Así lo destacó al introducir la presentación la embajadora de Cuba ante la Unesco, Dulce María Buergo, quien enfatizó que 'la cultura es el motor impulsor del desarrollo y por eso para nosotros es un honor compartir con ustedes nuestra cultura'.
El músico y compositor interpretó algunas de sus obras más emblemáticas como la Oración por Cuba, que busca reflejar la diversidad y la fuerza de la religiosidad entre los habitantes de la nación caribeña, tal como lo explicó el propio autor.
En la velada, Vitier deleitó el público con una de sus piezas más conocidas, la banda sonora realizada para el filme Fresa y Chocolate, recordado como una joya de la cinematografía cubana y caribeña.
De su trabajo con el cine, tocó además Preludio de Sofía, incluida en la banda sonora de la película El siglo de las luces, basada en la novela homónima del gran escritor Alejo Carpentier.
Interpretar esa melodía París, de acuerdo con el compositor, tiene una significación especial pues la historia contada en el largometraje está muy relacionada con la Revolución francesa, y trabajar en ese proyecto fue para Vitier el primer acercamiento con la cultura gala desde el punto de vista de su propia creación.
Varias de las piezas estuvieron acompañadas por la proyección de imágenes de Cuba, que reflejaron la riqueza visual de los paisajes habaneros, los naturales y de los propios habitantes de la isla.
También se proyectó una animación digital de las pinturas de la artista Silvia Rodríguez Rivero, compañera de vida del músico por más de cuatro décadas y cuyas obras llegaron como el complemento preciso para la música interpretada.
Por otro lado, se presentó la colección literaria La isla infinita, proyecto desarrollado por José Adrián Vitier, que recoge los libros escritos por Fina García Marruz, admirada como uno de los grandes intelectuales de la nación caribeña.