El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva anunció que decidió volver al primer plano de la política de su país y defender a su sucesora y actual jefa de Estado, Dilma Rousseff. "Como tengo las espaldas anchas y ya recibí demasiado, veré si le dan un poco de sosiego a Dilma y me pegan a mí", manifestó.
EL DIRIGENTE BRASILEÑO RENUNCIÓ A LA CANCILLERÍA JUSTO CUANDO FUE MENCIONADO POR LOS ARREPENTIDOS EN LA CAUSA LAVA JATO
Adiós a la diplomacia pragmática de Serra
El hasta ahora canciller fue uno de los impulsores de la suspensión de Venezuela en el Mercosur; quería “desideologizar” el bloque, barriendo con el legado del PT. Con su salida, ya son ocho los ministros que dejan el gobierno de Temer en nueve meses.
Serra dijo que renunciaba a su cargo al frente de Itamaraty por problemas de salud. (Imagen: AFP)
La primera víctima, en la guerra o en un régimen de excepción, es la verdad. De allí lo precario de cualquier crónica (incluso ésta) que se escriba sobre la renuncia del canciller de facto, José Serra, quien alegó estar impedido de permanecer al frente del Palacio Itamaraty por sus dolores de columna, que los padeció, pero no parecen ser un motivo suficiente para tamaña decisión.
A fines del año pasado Serra, de 74 años, fue sometido a una cirugía en la columna cervical y en 2014 había sido operado de la próstata. Hace dos semanas el todavía canciller, algo demacrado, estuvo junto al presidente Michel Temer en la recepción ofrecida al mandatario argentino, Mauricio Macri, en la única visita de Estado ocurrida en Brasilia en lo que va de este gobierno. Una evidencia del pobre legado de la diplomacia “pragmática” que prometió dejar atrás a la “ideológica” y “bolivariana” experiencia de los gobiernos del PT.
Un día después del encuentro con Macri Serra tampoco se veía muy saludable durante su conversación con el titular de la Asamblea venezolana, Julio Borges, en otra provocación dirigida hacia Nicolás Maduro, cuyo gobierno fue suspendido del “nuevo” Mercosur. Anteayer por la tarde Temer se sorprendió al saber por boca de su canciller que la renuncia era indeclinable “por problemas de salud que su excelencia conoce”. Nuevo temblor en el Planalto en vísperas del carnaval.
Ayer los análisis de la prensa esquivaron un dato rotundo: con la salida de Serra ya suman ocho los ministros que dejan el gobierno al cumplirse sólo nueve meses de la gestión. Casi uno por mes.
El primero fue Romero Jucá, obligado a partir cuando tomó estado público una grabación en la que resumía el espíritu del golpe: voltear a Dilma Rousseff para salvar a los responsables de la corrupción montada en perjuicio de Petrobras. Jucá y Serra fueron citados por los arrepentidos condenados en la causa Lava Jato, como dos de los políticos que embolsaron millones de dólares sucios.
La Policía Federal informó ayer que fue librada la orden de captura internacional con otros dos lobbistas acusados de pagar sobornos por 40 millones de dólares depositados en Bahamas y Suiza.
El ahora ex canciller recibió más de 7 millones de dólares en una cuenta suiza en 2010, año en el que fue derrotado por Rousseff en su segunda disputa presidencial, la anterior, también fallida, había sido en 2002 cuando cayó ante Luiz Inácio Lula.
A fines de 2009, esa fue la información dura surgida de cables diplomáticos obtenidos por Wikileaks, Serra se presentaba ante emisarios de la petrolera norteamericana Chevron como un candidato presidencial confiable dispuesto a anular la legislación nacionalista sancionada por Lula.
Los fracasos electorales ante Lula y Dilma no hicieron mella en su ciega ambición de poder, que lo llevó a conspirar contra el gobierno democrático en 2016 con la esperanza de ocupar un cargo central en el gabinete de Temer desde donde proyectarse hacia las elecciones de octubre de 2018. Pero la popularidad del gobierno se hunde en cada nueva encuesta, lo que tiene un efecto lapidario sobre el gobernante y sus ministros. En la última publicada este mes la aprobación de Temer era del 10 % y la de Lula superaba el 30 %, mientras Serra ni siquiera fue medido por la consultora MDA.
Detrás del biombo de las noticias sin información que dominan este Brasil anómalo se percibe que esta renuncia tal vez marque la declinación de uno de los dirigentes más importantes del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), sostén del actual régimen junto al Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). En el diario Estado de San Pablo y el canal Globo News, se abordó el impacto político de las revelaciones de “Lava Jato” sobre Serra en clave psicoanalítica: el ex ministro se “deprimió” al saber que fue mencionado en las confesiones de los reos condenados por pagar coimas. Hasta el momento esas delaciones premiadas se conocen parcialmente porque aún están bajo el secreto de sumario que se extinguirá en las próximas semanas cuando pudieran surgir más revelaciones. ¿Serra se anticipó al derrumbe, dejando el gobierno antes de que se ventilen (si se ventilan) esas revelaciones?.
Se sabe, eso sí, que también hay decenas de referencias a Temer y los millones de dólares que habría recibido cuando era el titular del PMDB.
Una de las últimas medidas del ahora ex canciller fue respaldar la persecución política, simulada de judicial, contra Luiz Inácio Lula da Silva que fuera preso, durante algunas horas en 2016, por orden del juez Sergio Moro. El documento oficial del Palacio Itarmaray, que también justifica las pinchaduras al teléfono presidencial durante el gobierno de Dilma, fue enviado a Naciones Unidas para rebatir a Lula que abrió un proceso por violación de sus derechos políticos y civiles. Luego de esa iniciativa, por demás simbólica, Serra cerraría sus nueve meses como jefe de la política externa posdemocrática.
A LO ANCHO DE BRASIL, LA CONSIGNA ESTALLÓ COMO UN TRUENO DE MASAS
“Fora Temer”, hito del carnaval
Con la popularidad debajo del 10 por ciento, y los escándalos golpeando la puerta de su despacho, Michel Temer, que en los próximos días puede perder a su jefe de Gabinete, seguramente no se animará a saludar al público en los carnavales.
Una bandera “Fora Temer” flamea ayer en un carnaval de Cinelandia, en Río de Janeiro (Imagen: AFP)
No aparece ni disfrazado de arlequín. Con la popularidad en vías de extinción, ya bajó al 10 por ciento, y los escándalos golpeando la puerta de su despacho, Michel Temer, que en los próximos días puede perder a su jefe de gabinete, seguramente no se animará a saludar al público en los carnavales de Río de Janeiro o Salvador de Bahía, los más concurridos de Brasil. Desde que fue abucheado por decenas de miles de personas al inaugurar los Juegos Olímpicos en agosto pasado en el Maracaná, Temer optó por asumirse como un presidente en las sombras, recluido en los sigilosos palacios oficiales.
En los últimos días se ha ocupado de neutralizar un escándalo que impactó de lleno en el ministro Eliseu Padilha, su jefe de gabinete y antiguo socio en negocios inconfesables de los que se tuvo noticia el viernes. La fuente que soltó esa bomba es un “viejo amigo desde hace 50 años” del mandatario, llamado José Yunes. Este abogado, que hasta diciembre fuera “asesor especial” de la Presidencia, declaró a varios medios que el ministro Eliseu Padilha operó en persona el pago de millones de reales sucios en 2014. También habló ante la Procuraduría en el marco de la causa “Lava Jato” que investiga la telaraña de coimas y contratos amañados en los que participaron Odebrecht y otras constructoras. Que el ministro Padilha y Temer integraban una asociación dedicada a fines ilegales era algo tenido por seguro por cualquier brasileño informado, pero hasta el viernes nadie lo había declarado públicamente y con tantos detalles como lo hizo Yunes.
Contó hasta el tamaño del paquete, que no abrió pero contendría dinero, que recibió en su estudio jurídico de San Pablo y luego entregó a un lugarteniente de Eduardo Cunha. ¿Se acuerdan de Cunha?. Fue presidente de la Cámara de Diputados hasta fines de 2016, evangélico, anti dilmista al extremo y perteneciente al Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) como Temer y el ahora malherido ministro Padilha.
Sin el trabajo sucio, a cara descubierta, de Eduardo Cunha su correligionario Michel Temer jamás hubiera llegado a la presidencia. La destreza de Temer para enhebrar pactos secretos es inversamente proporcional a su popularidad, que no la tiene ahora y jamás la tuvo: la última vez que fue candidato por las suyas sacó 99.000 votos y obtuvo raspando un banca de diputado. Si llegó a ser vicepresidente no fue por mérito propio sino por haberse colgado de las faldas de Dilma Rousseff, a quien secundó en la fórmula victoriosa en 2010 y 2014. Poco después de la reelección inició su disimulada conspiración que se tornó explícita a fines de 2015 cuando se sumó abiertamente a la estrategia desestabilizadora.
Fue el ex jefe de Diputados Cunha quien puso la cara y timoneó el golpe contra Dilma , reelecta por 54 millones de sufragios y sucedida por Temer provisoriamente el 12 de mayo pasado, y definitivamente el 31 de agosto.
Pues bien, la denuncia del amigo de Temer puso negro sobre blanco como se obtenía y circulaban las coimas en el PMDB. Y hasta qué grado llegaba la complicidad entre el mandatario de facto Temer, su ministro Padilha y Cunha, preso desde el año pasado por las evidencias aportadas por la Justicia suiza de depósitos millonarios de origen ilícito. Desde la cárcel Cunha amenaza a Temer a través de legisladores que le son fieles y también por vía de miembros del gabinete presidencial que son más “cunhistas” que “temeristas”. Sí, Cunha mantiene gente de confianza en el gabinete.
En su condición de miembro despechado de la “familia” del PMDB, Cunha le hace saber a su par Temer que no está dispuesto a pagar por delitos de los que Temer sería cómplice, y avisa que si no mueve sus influencias presidenciales para sacarlo de la prisión podría confesar, echando mano de un instituto muy de moda cual es la “delación premiada”.
En esa misma clave amenazadora es que funcionan las declaraciones del “viejo amigo” Yunes, cuando dijo con un lenguaje casi mafioso que está enojado con el ministro Padilha porque lo usó de “mula” para enviar plata mal habida. Y después de ese manoseo, Padilha se hace el desentendido. Cuando toman estado público estas intimidaciones (de Yunes hacia Padilha y de Cunha hacia Temer) es porque no se respetaron los acuerdos y cada uno busca su salvación individual.
Es en ese contexto político-mafioso, que Padilha está a punto de perder el cargo y convertirse en el noveno ministro que renuncia en nueve meses de gobierno de excepción. De esos nueve al menos siete están salpicados por “Lava Jato”. Para escapar del escándalo Padilha dijo que tendrá que operarse de la próstata y sólo volverá a Brasilia después del Carnaval. Una coartada médica poco creíble, quizá tan endeble como la del último ministro renunciante José Serra, quien la semana pasada dijo que dejaba la Cancillería por dolores de espalda, que es cierto que los tuvo, pero no parecen suficentes para tamaña decisión política. Serra, igual que Padilha, fue denunciado por los arrepentidos en el caso Lava Jato.
“Fuera Temer, Fuera Temer” gritaban ayer, sin dejar de bailar ni sonreír, unas chicas morenas, al frente de un bloque carnavalesco en una avenida de Salvador de Bahía donde se mezclan caretas de Donald Trump y Batman, con parejas disfrazadas de arlequines y colombinas, a pesar del calor que no da tregua ni a las 2 de la madrugada. En Salvador, la capital más importante del nordeste, con uno de los más altos índices de población afrodescendiente de Brasil, los bailes callejeros son un termómetro del ánimo popular, mucho más irreverentes que las profesionalizadas, descafeinabas, Escolas do Samba que comienzan a desfilar hoy en el Sambódromo de Río.
Luego la consigna “Fuera Temer” comenzó a diseminarse hasta hacerse un trueno de masas según imágenes accesibles en las redes sociales, hasta ayer censuradas en la cadena de entretenimientos Globo. La alegría desinformada y forzada por las empresas de noticias servirá como un remanso para Temer y su ministro Padilha. Pero más allá de esa versión ilusoria de la realidad todo indica que la permanencia de Padilha es inviable. pocos apuestan a que sobreviva más allá del Miércoles de Cenizas.
Manifestación contra la reforma de las pensiones en Río de Janeiro. Foto: M. SCHINCARIOL AFP
Lula vive una semana impresionante. El lunes habló en la apertura del congreso de los trabajadores rurales, a una platea de miles de personas, en Brasilia. El martes tuvo que declarar en un proceso absurdo en el cual es reo, sin ningún argumento. El fue, acompañado de la militancia política, contestó a todo, concluyó con un discurso político sobre su trayectoria, sobre su gobierno y la denuncia de las persecuciones que sufre. Fue tan demoledor, que el principal cronista de derecha, de la revista Veja, dijo que Lula se había comido totalmente al juez, había salido muy bien.
El miércoles fue un día muy importante en la lucha en contra del paquete neoliberal del gobierno de Temer. Fue convocada una jornada de movilizaciones nacionales y de huelga en contra específicamente de la reforma sobre las jubilaciones y de la reforma laboral que el gobierno tramita en el Congreso.
Fue la jornada de movilizaciones populares más grande que Brasil ha conocido desde la ruptura de la democracia. Hubo manifestaciones callejeras en cientos de ciudades por todo el país. En una ciudad como Sao Paulo, por primera vez los servicios del Metro y de omnibús pararon, generando una situación nunca antes conocida en la ciudad más importante de Brasil.
La concentración más grande de la jornada fue en la avenida Paulista, la principal vía de Sao Paulo, donde se concentraron 500 mil personas, las cuales se las arreglaron para llegar, pese a la huelga de los transportes. Líderes sindicales y de movimientos sociales –como los Sin Tierra y los Sin Casa, entre otros– hicieron uso de la palabra, hasta que llegó Lula.
Lula dijo que el pueblo sólo se detendrá cuando pueda elegir democráticamente su gobierno, mientras la multitud que lo escuchaba coreaba su nombre. Criticó las medidas propuestas por el gobierno de Temer y afirmó que debería ser presidente de una empresa, para vender lo que produjera y no los bienes del pueblo brasileño. Agregó: Este país era respetado en todo el mundo; hoy tenemos un presidente que no tiene coraje ni de ir a Bolivia.
Como pasa ahora con todas las reuniones en que participa Lula, terminan teniendo un carácter de campaña electoral, con las consignas tradicionales de las campañas anteriores de Lula. De hecho, el PT ha decidido que lanzará la precandidatura de Lula a la presidencia de Brasil antes incluso del congreso del partido –que se realizará los días 1, 2 y 3 de junio–, para imponer un clima de disputa electoral desde ahora. Para ello Lula prepara un plan de seminarios para discutir su plataforma política para la campana del próximo año.
Un reportaje de Folha de Sao Paulo, de una periodista de Curitiba, a partir de hechos de la Operación Autolavado y los procesos en contra de Lula, dijo que el plan es tratar de sacar al ex presidente de la vida política entre junio y octubre de 2018, es decir, en el auge de la campaña electoral, que se concluirá en octubre de ese año. Es difícil imaginar, a partir del clima de movilización de masas en la perspectiva electoral ya iniciado en Brasil, sumado al desgaste cada vez más grande del gobierno, que sea posible una operación jurídica en contra del líder más popular de la historia brasileña, desde ahora ya el líder de las encuestas en todas las circunstancias, en primera y segunda vuelta.
El día 3 de mayo, el juez Sergio Moro, quien directamente se erigió en el enemigo político de Lula y busca inhabilitarlo electoralmente, el mismo que ha intentado meterlo a la cárcel desde hace un año, convocó a Lula a declarar en Curitiba. Una ciudad que no es el feudo privilegiado de Moro –él la llama república de Curitiba–, a tal punto que una manifestación convocada por sus simpatizantes para apoyarlo, la semana pasada, tuvo la participación de solamente 15 personas.
Por otra parte, se convoca a una inmensa manifestación para acompañar a Lula el día de la declaración, que se anuncia en una circunstancia especial, con el enfrentamiento entre los partidarios del ex presidente y de sus detractores, además de que se verán frente a frente por primera vez Lula y Moro. Por la experiencia de esta semana, Lula, quien ya llamó a los jueces responsables por la persecución a su mujer, no dejará pasar esa oportunidad para no sólo defenderse de las acusaciones, sino también para relatar su trayectoria como líder social y político, recordar las conquistas de su gobierno y denunciar las persecuciones de que es víctima.
Pero antes de ese momento, concluyendo una semana muy intensa, Lula irá, con Dilma, al noreste, a la provincia de Paraiba, hacia donde llega el río más importante de Brasil, el río Sao Francisco, cuya obra es responsabilidad de los gobiernos del PT, pero que Temer fue a inaugurar la semana pasada, bajo protestas de la población local, que sabe que la paternidad de la obra es de Lula y de Dilma. Será una manifestación extraordinaria, para la cual se preparan caravanas de todo el noreste del país. Será un fin de semana simbólicamente muy fuerte y políticamente consagrador para Lula y también para Dilma.
Mientras tanto, si el gobierno ya sufría muchas dificultades con su propia base parlamentaria para aprobar su proyecto de modificaciones del sistema de jubilaciones, a partir de las manifestaciones de hoy las perspectivas son todavía peores para el gobierno. A lo que se suma el inicio de los procesos en contra de por lo menos cinco ministros de Temer, en el Supremo Tribunal Federal.
EL PRESIDENTE DE BRASIL BUSCA FRENAR EL IMPACTO POR EL ESCÁNDALO DE LOS FRIGORÍFICOS
El “churrascao” y Lula golpean a Temer
Fue un domingo negro para el mandatario conservador. Debió dar explicaciones a embajadores extranjeros por la carne vencida o en pésimo estado que se exporta, mientras Lula se daba un baño de masas en el nordeste.
Temer se reunió de emergencia con los embajadores de 33 países para tratar el asunto de la carne.