Tras haber cerrado las puertas de la presidencia a los dos partidos que tradicionalmente han gobernado Francia, los ciudadanos de ese país se enfrentan este domingo a una votación sin precedentes.
Los votantes tendrán que elegir en segunda vuelta entre Emmanuel Macron, quien se presenta por primera vez a unas elecciones y lo hace en representación del movimiento político En Marcha!, y Marine Le Pen, la política de ultraderecha que reformó la imagen del Frente Nacional.
Macron llega al balotaje tras ganar el 23,75% de los votos en la primera vuelta, en la que Le Pen se hizo con el 21,53%, pero también tras haber sido víctima de un “hackeo masivo” con el objetivo de “sembrar dudas y desinformar”, según denunció este viernes.
Ella quiere una Francia que no sea parte de la Unión Europea, mientras que él, un exbanquero que se convirtió en asesor económico del presidente François Hollande y desde 2014 fue su ministro de Economía, defiende la permanencia en el bloque, con ciertas reformas de por medio.
Esas posturas enfrentadas no es lo único que diferencia a estos candidatos, pero también hay algo que comparten: ni uno ni otro pertenece a las corrientes políticas que han gobernado Francia desde la Segunda Guerra Mundial.
Y eso hace que esta segunda vuelta sea tan crucial para el futuro del país.
¿Qué es nuevo en esta segunda ronda?
Un impopular y divido Partido Socialista, ahora en el gobierno, y un candidato republicano acusado de corrupción -François Fillon, contra el que hay una investigación en marcha- le dejaron el camino libre hacia la presidencia a Macron y Le Pen. Ambos candidatos, en contra de lo que marca la tradición, no han sido miembros de la Asamblea Nacional (parlamento).
La extrema derecha está al frente de ocho localidades en el país y ocupa 20 escaños en el Parlamento Europeo, pero es ampliamente rechazada por el espectro político tradicional francés.
Mientras que el movimiento En Marcha! de Macron resulta para muchos una incógnita. Iniciado en abril de 2016, cuando él era ministro de Economía, nunca ha participado en una elección general. Tampoco el propio Macron.
¿ Qué está en juego?
La decisión de este domingo será histórica y marcará la dirección a tomar por Francia en el futuro. El tema central será la relación del país con Unión Europea.
Si los votantes apoyan a Macron, estarán respaldando la búsqueda de reformas en la UE -entre otras, la del presupuesto de la eurozona-, pero también una profundización en las relaciones dentro del bloque.
Pero Marine Le Pen prometió justo lo opuesto, una “Europa de naciones”, por lo que sería ese futuro el que estarían apoyando si la eligieran para presidenta.
“Me doy seis meses para negociar la recuperación de la soberanía de Francia. Entonces será el momento de que el país decida”, escribió la candidata en su cuenta de Twitter.
De acuerdo a una encuesta hecha pública en marzo, siete de cada 10 franceses se oponen a que el país salga de la Unión Europea.
¿Quién es el favorito?
Una reciente encuesta señaló que Macron estaría en camino hacia una gran victoria y que en la segunda vuelta se aseguraría el 60% de los votos. Aunque su liderazgo en los sondeos se ha reducido en los últimos días.
Por ello, hay analistas que aseguran que será Le Pen la que rompa con las encuestas y se afiance la presidencia este domingo.
Esta teoría confía en que los votantes indecisos terminarán apoyando a la hija de Jean Marie Le Pen, el fundador del Frente Nacional, partido que encabezaba hasta el día después de la primera vuelta.
El movimiento es una aparente apuesta por mejorar su imagen, creando una distancia entre su candidatura y las líneas duras de su partido.
¿Cuáles son los temas clave?
Uno de los mayores problemas que afronta Francia es un desempleo del 10%. Es el octavo país con la mayor tasa de los 28 países miembros de la Unión Europea. Uno de cada cuatro jóvenes menores de 25 años no tiene trabajo.
La economía francesa se ha recuperado lentamente de la crisis financiera de 2008, poro todos los candidatos coincidieron en que aún así son necesarias unas reformas profundas en el país.
Así, Le Pen propone adelantar la edad legal de jubilación de los 65 años a los 60 y “renacionalizar” la deuda que, de acuerdo a su argumento, ha estado en manos extranjeras por demasiado tiempo.
Por su parte, Macron prometió recortar 120 mil empleos en el sector público, disminuir el gasto público en 65 mil millones de dólares y reducir el desempleo por debajo del 7%.
(Tomado de BBC)