En el encuentro de cancilleres del G-7 el nuevo secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, afirmó que es beneficioso para los intereses de Rusia coordinar las acciones en Siria con EE.UU. en lugar de apoyar a "un socio poco fiable", en referencia al presidente sirio, Bashar al Assad. Numerosos medios de comunicación consideraron estas declaraciones como un ultimátum a Moscú.
"No lo veo como un ultimátum. Creo que todos ya entendieron desde hace tiempo que es inútil venir a Rusia con ultimátums, es sencillamente contraproducente", ha afirmado respecto a lo declarado por el nuevo secretario de Estado la portavoz del Ministerio ruso de Exteriores María Zajárova al canal Dozhd.
Según Zajárova, es una práctica común por parte de Washington de "flexionar sus músculos, mostrar de alguna manera los dientes y el carácter antes de un encuentro".
"En un principio esta es una de las tácticas de los procesos de negociación, determinar las posiciones extremas y, posteriormente, durante la negociación neutralizarlas de alguna manera, encontrar algún tipo de compromiso", ha destacado Zajárova.
Tillerson llegó a Moscú este martes en visita oficial de dos días. El canciller ruso, Serguéi Lavrov, ha indicado que su visita –la primera como secretario de Estado de EE.UU.– es una "buena oportunidad para aclarar las perspectivas de cooperación", entre ellas, el establecimiento de un frente antiterrorista amplio.
Por su parte, Tillerson declaró que el encuentro tiene lugar en un momento importante en el que Washington y Moscú "están tratando de aclarar las posiciones de cada uno". "Espero que esta reunión contribuya a un diálogo abierto para que podamos desarrollar relaciones respecto a todos los temas", afirmó.