BEIJING, 10 mar (Xinhua) -- China publicó el jueves un informe sobre la situación de los derechos humanos en Estados Unidos en 2016, en el que se pone al descubierto una vez más la contradictoria e hipócrita naturaleza del país norteamericano, que se considera a sí mismo "juez de derechos humanos".
Blandiendo "el bastón de los derechos humanos", Estados Unidos lleva tiempo ocupándose en atribuir responsabilidades a otros países por abusos en materia de derechos humanos, mientras que rechaza aparentemente reflexionar un minuto sobre su horrible situación en cuanto a los derechos humanos. Los problemas relacionados con los derechos humanos del país son una letanía de altas tasas de delincuencia, brechas de ingresos que se amplían, relaciones entre diferentes razas que empeoran y una contaminación del proceso político con dinero de empresas.
Con 693 presos por cada 100.000 habitantes, la tasa de encarcelamiento de Estados Unidos es la segunda mayor del mundo. El año pasado se registraron de 58.125 incidentes de violencia con armas a escala nacional, incluidos 385 tiroteos masivos, que dejaron 15.039 muertos y 30.589 heridos. La proporción de adultos que tienen trabajo a tiempo completo en el país está en su nivel más bajo desde 1983, mientras que uno de cada siete estadounidenses, es decir, al menos 45 millones de personas, viven en situación de pobreza.
No solo no tiene sus asuntos internos en orden, sino que, peor aún, Estados Unidos ha pisoteado repetida y agresivamente los derechos humanos en otros países, particularmente en Oriente Medio. Del 8 de agosto de 2014 al 19 de diciembre de 2016, el país lanzó 7.258 ataques aéreos en Irak y 5.828 en Siria, que causaron 733 incidentes con un número estimado de muertes civiles de entre 4.568 y 6.127. Hay un dicho en inglés que significa que no se deben criticar en otros los defectos que tiene uno mismo, pero parece significar poco para Estados Unidos.
No son solo sus propias culpas las que hacen que el retrato que Washington dibuja de sí mismo como un vehemente guardián de los derechos humanos sea ridículo e hipócrita. Su ignorancia selectiva del progreso real y continuo en derechos humanos de muchos países de todo el mundo, así como la flagrante tendenciosidad de su visión sobre esta materia, son igualmente risibles.
El 3 de marzo el Departamento de Estado del país publicó su informe anual sobre los derechos humanos en el mundo, como siempre, apuntando con el dedo a China y a otros países. No es una sorpresa que Estados Unidos crea que puede entrometerse en los asuntos internos de otros países en nombre de los derechos humanos.
Lanzando acusaciones infundadas e irresponsables sobre los derechos humanos en China, Estados Unidos cierra los ojos al hecho de que China, que es el país con más población del mundo, ha satisfecho las necesidades básicas de sus más de 1.300 millones de habitantes y ha librado a más de 700 millones de personas de la pobreza.
La protección del derecho al desarrollo de todos los ciudadanos ha sido siempre la máxima prioridad para el gobierno chino.
Entre los esfuerzos realizados, China ha implementado una serie de leyes y normativas para proteger a su pueblo, sobre todo a las minorías étnicas, las mujeres, los niños, los ancianos y las personas con discapacidad.
La visión china sobre los derechos humanos, que da gran importancia al derecho al desarrollo, va en la línea de los requisitos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Durante su discurso en una sesión de Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en febrero, el secretario general de la ONU, António Guterres, pedía que se hagan más esfuerzos para asegurar una atención igual a los derechos económicos, sociales y culturales.
La Agenda 2030 proporcionó una plataforma ideal para demostrar el compromiso con todos los derechos humanos, y su núcleo es el derecho al desarrollo, dijo Guterres.
Sin embargo, para servir a su propia agenda política, un predicador desde hace mucho tiempo de los derechos humanos niega que el derecho al desarrollo sea un derecho humano inalienable y, en cambio, destaca unilateralmente los derechos políticos mientras ignora los económicos, sociales y culturales.
Como comunidad de futuro común, los países de todo el mundo deben recordar que los derechos humanos para todos solo pueden ser mejorados mediante el diálogo y la cooperación sobre la base del respecto mutuo, la igualdad y la confianza, no con una burda confrontación y prejuicios y señalando a otros.
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