exteriores de Venezuela hizo un análisis comparativo tras experiencias imperiales en otras naciones. Siempre las intervenciones militares han finalizado transformando a los países en víctimas de este juego".
Llamado a la conciencia al pueblo
Rodríguez alertó a la comunidad internacional de que el imperio ha decidido que es la hora de tomar los recursos de Venezuela, pidiendo que no ayuden a la campaña contra la patria hija de Hugo Chávez.
"Siéntanse orgullosos de ser venezolanos, no se sientan ni más ni menos que otro pueblo, porque es un honor nuestra historia, siéntanse orgullosos de ser parte de un pueblo que nunca se ha sometido y ha desarrollado amistades con estados en busca de la unión latinoamericana".
Fuente: MPPRE, 01 de junio de 2016.