En declaraciones a periodistas en Bagdad, el general estadounidense Stephen Townsend, comandante de la denominada Fuerza de Tarea Conjunta Combinada en este país, reconoció la existencia de indicios de que la aviación aliada pudo ejecutar el bombardeo del pasado 17 de marzo.
Organizaciones humanitarias estimaron que al menos 150 personas perecieron a causa de la agresión aérea contra barrios del oeste de Mosul, la segunda ciudad iraquí y capital de la provincia de Nínive, pero la Defensa Civil nacional aseveró que la cifra de fatalidades fue mucho mayor.
'Probablemente tuvimos un rol en aquellas bajas', dijo por teléfono Townsend, quien acotó que, 'si aquellos inocentes murieron, fue un accidente de guerra no intencional'.
El oficial señaló que el reciente aumento de las bajas civiles, de muertos y heridos, en Mosul era 'claramente predecible' debido a que en la parte oeste de la urbe hay barios densamente poblados que los combatientes del EI están defendiendo contra las tropas gubernamentales.
Sin embargo, a las críticas de sectores humanitarios, Townsend alegó que el edificio atacado hace 12 días 'no pudo haber sido demolido por una única bomba', y dejó entrever la posibilidad de que ese daño tan extenso haya sido causado por un camión bomba del Daesh, acrónimo árabe de EI.
Tampoco descartó la idea de que los civiles fallecidos fueran 'forzados' a permanecer en el inmueble por los extremistas, a los que desplazados han acusado de utilizar a residentes en Mosul como escudos humanos para frenar el avance de las tropas leales a Bagdad.
El Pentágono afirmó que abrió una investigación para esclarecer el ataque letal, toda vez que evidencias recabadas sobre el terreno apuntan a 'un alarmante patrón de que los bombardeos aéreos de la coalición han destruido casas completas con todas sus familias dentro'.
Ayer, el presidente del Consejo de Representantes (parlamento) de Iraq, Saleem Al-Jubouri, y el representante del secretario general de la ONU para este país árabe, Jan Kubis, discutieron en esta capital la necesidad de coordinar mejor los bombardeos aéreos para evitar bajas civiles durante la ofensiva contra el Daesh en Mosul.
Fuentes legislativas señalaron que Kubis insistió en la necesidad de ser más precisos a la hora de dirigir los ataques aéreos y tomar en cuenta la densidad de población de la urbe, además de prometer que la ONU procurará brindar todos los medios de ayuda para los desplazados en Mosul.
Al-Jubouri, por su lado, urgió a las entidades humanitarias y a la propia organización mundial a emprender todo los esfuerzos posibles para asistir a los desplazados, y proveerles alimentos y atención médica en las instalaciones habilitadas para albergarlos.