El embajador de Chile en China Jorge Heine en la actividad del lanzamiento de la versión china de Tú eres un agua de cien ojos. (Xinhuanet/Guo Mengyan)
Jorge Heine, embajador de Chile en China
Se ha dicho que China es un país de poetas. Chile también lo es, y la poesía nos acerca y nos reúne, pese a la distancia. De ello ser así, estaríamos un poquito más cerca hoy, dada la publicación de una nueva antología de Gabriela Mistral en idioma chino, Tú eres un agua de cien ojos. Ella incluye cinco capítulos con 149 poemas de sus libros Desolación, Tala, Lagar, Ternura y Poema de Chile. Un sexto capítulo incluye doce textos de su prosa y un séptimo, cuatro anexos, con su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura en 1945, una breve biografía, fechas hito de la vida de la poetisa y una bibliografía de sus publicaciones.
El texto fue traducido por el destacado académico de la Universidad de Pekín, el profesor Zhao Zhenjian, quien también está a cargo de la traducción de otra antología de un eminente poeta chileno, Gonzalo Rojas, El sol es la única semilla, a ser publicada en julio. La cuidada edición es de Yan Shan Press, con unas notables ilustraciones de Isabel Hojas.
Zhao Zhenjiang, el profesor de la Universidad de Pekín y el traductor de Tú eres un agua de cien ojos.(Xinhuanet/Guo Mengyan)
La obra de Mistral no es una obra masiva, pero en sus poemas trasmite una fuerza, un vigor luminoso que se mantiene vigente, aún a los sesenta años de su muerte, que conmemoramos este año. Como Neruda, le cantó a su patria, a su Chile querido ( de cuya forma decía que, más que una espada, parecía la de un remo, ancho por el Norte, aguzado por Sur), pero también a la América morena, en varios de cuyos países, incluyendo Brasil y México, vivió y laboró. Como Neruda, también se desempeñó como cónsul de Chile, destinada a varios países de Europa y de América. Aunque originaria del Valle del Elqui, en lo que en Chile se llama el Norte Chico, como maestra de escuela que fue ( iniciándose de quinceañera), recorrió gran parte de nuestra larga y angosta franja, llegando hasta nuestra ciudad más austral, Punta Arenas, por el Sur, y a Antofagasta por el Norte.
El embajador de Chile en China Jorge Heine en la actividad del lanzamiento de la versión china de Tú eres un agua de cien ojos.(Xinhuanet/Guo Mengyan)
Lo que la lanzó a la fama ( y a la adopción de lo que fue su seudónimo en ese concurso, dejando atrás su nombre original de Lucila Godoy) fueron sus Sonetos de la muerte, premiados en los Juegos Florales de 1914 en Santiago. Nacida en un valle montañoso, tenía una especial fascinación con la cordillera de los Andes. Uno de los versos de su poema, “Valle del Elqui”, reza así :
Pende sobre el Valle, que arde,/una laguna de ensueño/que lo bautiza y refresca/de un eterno refrigerio/cuando el río de Elqui merma/ blanqueando el ijar sediento
Pero así como le cantó a Chile, le cantó al resto de nuestra América—en su poema “Sol del Trópico”, y otros,
Sol de los Incas, Sol de los Mayas,/maduro sol americano,/sol en que mayas y quichés/reconocieron y adoraron,/en el que viejos aimares/como el ámbar fueron quemados.
El investigador asistente del Instituto de Estudios de América Latina de la Academia de Ciencias Sociales de China, Wei Ran. (Xinhunet/Guo Mengyan)
Mistral fue el primer Premio Nobel de Literatura de Iberoamérica, y hasta ahora la única mujer de la región en recibirlo. Y esto nos lleva a la otra razón, más allá de su obra, de por qué es motivo de inspiración hasta hoy. Nacida en el lejano pueblo de Vicuña en el Valle del Elqui ( “entre 30 cerros”, le gustaba decir), de un padre de origen diaguita, maestro de escuela, y de una madre modista, se enorgullecía de su condición mestiza, que a su juicio definía la identidad de la América morena. El prototipo de la autodidacta, nunca estudió en la universidad, y su grado de maestra le fue conferida por sus méritos literarios, para permitirle ejercer la docencia escolar.
Y esta mujer humilde, nacida en lo más recóndito de la provincia chilena, llegó a ser reconocida como lo fue por la Academia Sueca, como la reina de la literatura iberoamericana, ”la grande cantadora de la misericordia y la maternidad”, su obra “expresión de la calma cósmica que envuelve a la tierra sudamericana”, y por Victoria Ocampo ( la gran dama de las letras argentina, que publicó Tala en Buenos Aires en 1938), quien al momento de su muerte, la describiría como “la más representativa, la más importante de las mujeres de Hispanoamérica de nuestra época”. Como señaló el Rector de la Universidad de Chile, Juan Gómez Millas, en su partida, “Luchó con un coraje invencible con la vida; había pedido las cosas sencillas que todos obtienen; en respuesta recibió dolores repetidos y profundos que transformó en sublimes expresiones de belleza; lo que la vida no le dio, ella se lo dio a sí misma y lo entregó a su pueblo para consuelo y purificación de todos los que sufren como enseñanza suprema”.
Ahora sus vibrantes poemas están disponibles para el público lector chino, que sabe lo que es buena poesía al verla.