El Barça protagonizó ante el PSG una de las páginas más sensacionales en la historia del fútbol. Su 6-1 quedará en la memoria azulgrana para siempre. Decía Luis Enrique que él lo que quería era pasar la eliminatoria, no entrar en la historia, Pues bueno, gracias a sus hombres ha logrado las dos cosas. La gente explicará que estuvo presente el día del PSG. El Camp Nou se ha convertido en el teatro de los sueños imposibles que se convierten en realidad. La gente no se movió se su sitio en el estadio, vitoreando a sus héroes. Ellos también ayudaron a levantar el 4-0 de París. ¡Cómo celebró todo el equipo el gol de Sergi Roberto! Sí, ser del Barça es lo mejor que hay, hay que gritarlo con fuerza.
El mundo del fútbol le debe una disculpa y un aplauso al Barça. Desde Raymond Domenech que les menospreció, a la UEFA que daba cero posibilidades de superar la eliminatoria a los azulgrana. Que poco que les conocen a estos fenómenos. La historia más maravillosa que se ha escrito jamás tiene todavía mucho recorrido. La inyección moral de este 6-1 es incalculable. Su corazón es tan grande que no han podido con ellos. Ya les avisó a todos Gerard Piqué, que acudieran al Camp Nou porque sino se iban a perder la remontada más increíble de la historia del Barça y del fútbol. Cuánta razón tenía ‘Piquenbauer’. La gent blaugrana se quedó en su sitio, no dejó de animar hasta el final.
El Barça dejó claro su orgullo, la calidad de sus hombres, hasta el final. Nunca se rindieron. Lucharon hasta la extenuación en busca de una remontada difícil pero que cómo dijo Luis Enrique iba a estar cerca. Tan cerca que al final se consiguió.
BARçA-PSG: UN ÁLBUM DE FOTOS PARA LA HISTORIA
Con el 3-0, tras los goles de Suárez, Kurzawa (p.p), y Messi , el PSG temió lo peor pero se creyó salvado por el golazo de Cavani. Pero luego llegaron los dos tantos de Neymar y el delirio con Sergi Roberto. El Barça arriesgó desde el primer minuto hasta el último y, pese a estar cerca de la muerte, se aferró a la vida. Y sobrevivió. En gran parte, gracias a una afición indesmayable que puede presumir de que parte del pase es suyo.
Buen botín
El Barça jugó una primera parte para creer en el milagro, en la remontada. Luis Enrique sacó un equipo ambicioso que desde el primer minuto dejó claro que nada era imposible, que soñar estaba permitido. Sobre todo cuando llegó el 1-0 que abrió las puertas de la gloria. Fue un gol de Luis Suárez que aprovechó un despiste en un mal despeje de Thiago Silva. Su cabezazo lo empujó todo el equipo, todo el Camp Nou. Y el balón entró en la meta de Trapp. No hizo falta utilizar la tecnología de gol, se vio claramente que el balón había traspasado la línea de meta. No se habían cumplido ni los tres minutos. El estadi rugió: “Sí, se puede”. Y era cierto.
A partir de ahí, más con el corazón que con la cabeza, más por intensidad y lucha que por fútbol, planteó un asedio que merecía mayor premio del que ofrecía el marcador, la escasa ventaja de un solo gol. Ter Stegen era un espectador. Había seriedad defensiva y se presionaba sin descanso. Los once primeros héroes que saltaron al campo dejaban claro que se iban a dejar la piel, que iban a darlo todo.
Lo cierto es que el PSG acusó el empuje azulgrana. El fútbol directo, sin virguerías, buscaba el ‘KO’ del PSG. Daba igua como llegara. Lo cierto es que se llegaba pero faltaba el último pase, mayor acierto en el remate. Los franceses sólo ofrecían peligro en jugadas de estrategia, sobre todo, en saques de esquina..
Luis Enrique había salido con un equipo sin laterales, con tres centrales como Mascherano, Piqué y Umtiti (soberbios en su implicación). El resto de equipo trataba de protegerles con el trabajo a destajo de Rakitic y Rafinha.a, que junto a Busquets e Iniesta se apoderaron de la zona ancha. El PSG sólo podía frenarles a base de faltas.
Gol para creer
Y así se llegó a la parte final de la primera parte. Hacía falta otro gol para cumplir el plan inicial de llegar al descanso con un 2-0, remontando la mitad de la ventaja francesa. Cuando menos se esperaba se produjo el pequeño milagro de Iniesta. Andrés, si él, le ganó la lucha cuerpo a cuerpo a Marquinhos, tocó el balón de tacón dentro del área pequeña y Kurzawa batió a su propio portero al tratar de despejar el balón. “Sí, se puede” volvió a gritar un enloquecido Camp Nou mientras resonaban los gritos de “¡Barça, Barça!. Fue la locura generalizada empezando por un Luis Enrique que dio saltos de alegría en su zona. Todo el banquillo de abrazó.
El Paris Saint Germain acusó el golpe, se veía en las caras de sus jugadores, en el nerviosismo de su técnico Unai Emery que se había equivocado de salida con su alineación (no puso a Ángel di María que en París destrozó al sistema defensivo del Barça). Respecto a su planteamiento no tuvo tiempo de presentarlo porque a los tres minutos ya perdía por un gol y les entró el miedo.
La segunda parte empezó con el Barça en el campo esperando a que saliera el PSG. Los franceses lo hicieron parsimoniosamente, con la consiguiente multa de la UEFA. Parecían atemorizados. Aunque empezaron de una forma distinta que en la primera parte. Ahora presionaron la salida del balón del Barça.
¡¡¡¡¡¡¡¡Tres a cero!!!!!!!!!
Fue un espejismo. El tiempo que tardaron entre Iniesta y Neymar en ‘fabricar’ un penalti decisivo. Andrés le dio al brasileño un pase interior al brasileño, Meunier resbaló y en su caída derribó a Ney. El colegiado acabó sancionando la acción con pena máxima por indicación del juez de gol. Messi la rompió desde los 11 metros. Batió a Trapp. ¡El Barça ganaba por tres a cero y quedaban muchos minutos por delante!
Todo pudo saltar por los aires porque Cavani remató al poste tras centro de Meunier. Esta vez la suerte estuvo del lado azulgrana. Tras todo lo vivido en París era de justicia. Unai metió a Di María y se notó.
Pero el internacional uruguayo no perdona dos veces. Y así aprovechó un balón que Kurzawa le ganó a Rakitic para batir a Ter Stegen con un trallazo. Era el gol que necesitaba el PSG, no sólo para asegurar su ventaja sino también para explosionar el globo de la presión del Camp Nou. El Barça acusó el tanto y el público que llenaba el estadio también. La sensación de remontada se enfrió mucho. Y aún, otra vez, Cavani pudo hacer un mayor estropicio pero Ter Stegen salvó su remate con el pie. Había vida, quedaba tiempo para la gesta, pero cómo se había complicado.
Doblete de Neymar
Lucho dio entrada a Arda y Gomes por Iniesta y Rakitic en busca de dar mayor vigor al juego. Neymar culminó su partidazo con un gran gol que logró de saque de falta directa y transformando un penalti que colocó el marcador en un 5-1 esperanzador a cinco minutos del final, los cinco de descuento que decretó el árbitro. Y entonces aparecieron Neymar y Sergi Roberto,que también había entrado, para firmar el 6-1. El delirio. El milagro. La vida
La historia del hincha del Barça que se fue del estadio al minuto 83
Para evitar el tráfico, Cris Rolandus abandonó el Camp Nou antes de la remontada histórica.
Por: LA NACIÓN / GDA |
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La remontada de Barcelona este miércoles ante el PSG por los octavos se metió en la historia de la Champions League. Los que estuvieron en el partido entre las 90.000 personas que colmaron el Camp Nou se lo contarán a sus hijos y a sus nietos. Todos menos Cris Rolandus, un hincha del Barça holandés que viajó desde su Rotterdam natal para ver el partido.
Rolandus decidió abandonar el estadio en el minuto 83, cuando el partido estaba 3 a 1 en favor del conjunto catalán y al equipo de Luis Enrique aún le faltaban tres goles para lograr la clasificación. Cinco minutos después Neymar convertiría un golazo que volvía a poner a los blaugranas en carrera.
En declaraciones al diario AD.nl, el hincha de Barça más triste este jueves confesó: "Cuando ya estaba casi afuera del estadio, vi que el partido se ponía 4 a 1. 'Bien', me dije porque pensé que ya casi había terminado".
Ya afuera del estadio se enteró del penal que le permitió a Barcelona quedar a un punto de la hazaña. "Mis familiares y amigos me escribían mensajes emocionados, pero les tuve que confesar que había dejado mi asiento", contó.
En ese momento, Rolandus decidió correr hasta el bar más cercano para por lo menos ver los últimos instantes por televisión. Tampoco tuvo suerte y terminó viendo el gol histórico de Sergi Roberto a través de un vidrio porque el local estaba lleno.
"Estaba completamente fuera de mí. Me quedé el resto de la noche mirando la nada misma. Tarde horas para volver al departamento lo que habitualmente me toma minutos", dijo el pobre Cris después de la desilusión de perderse el final.
"Un espectáculo así nunca se va a repetir. Compré por 105 euros el 'ticket' hace más de un mes y estaba muy desilusionado después del 4 a 0 en París. El dolor se hace más insoportable porque encima Sergi Roberto corrió exactamente a dónde estaba yo, en la fila 8", concluyó resignado el hincha.
Desbocado, marcó una falta directa que él provocó, transformó un penalti y dio la asistencia del 6-1. Pero además provocó faltas y remató otra vez a puerta.
Sin duda, fue la gran noche de Neymar como jugador del Barcelona. La noche en la que, al fin, se pudo llamar con todas las letras heredero de Messi. El brasileño jugó un partido estratosférico, pero de su día mágico quedará sobre todo ese rapto de casi diez minutos en los que fue capaz de cambiar el signo del partido casi en solitario. Neymar, señalado tantas veces por cierta artificialidad en su juego, fue a por la yugular del partido. Desbocado, él metió al Barça en la eliminatoria de nuevo con su gol de falta directa que supuso el 4-1. Supo calentar el partido pero también enfriarlo. Ser punzante pero también tener la cabeza fría. Sin duda, fue el futbolista que mejor conectó con la atmósfera de la grada, levantarla de los asientos después del 5-1. Y como premio, por ser el futbolista que más creyó, porque sin duda fue el que nunca dejó de creer en la remontada, se llevó el premio a Man of the Match y agigantó su prestigio. Neymar tuvo 549 segundos mágicos. Así fueron.
En el 85.30 remató con la izquierda un balón que Aurier despejó como pudo a córner. Él mismo sacó de esquina y él mismo, después de varios rechace, estaba de nuevo en la frontal para rematar.
En el 86.45, nada más sacar de esquina, le hace falta Di María cerca de la frontal.
En el 87.28, Messi ni se acerca y queda en solitario para lanzar la falta. La transforma por la escuadra.
En el 90.09 marca el penalti cometido a Suárez con calma. “Me concentré mucho para ese penalti”, dijo luego a los micrófonos de Ricardo Rosety en beInSports.
En el 91.00 da un taconazo hacia Sergi Roberto, aunque la pelota sale a saque de banda.
En el 92.00, después de hacerle un sombrero a Aurier, el colegiado Ayketin para el partido para que entre Krychowiak. El brasileño, molesto, pega un pelotazo en dirección del cuarto árbtitro.
En el 93.00 provoca una falta de Aurier, al que Emery había puesto en el campo para contener al brasileño, que estaba desbocado
En el 94.39 tiene la sangre fría para, después de sacar una falta, recoger el rechace y recortar a Verratti, con lo que el balón acaba en su pierna mala, la derecha. Pero templa bien y Sergi Roberto marca.