El 17 de marzo de 1992 a las 14.50, una furgoneta conducida por un atacante suicida y repleta de explosivos impactó contra el edificio de la embajada de Israel en Argentina. La colisión causó 29 muertos y decenas de heridos y se convirtió en el primer atentado por motivos religiosos que tuvo lugar en el país. Dos años más tarde, otro ataque en el edificio de la mutual judía Amia mató a 85 personas. El ataque en la embajada no sólo causó daños irreparables en el edificio, que fue demolido para dar lugar una plaza conmemorativa, sino también en un asilo de ancianos, una iglesia católica y una escuela. Entre los fallecidos había argentinos e israelíes, pero también un italiano, un uruguayo, un boliviano y un paraguayo. Este viernes se conmemoraron los 25 años del horror, con la presencia de altos funcionarios de los gobiernos de Argentina y de Israel. Por la mañana, el presidente Mauricio Macri recibió a sobrevivientes y familiares de las víctimas.
Por la tarde, en la esquina de Suipacaha y Arroyo, donde estaba ubicado el edificio, se realizó un acto en el que participaron, entre otros, la vicepresidenta Gabriela Michetti, los ministros Susana Malcorra, Patricia Bullrich y Pablo Avelluto; el director general de la Cancillería de Israel, Yuval Rotem y el embajador en Argentina, Ilan Sztulman. Michetti adelantó que desclasificarán los archivos secretos de los atentados y afirmó: “Los funcionarios de este gobierno trabajamos denodadamente para que la justicia y la verdad estén sobre la mesa”, y añadió que “la paz triunfa sobre el terrorismo”.
El discurso más fuerte de la tarde fue el de Rotem, quien dijo que “debajo delas ruinas, de las manchas de sangre, hay una lección: Irán planificó el atentado y con su brazo ejecutor Hezbolah fue quien lo perpetró. En Amia la consecuencia fue más terrible, 85 muertos y más destrucción. El terror de nuestros amigos en la embajada y de nuestros hermanos en la AMIA saben que no descansaremos y que la mano que se levanta contra nosotros será destruida algún día”. “El terror no es una fuerza anónima, hay un brazo que dirige, una fuerza que planea, un brazo ejecutor, todos son responsables. Hay quienes intentan negar la realidad y la responsabilidad, la lucha debe crear infraestructura internacional y cooperación”, cerró el diplomático.
“Finalmente comprendimos que no fue un atentado a la comunidad judía, sino contra todos los argentinos”, sostuvo Macri por la mañana al saludar a unos 50 familiares y sobrevivientes argentinos e israelíes del atentado en la residencia de Olivos. El mandatario estuvo acompañado por el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural Claudio Avruj y destacó: “De aquel salvaje atentado han pasado muchos años, que no han hecho otra cosa que acumular dolor, frustración, desilusión, porque a pesar de lo que han batallado los sobrevivientes y familiares, seguimos sin tener culpables”.
Avruj, por su parte, señaló que “este es un momento de llamado a la reflexión y a la conciencia, teniendo en cuenta que aquel atentado estuvo dirigido a toda la sociedad argentina”. Y agregó que “el terrorismo fundamentalista internacional violó nuestra soberanía, provocando muerte, dolor y daño a civiles e inocentes. Nuestro compromiso hoy es con la memoria, por la lucha contra la impunidad y por construir una sociedad basada en los valores del respeto a la vida y a la libertad”. “En la sociedad argentina de hoy y de mañana no puede haber dolores de unos y de otros. Frente a las tragedias que nos suceden, no podemos ser ajenos. Somos todos víctimas de este atentado”, destacó el cargo.
“El atentado abrió un agujero que no se cerrará hasta que haya justicia”