North Korea disrespected the wishes of China & its highly respected President when it launched, though unsuccessfully, a missile today. Bad!
La primera reacción de la Casa Blanca fue fría. En un comunicado confirmó la prueba balística y detalló que el presidente había sido informado. Donald Trump, sin embargo, no tardó ni una hora en responder por Twitter: “Corea del Norte no ha respetado los deseos de China y su muy respetado presidente al lanzar, aunque sin éxito, un misil hoy. ¡Mal!"
El presidente Donald Trump ha alertado del riesgo de un “gran, gran conflicto” y su secretario de Estado, Rex Tillerson, ha pedido ante el Consejo de Seguridad de la ONU una acción global para evitar “consecuencias catastróficas”. “El riesgo de ataque nuclear a Seúl o Tokio es real y es solo una cuestión de tiempo que Pyongyang desarrolle su capacidad para alcanzar tierra estadounidense”, ha dicho Tillerson. “No actuar ahora puede traer consecuencias catastróficas. Todas las opciones para responder a una provocación futura están sobre la mesa”, añadió el secretario de Estado.
La carrera balística de Pyongyang es vista como un problema de seguridad de primer orden en Washington. Desde hace 20 años, el régimen está enfrascado en la obtención de un misil intercontinental. Hasta ahora no lo ha conseguido, pero sí que ha desarrollado una bomba atómica de 30 kilotones (dos veces la de Hiroshima) y una potencia balística suficiente para amenazar a Corea del Sur y Japón.
El Gobierno estadounidense intenta conseguir la colaboración de China, el principal aliado de Corea del Norte, para lograr que Pyongyang renuncie a su programa de armamento. Pekín, que siempre ha defendido que hace lo que está en su mano, ha tomado nuevas medidas recientemente, incluido un embargo a las importaciones de carbón norcoreanas, una de las principales fuentes de ingresos para el régimen de Kim Jong-un.
Pero en la sesión del Consejo de Seguridad de este viernes, el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, insistía en que “la clave para resolver el problema de Corea del Norte no está en manos de la parte china”. Pekín, que ha llegado a apuntar que Washington y Pyongyang son “dos trenes que se encaminan a un choque frontal a toda velocidad”, sugiere un compromiso: Corea del Norte desiste de nuevas pruebas de armamento a cambio del fin de las maniobras militares estadounidenses. Ninguno de los dos países ha respondido a la propuesta.
La intensidad con que Corea del Norte desarrolla su programa nuclear y balístico ha aumentado desde la llegada al poder, hace cinco años, de Kim Jong-un, el tercer líder de la dinastía Kim. Durante su mandato, el régimen ha llevado a cabo 75 pruebas de misil, 39 de ellas desde comienzos de 2016, y ha logrado avances a un ritmo que preocupa a los expertos
En agosto del año pasado ya lanzó con éxito un misil desde un submarino. En febrero probó un misil de rango intermedio, el Pukguksong-2, alimentado con combustible sólido, un logro que permite al proyectil alargar su recorrido. En marzo lanzó cuatro misiles simultáneamente, tres de los cuales llegaron a aguas bajo control japonés. Desde entonces, sus pruebas han concluido en fracaso. Antes de este sábado, la última había tenido lugar el día 16, un día después del desfile militar.
Los analistas barajan la posibilidad de que Corea del Norte planee una nueva prueba nuclear, que sería la sexta de su historia. Imágenes vía satélite han mostrado un aumento de la actividad en la zona de Punggye-ri, donde se completaron otros ensayos anteriores, aunque hasta el momento Pyongyang se ha abstenido de emplear esa opción.
En su lugar, esta semana ha conmemorado el aniversario de su Ejército con unas maniobras militares masivas, en las que empleó fuego real y que, según Corea del Sur, fueron las mayores de su historia.