«La producción de alimentos en la agricultura cubana, con el necesario incremento que nos exige el desarrollo socioeconómico del país, constituye un verdadero reto en el marco de las irregularidades de las condiciones climáticas actuales y las dificultades que tenemos para adquirir insumos y tecnologías imprescindibles en el desarrollo de la actividad agrícola.
«En este escenario, el Programa de Agricultura Urbana cuenta con una infraestructura y enfoque definido en el aporte de alimentos que favorecen la soberanía y seguridad alimentaria de nuestro pueblo, sin dejar de reconocer lo mucho que aún queda por avanzar, así como la necesidad de contribuir a un mejor acceso de la población a estos productos mediante precios más asequibles».
Así refirió Ydael Pérez Brito, viceministro de Agricultura, durante las palabras de clausura del III Congreso Internacional de Agricultura Urbana, Suburbana y Familiar que estuvo sesionando en el Palacio de Convenciones desde el pasado 19 de abril.
En el contexto actual, añadió, están aconteciendo importantes transformaciones que nos ayudan a enfrentar esos desafíos como la entrega de tierras ociosas a usufructuarios, el apoyo al desarrollo de los sectores productivos no estatales, con énfasis en las cooperativas, y el fortalecimiento de la gestión agropecuaria a nivel local, entre otros.
El evento, que reunió a investigadores y empresarios de 15 países, propició además el debate en torno a temáticas tan acuciantes como la capacitación de los productores; la búsqueda de alternativas para alcanzar una agricultura sostenible y agroecológica; intensificar el cultivo de los frutales; así como mejorar la comercialización de los bioproductos.
Por otra parte, señaló el vicetitular, resulta imprescindible impulsar acciones que garanticen la alimentación necesaria, pero que a la vez protejan el ecosistema y nuestra salud, lo cual podría lograrse combinando las tecnologías, la acumulación del conocimiento, y los métodos de producción amigable con el medio ambiente.
Sobre esta necesidad también compartió con los presentes el representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Cuba, Theodor Friedrich, quien resaltó durante su conferencia magistral que debemos ser capaces de aumentar la producción de alimentos –en correspondencia al crecimiento acelerado de la población mundial– pero no al costo de los recursos naturales.
De ahí la importancia de establecer una agricultura de conservación, enfatizó, basada en el uso de menos fertilizantes y maquinarias, pues la labranza de la tierra sucede de forma biológica. «Dichas prácticas estimulan las industrias rurales, mejoran la calidad de vida de las familias campesinas, reportan utilidades económicas, y no perjudican el ecosistema».
La clausura fue presidida además por Ulises Rosales del Toro, vicepresidente del Consejo de Ministros; Yanisbell Sánchez Rodríguez, directora en funciones del Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Urbana; Giraldo Martín, director general de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey; entre otros invitados.