Si bien su popularidad nunca fue alta, una encuesta difundida recientemente reveló que sólo 10,3% de la población aprueba el gobierno de Temer, 4 puntos menos que octubre. En este tiempo, el Gobierno fue golpeado por escándalos de corrupción que motivaron la renuncia de nueve ministros: uno por mes.
Existe el debate en Brasil acerca de si Temer termina o no el mandato en 2018 ya que su baja popularidad es vista como un problema para los sectores que impulsaron el juicio político a Rousseff.
"En realidad sí podrían mover a Temer, ¿pero atrás quién?, porque en realidad el que iba a ser después de Temer está en prisión [Eduardo Cunha, expresidente de la Cámara de Diputados] y las disputas que hay en el Parlamento son fratricidas e intestinas. Es un gobierno debilitado, conservador, de tránsito, que por ahora lo mantienen como un títere hasta que no decidan qué hacer", opinó Serna.
"Hay dos caras de Brasil. Una es la que volvió, de una clase política tradicional que es la que mantiene esas votaciones parlamentarias que le permitieron hacer ese ajuste por 20 años del gasto público. Esa clase quiere un gobierno sin izquierda de ningún tipo y sin PT, y ese fue el acuerdo. Pero en realidad es una clase política que está involucrada en la corrupción y no lo pueden desarmar", afirmó Serna.