Durante el desfile militar que realizaron el pasado sábado, las autoridades norcoreanas mostraron los últimos avances de su industria militar, desde sistemas de defensa antiaérea hasta lanzacohetes múltiples y misiles balísticos. En particular, sus militares mostraron por primera vez el Pukkuksong-2, un misil balístico para submarinos.
Nueva escalada
Hace dos semanas, el Pentágono ordenó que el portaaviones USS Carl Vinson y su grupo de ataque —un crucero y dos destructores armados con misiles de crucero Tomahawk y, al menos, un submarino nuclear— llegaran hasta las aguas que rodean la península coreana para tratar de disuadir a Pionyang de llevar a cabo sus posibles planes: realizar su sexta prueba nuclear el 15 de abril, 105.º aniversario del nacimiento de Kim Il-sung, fundador del país y abuelo del actual líder, Kim Jong-un.
Los norteamericanos sopesan todas las posibilidades si Pionyang continúa esos ensayos con armas nucleares. Así, el presidente de EE.UU., Donald Trump, escribió en Twitter que "Corea del Norte busca problemas" y Washington puede "resolver el problema" sin China.
Por su parte, los norcoreanos afirmaron que realizarán una nueva prueba nuclear en el momento en que sus líderes lo consideren conveniente y aseguraron que "destrozarán sin piedad" a EE.UU. si llega a atacarles.
A su vez, Corea del Sur ya se mostró en contra de un potencial ataque estadounidense. El ministro de Unificación de ese país, Hong Yong-pyo, declaró que los ataques preventivos no son una buena idea desde el punto de vista de la seguridad de la población surcoreana.
Finalmente, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, sentenció este domingo que "la era de la paciencia estratégica" había terminado y esta semana ha vuelto a amenazar a Kim Jong-un: "la espada está preparada".