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General: LA CRISIS DEFINITIVA DEL CAPITALISMO YA EMPEZÓ .-
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 28/10/2010 21:41 |
En una economía decente lo lógico es que se produzcan bienes sobre todo para satisfacer las necesidades de todo el pueblo .- En la economía capitalista cada quien produce para obtener ganancias sin tener en cuenta si se satisfacen o no las necesidades de la población .- En la economía de mercado o capitalista ... de un lado están los dueños de los medios de producción ... fábricas ... tierras ..medios de trasporte ...edificios ... mercancías ..etc. etc .- y del otro lado están los trabajadores que solo tienen su fuerza de trabajo para conseguir el sustento , vivienda , salud, educación para los hijos ... servicios públicos etc .-En este sistema sobreviven los productores que producen mas barato y los que no pueden competir quiebran .... los que tienen los adelantos técnicos , las mejores máquinas ... los que producen en grandes cantidades ...sacan del mercado , los quiebran , a las pequeñas empresas que carecen de los medios técnicos avanzados .-Y las industrias para producir mas cambian obreros por máquinas ... y las empresas que se quiebran echan trabajadores a la calle ... y así van quedando cada vez menos ricos pero con gran acumulación de riquezas ... y hay cada vez mas gente sin trabajo porque en el capitalismo la máquina es enemiga del trabajador ( En el socialismo la máquina reduce la jornada de trabajo y hace mas humana la vida laboral ...).- Esa masa de desempleados pidiendo trabajo lleva a que el capitalista pague salarios mas bajos ... es la ley de la oferta y la demanda que rige la vida del capitalismo ... a mas trabajadores salarios mas bajos ... y las máquinas cada vez mas perfeccionadas echan mas obreros a la calle .... las clases medias sacan préstamos para cosas necesarias ( estudio..salud ..para los hijos ...para vivienda propia ... para vehículo ... etc ... etc ...) y se endeudan ... Y en cualquier momento las empresas quiebran porque otras mas grandes las absorben ... y esos empleados endeudados quedan sin empleo ... y sus casas ( casi siempre hipotecadas en garantía de los créditos son embargadas por los bancos ... y rematadas ... Fué lo que ocurrió en USA al comienzo de la crisis actual ... y en los demás paises capitalistas ... pero esa es solo una parte de lo que ocurrirá ... .- Los gobiernos tontamente han creido que es a los bancos a quienes hay que ayudar .... cuando en realidad lo que hay es una acumulación de dinero en manos de unos pocos ... incluidos los dueños de los bancos .... y una gran masa de la población que no tiene recursos sino para lo mas necesario o que carecen de todo lo que tuvieron antes y caen en la miseria absoluta .....- En 1¡929 hubo una crisis por todo ésto ... y fué gravísima ...los quebrados se suicidaban ... los fraudes abundaron ... la miseria terminó en prostitución y toda clase de delitos contra la propiedad .- Pero la crisis de ahora será mas grave ..... los mercados de USA y los demás paises capitalistas , en todo el mundo , tienen un competidor formidable ...la China ...que puede vender mas y mas barato .. porque su producción es masiva y en forma gigantesca y las industrias del mundo capitalista irán cayendo en la quiebra una a una ...y el desempleo cundirá ... y las quiebras de todas las empresas se irán viendo ... Aquí mostraré que lo que digo va a ser paso a paso una realidad ... Rubén . |
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No hay tema de mayor prioridad en Washington y a lo largo del país que el de la riqueza extrema ante un creciente desempleo. En una semana, cuando se divulgó al mismo tiempo que, por un lado, Wall Street recompensó a sus ejecutivos con cifras astronómicas y, por el otro, decenas de millones de trabajadores siguen perdiendo empleos, hogares y ahorros, la clase política busca intensamente cómo demostrar que “el sistema” funciona. El Senado aprobó otro proyecto de ley de 15 mil millones de dólares para estimular el empleo. La Cámara de Representantes prometió actuar lo más pronto posible para que el presidente Barack Obama promulgue la ley.
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Tictac... todos los indicadores económicos señalan que nos acercamos a la crisis definitiva
Publicado: 18 ago 2015 06:41 GMT | Última actualización: 18 ago 2015 12:56 GMT
Por todo el mundo los bancos centrales han perdido el control de la situación y la economía mundial está a punto de paralizarse. Pronto los mercados de valores colapsarán bajo el peso de sus elevadas expectativas y valoraciones récord, opinan los expertos económicos de 'The Telegraph'.
1. Desaceleración de la economía china
China fue el gran salvador de la economía mundial en 2008. El lanzamiento de un paquete de estímulos sin precedentes provocó un auge de la inversión en infraestructura. Sin embargo, actualmente el crecimiento económico del país ha descendido un 7% por primera vez en un cuarto de siglo, cita los datos oficiales el diario británico 'The Telegraph' en su artículo 'Falta un minuto en el reloj del juicio final para el apocalipsis económico mundial'. Tras una serie de medidas dirigidas a estabilizar el descenso de la economía, el Banco Popular de China utilizó como última opción la devaluación de la moneda nacional, algo que ha sacudido los mercados internacionales.
2. Colapso de los precios de las materias primas
La reducción de la demanda de las materias primas en China ha influido en el mercado de estos productos a nivel mundial. El precio de 22 materias primas cayó a niveles vistos por última vez a principios de este siglo. El precio del petróleo —que es el barómetro más claro del crecimiento mundial ya que es el combustible que mueve casi todos los sectores industriales y la producción en todo el mundo— ha empezado a caer otra vez tras un breve repunte a principios de año. El mineral de hierro es una materia prima esencial que se necesita para alimentar las fábricas de acero de China y como tal es un buen indicador del ritmo de la construcción. Su precio ha caído a 56 dólares por tonelada, mientras que en enero de 2014 costaba 140 dólares.
3. Crisis crediticia en el sector de recursos
Miles de millones de dólares en préstamos fueron invertidos en los mercados mundiales para financiar nuevas minas y la exploración de petróleo, pero solo algunos de los yacimientos resultaron ser rentables en el contexto del colapso de precios. "En ninguna parte esto se ha dejado sentir con más intensidad que en la extracción de petróleo y gas de esquisto en EE.UU. La caída de los precios del crudo exprimió las finanzas de los perforadores de EE.UU. Dos de los mayores emisores de los 'bonos basura' en los últimos cinco años, Chesapeake y California Resources, vieron caer el valor de sus títulos cuando a los mercados de capitales les entró el pánico", escribe el diario.
4. Efecto dominó
Los grandes pilares de la economía mundial están empezando a caer. Mientras que China sufre una desaceleración económica y EE.UU. experimenta una situación parecida a la anterior a la Gran Depresión, los mercados emergentes se están paralizando. Los bancos centrales están perdiendo rápidamente el control. Los mercados de valores en Grecia están en crisis ya que la economía se paralizó y el país coquetea con la salida de la eurozona.
5. Tensión en los mercados de crédito
Dado que los bancos centrales han perdido el control de la situación, los mercados de crédito están tratando desesperadamente de cambiar el precio del riesgo. El Libor ('London InterBank Offered Rate'), una tasa de referencia diaria en el mercado interbancario basada en la tasa de interés a la cual los bancos ofrecen fondos no asegurados a otros bancos, ha ido en aumento durante los últimos 12 meses. Parte de este proceso es un saludable retorno a los precios normales del riesgo después de seis años de un extraordinario estímulo monetario. Sin embargo, es muy posible que los seis años de dependencia del Banco Central británico de los fondos hayan influido negativamente en el sistema en general.
6. Choque de tasas de interés
Las tasas de interés se han mantenido en mínimos de emergencia en el Reino Unido y EE.UU. durante seis años. Se espera que las tasas crezcan hasta un 0,25% en EE.UU. para el final del año. La subida de los tipos de interés en el Reino Unido sucederá poco después.
7. Tendencias alcistas en el mercado
El mercado de valores del Reino Unido experimenta su 77.º mes consecutivo al alza, una tendencia que se inició en marzo de 2009. En solo dos ocasiones en la historia un mercado ha mantenido el crecimiento durante más tiempo: en el periodo previo al crack del 29 en EE.UU. y antes del estallido de la burbuja de las empresas 'punto com' a principios del 2000.
8. El mercado sobrevaluado de EE.UU.
En EE.UU., la relación precio/ganancias cíclicamente ajustada del profesor Robert Shiller (conocida como 'Shiller CAPE') se ha situado en el nivel de 27,2, un 64% por encima de su promedio histórico (16,6). Solo en tres ocasiones desde 1882 este índice ha sido mayor que el actual: en 1929, 2000 y 2007.
Etiquetas: Bancos China Crisis económica Economía Mercados Petróleo Reino Unido estados_unidos internacional
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Crisis del sistema capitalista – Análisis, coyuntura y alternativas
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Pajoni, Guillermo. Integrante de la Asociación de Abogados Laboralistas en la que ha asumido y desempeñado diversas responsabilidades.
El sistema capitalista está en crisis. Venimos escuchando a diario esta frase y entiendo que resulta importante tratar de divulgar (pues no me considero un experto para analizarla desde el punto puramente económico) porqué se produce esta crisis y que implicancia tiene o tendrá en la vida de los seres humanos que habitan el planeta, en especial en los trabajadores sujetos permanentes de nuestra disciplina
Estamos ante una crisis que tiene características mundiales, como es mundial el sistema capitalista que, en su desarrollo globalizador (que le es inherente) abarca todas las regiones del planeta.
El sistema capitalista es un sistema de relaciones de producción que abarca a todos los países y que en su desarrollo produce cíclicamente crisis de diversa envergadura e importancia, dependiendo de múltiples factores cuyo análisis excede las posibilidades de este artículo, pero históricamente podemos afirmar que así sucede.
Y me permito regresar a un artículo que escribí en noviembre de 1998 en oportunidad de las Iras. Jornadas Rioplatenses de Derecho Laboral organizadas por la Asociación de Abogados Laboralistas en Colonia (Uruguay) y donde bajo el título “Lógica capitalista y reforma laboral” intenté describir el funcionamiento del sistema capitalista en los aspectos que hace al esquema de relaciones sociales de producción, la competencia, el mercado, la plusvalía y la tasa de ganancia como aspectos que llevan inexorablemente a las cíclicas crisis del sistema.
Describir el funcionamiento del sistema nos va a permitir desbrozar las reales causas de las crisis, los eventuales responsables objetivos y en algunas instancias subjetivos, las salidas y posibilidades que la crisis genera y en definitiva las medidas coyunturales y de fondo que pueden adoptarse según sean los intereses que se defiendan o intenten defender.
Voy a tomar el artículo citado e incorporaré aquellos elementos que me parecen relevantes en la actual situación para concretar aquello que parecería como un análisis teórico y abstracto.
Como sabemos, la ganancia es el fin esencial y primordial del capital, pues solo con la ganancia y su acrecentamiento puede competir y eventualmente triunfar en esa competencia contra los otros capitalistas. Los capitalistas no solo necesitan la ganancia para sí sino también para vencer en la lucha competitiva con otros empresarios que pretenden vender el mismo producto. Como se sabe, nadie produce para las necesidades de la población en forma armónica y concertada, sino que se produce anárquicamente y obviamente como no puede haber acuerdo previo entre los empresarios sobre cuanto hay que producir para la sociedad, cada uno produce de acuerdo a sus intereses y pretensiones y trata de desalojar del mercado al competidor. Para ello, es fundamental ganar en la competencia y ganar en la competencia implica obtener una tasa de ganancia superior al otro para así “copar” el mercado. No deja de resultar tragicómico escuchar a los líderes políticos mundiales hablar de un “capitalismo ético” considerando la realidad del funcionamiento del sistema. Uno no sabe si son ignorantes o tratan de tomarnos a nosotros como ignorantes, aunque sin duda me inclino por la segunda opción. La remanida frase de “si lo tienen todo para que quieren más” no va para los capitalistas, pues si no quieren más, el otro le gana en la competencia y se queda sin “nada”. Como se ve, no es un problema subjetivo, sino de la lógica de funcionamiento del sistema. Si sos capitalista tenés que actuar de esa manera, no hay otra opción, como no la hay para el sistema.l
La obtención de esta tasa de ganancia deviene esencialmente del plus valor que obtiene el capitalista como consecuencia del trabajo que otras personas realizan a su servicio. Como sabemos, la teoría del valor desarrollada por Carlos Marx no ha sido hasta el presente rebatida por teoría económica alguna y verifica en la práctica concreta su veracidad. El trabajador vende o alquila en el mercado su fuerza de trabajo a cambio de un salario, y lo hace como si fuera una mercancía más en el universo de mercancías que produce el sistema capitalista. No fantaseemos con aquella pretensión de que el trabajo no es una mercancía, o que manifestemos nuestra oposición a que lo sea. En el sistema capitalista el trabajo es una mercancia, más allá de los “buenos deseos” de quienes prefieren no ver la realidad y considera que se trata de cuestiones puramente subjetivas las que son en definitiva definiciones objetivas propias de esta sociedad. Por ello, el paradigma del trabajo decente tiene un límite insalvable en esta sociedad.
Tenemos entonces como primer punto, que la fuerza de trabajo es una mercancía de la cual el capitalista obtiene la plusvalía que le permite acumular capital. Esta plusvalía, primariamente, es la diferencia entre lo que paga el empresario por la mercancía fuerza de trabajo y lo que esta mercancía le produce. Para aclarar este punto, es de resaltar que al trabajador no se le paga por lo que produce sino por lo que “vale” recuperar su fuerza de trabajo para al día siguiente volver a producir para el empleador. Obsérvese como dato ratificante en la práctica de lo expuesto, que para determinar los aumentos salariales una de las pautas esenciales que se considera es el valor de la canasta familiar o la inflación producida en determinado período. No se analiza cuanto produce el trabajador sino cuanto necesita para consumir ese trabajador. Este precio podrá variar según las circunstancias económicas, sociales y políticas, pero más allá de sus variaciones, siempre se abonará un valor por debajo de lo que efectivamente produce ese trabajador. Esa diferencia entre lo que se paga y lo que produce es la plusvalía, o sea el mayor valor que produce el trabajador con relación a lo que se le paga. Es como si produjera durante ocho horas, pero solo se le abonan cinco horas que son las necesarias para que recomponga su fuerza de trabajo y la de su grupo familiar. Como ya dijimos esto es relativo en cuanto a montos y alcances, pero invariablemente se mantiene esta diferencia conceptual entre lo que se produce y lo que se paga, pues allí está la ganancia del empleador. De no ser así, el empleador tendría pérdidas y desaparecería del mercado.
Siguiendo con este análisis, parafraseando a todos los liberales y sin necesidad de recurrir a pensadores “mal vistos” por el sistema, la competencia es el motor del funcionamiento del capitalismo. Más allá de las monstruosas consideraciones de “valor” que se hace sobre lo que significa la competencia para los seres humanos, si es indudable que el sistema capitalista no puede funcionar sin la competencia, sin “el libre mercado”. Y aquí me permito otra digresión. El Estado puede intervenir y de hecho siempre ha intervenido en el funcionamiento del mercado, esencialmente para arbitrar entre los diversos sectores del capital en su lucha intercapitalista, como así también regulando su relación con las otras clases sociales, pero obviamente dentro de los márgenes del sistema y sin revertir las bases de la competencia y las condiciones del mercado. Cuando actúa sobre las leyes que el mercado impone “naturalmente”, este reacciona y termina con estos “desvaríos”. Ello sin perjuicio de que el Estado forma parte de la organización social y por tanto está sometido permanentemente a las presiones que las clases sociales y sectores inclusive de la misma clase dominante le presentan. De allí vienen que no se puede identificar Estado con gobierno, pues el Estado es lo genérico sobre el cual cada gobierno actuará a mérito de la situación concreta, pero también resaltando que su límite son los márgenes del sistema y por tanto el Estado es su defensor, salvo obviamente una situación revolucionaria que hiciere saltar por los aires todas las instituciones hasta ese momento vigentes.
Pero volviendo al mercado, como ya dijéramos, en la “competencia se trata invariablemente de ganar, pues si no se gana se pierde”, perogrullada que permite comprender la necesidad de los capitalistas de competir hasta el fin y en este caso ganar significa, como indicara, eliminar a la competencia y abrir el camino al monopolio, y la competencia en este sistema se da obviamente entre empresas. Y cómo se gana en esta competencia? Acordemos que en general los salarios son similares entre empresas que se dedican a la misma actividad y que en consecuencia los precios de las materias primas utilizadas son en términos generales idénticos, pues hasta es habitual que se le compren al mismo capitalista. Y aunque así no lo hicieran, los valores del mercado imponen un precio promedio de acuerdo a la cantidad de trabajo socialmente necesario para la producción de la mercadería o producto de que se trate. Como consecuencia de ello, el valor de las mercancías que no es otra cosa que la cantidad de horas de trabajo socialmente necesaria para su producción sería similar, o es similar entre productos iguales realizados por diversos empresarios. Pero siempre hay diferencias entre el precio que surge de esta definición y el precio que puede establecer cada empresario. Por ejemplo, es evidente que el precio medio va a ser establecido conforme el desarrollo de los medios de producción “medios” hasta ese momento, por lo que quien se ha atrasado tecnológicamente se va a encontrar en una situación desventajosa, pues deberá resignar parte de su ganancia, pero por otra parte quien ha obtenido una ventaja tecnológica que le permite producir más que la “media social”, obtendrá mayor cantidad de mercancías que los otros capitalistas, obteniendo así lo que se denomina una ganancia extraordinaria, la que podrá mantener hasta que los demás empresarios accedan a esa nueva tecnología. Este fenómeno permanente en la sociedad capitalista genera dos cuestiones fundamentales: por una parte la concentración de los capitales como consecuencia de la eliminación de los derrotados en la competencia, lo que hace que la concentración sea cada vez mayor y la competencia se haga más aguda y generalizada con consecuencias cada vez más graves para la sociedad. Y por otra parte el desarrollo tecnológico convalida la tendencia decreciente en la tasa de ganancia del capital. En el primer aspecto podemos constatar que alrededor de 200 corporaciones perciben ingresos superiores a la de todos los países del mundo salvo las grandes potencias (comentario de Atilio Borón y que se puede verificar en cualquier estadística seria sobre el particular), lo que da muestra de la total concentración del capital. Más aún, en estos días las noticias sobre compras y fusiones producto de la crisis abarca a las principales empresas multinacionales.
El segundo punto a considerar en este análisis es entonces la tendencia decreciente de la tasa de ganancia del capital, situación que se produce por la competencia y el desarrollo tecnológico.
En efecto, como indicara precedentemente, el capital revoluciona permanentemente las fuerzas productivas, única forma de tener éxito en la competencia con los otros capitales, competencia que como señalara precedentemente está ínsita en el sistema capitalista, y que además todos los supuestos teóricos levantan como bandera del desarrollo económico. Pero es justamente este desarrollo tecnológico el que afecta la tasa de ganancia del capitalista, aspecto que paso a explicar. La necesidad del permanente desarrollo tecnológico determina que cada vez más se invierta en lo que se denomina capital constante, frente al capital variable que no es otro que la mano de obra. O sea que cada vez el capitalista invierte más en los “fierros” y toda la estructura tendiente a su desarrollo que en trabajadores, visto asimismo que en determinadas coyunturas, al desarrollo tecnológico lo acompaña la expulsión de mano de obra, atento que las máquinas en principio desplazan a los trabajadores. Esta doble situación genera invariablemente que la tasa de ganancia del capitalista disminuya. La tasa de ganancia emerge de la división entre el capital constante (máquinas, herramientas, etc.) y el capital variable (fuerza de trabajo). A mayor crecimiento del capital constante menor tasa de ganancia y a menor crecimiento del capital variable también menor tasa de ganancia. Y esto es lo que se da en esta etapa de la sociedad capitalista, la cual necesita de una tremenda destrucción de fuerzas productivas y desvalorización de capitales para poder restituir su tasa ganancial, aunque esta supuesta recuperación históricamente no rompe la tendencia decreciente ya indicada, tendencia que día a día se agudiza, pues las contradicciones ínsitas del sistema capitalista llevan necesariamente a que esta ley se cumpla inexorablemente.
La tendencia progresiva de la cuota general de ganancia a bajar solo es, pues, una expresion caracteristica del regimen capitalista de produccion del desarrollo ascendente de la fuerza productiva social del trabajo. Esto no quiere decir que la cuota de ganancia no pueda descender también transitoriamente por otras razones, pero ello demuestra como una necesidad evidente derivada de la misma naturaleza de la producción capitalista que, a medida que ésta se desarrolla, la cuota general media de plusvalía tiene necesariamente que traducirse en una cuota general de ganancia decreciente. Como la masa de trabajo vivo empleada disminuye constantemente en proporción a la masa de trabajo materializado, de medios de producción consumidos productivamente que pone en movimiento, es lógico que la parte de este trabajo vivo que no se retribuye y se materializa en la plusvalía guarde una proporción constantemente decreciente con el volumen de valor del capital total invertido. Y esta proporción entre la masa de plusvalía y el valor del capital total empleado constituyen la cuota de ganancia, la cual tiene, por tanto, que disminuir constantemente...El descenso de la cuota de ganancia expresa, pues, la proporción decreciente de la plusvalía misma con respecto al capital total invertido y es, por tanto, independiente de cualquier eventual distribución de la plusvalía entre diversas categorías (El Capital, Carlos Marx, Tomo III, pags. 213 y ss. Edición Fondo de Cultura Económica, Méjico).
Asimismo, el citado autor resalta que hay situaciones
que contrarrestan y neutralizan los efectos de esta ley general, dándole simplemente el carácter de una tendencia, razón por la cual presentamos aquí la baja de la cuota general de ganancia como una tendencia a la baja simplemente... (Obra citada, pags. 232 y ss.).
Como causas que contrarrestan o neutralizan esta tendencia, señala el autor las siguientes: 1) aumento del grado de explotación del trabajo; 2) reducción del salario por debajo de su valor; 3) abaratamiento de los elementos que forman el capital constante; 4) la superpoblación relativa; 5) el comercio exterior; 6) aumento del capital-acciones… O sea que nos encontramos con una sociedad donde la competencia genera invariablemente el desarrollo tecnológico; que éste desarrollo tecnológico hace que se suplante el trabajo vivo (trabajadores) por el trabajo muerto (maquinarias y materias primas); que se verifique entonces que la cuota de ganancia real del empresario disminuya; que el desarrollo tecnológico genere una producción mayor de bienes; que a su vez y como una necesidad de restablecer la tasa de ganancia el capitalista trate de aumentar la explotación de los trabajadores y/o bajar sus salarios; que esta situación determine que se produzcan mayor cantidad de mercancías y menores posibilidades para la población para acceder a su consumo, o sea que se produzcan bienes que no pueden venderse y se dificulte el retorno al capitalista del capital invertido para volverlo al proceso productivo. Si a esto agregamos que en estas condiciones la concentración del capital se exacerba y que ante la falta de liquidez producto de la imposibilidad de realización de los bienes producidos, el riesgo empresario es mayor y en consecuencia las tasas de interés se elevan pues los bancos se cubren ante la posibilidad de prestar dinero con peligro de no retorno, nos encontramos con todos los ingredientes genéricos de una crisis en el sistema en general, más allá de las obvias particularidades de cada país o región y los tiempos en que puede darse esta situación descripta.
Y esta descripción se verifica en la actual crisis. Si bien se enfatiza en que la crisis nace por la especulación financiera, como una manera de resaltar “culpas” y así no debatir la raíz de la cuestión, es justamente la baja de la tasa de ganancia y su desarrollo en la producción, distribución, intercambio y consumo, aspectos todos de la misma relación social de producción, la generante de la crisis. En definitiva, la crisis del sistema la produce el mismo sistema en su propia dinámica. Y debatir esto significa debatir el sistema en sí y es por ello que se desvía la discusión a supuestos errores subjetivos, que más allá de que se produzcan, no son la causa inicial ni esencial del problema. En un muy interesante artículo del “Grupo Marxista” publicado en Internet bajo el título “La llamada crisis del sistema capitalista” se señala que
para “explicar” a los explotados esta nueva crisis, siguiendo su impostora metodología tradicional de vender gato por liebre, todos los “expertos” y demás intelectuales orgánicos e inorgánicos de la burguesía, adscriptos directa o indirectamente a los distintos Estados capitalistas, han coincidido en hacer pasar la causa fundamental de la presente crisis, por uno de sus efectos: el crédito. Lo hicieron para poner la conciencia de los explotados lo más lejos posible de la verdad económica; tanto como para que no podamos saber nunca dónde están las causas de lo que pasa. Hacen un vació de conocimiento en torno a las leyes objetivas de la economía política que explican el movimiento del capital, para llenarlo con la vieja tontería política subjetivista del recurso a chivos expiatorios “ad hoc”, como la codicia por parte de algunos banqueros que no se sabe quienes son, o la falta de controles estatales internacionales sobre las finanzas privadas. Se trata de que la irracionalidad del sistema capitalista quede por completo a salvo en la conciencia de las mayorías sociales absolutas explotadas. Como si la “codicia” no estuviera objetivamente determinada y los Estados no fueran rehenes del capital financiero internacional. Que no es el capital bancario sino su fusión con el gran capital que explota trabajo ajeno en la industria, el comercio y los servicios a escala internacional.
Y es así que nos contaron que en virtud de que los capitales se volcaron a las hipotecas como negocio rentable, otorgaron créditos a quienes no podían pagarlo sin controlar esta situación y por ello se desencadenó la crisis financiera en ese rubro que se extendió a todas las actividades. Y nos mienten descaradamente, pues no se dice que esos capitales buscaron esa salida financiera porque se había producido una baja en la tasa de ganancia y por tanto los capitales inexorablemente buscan mejores ganancias. Que justamente en virtud de buscar mitigar esa baja, se aumenta la explotación de los trabajadores (una forma de contrarrestar la tendencia y para lo cual se aumenta la jornada de trabajo, tercerizan servicios, precarizan trabajos, disminuyen salarios, etc.) y ello implica que éstos no puedan afrontar las deudas (entre ellas la hipotecaria) y que por ende y a fin de evitar la quiebra, el Estado y la banca privada otorga créditos para que puedan pagar las cuotas (forma de prolongar en el tiempo agravando la crisis futura) y que aún así no las pueden pagar y se profundiza la crisis. Y obviamente también omiten de que la crisis no es financiera sino global del sistema. Allí se manifestó pero como ya se señaló la tendencia a la baja de ganancia se materializó y generó la crisis. Citando nuevamente dicho artículo, se reitera que
no hay una dicotomía entre el capital productivo y el capital especulativo, como se nos quiere hacer ver. Se trata del mismo capital en diferentes condiciones de existencia. La prueba está en que cuando la Tasa de Ganancia se recupera el capital especulativo o ficticio deja de ser significativo, y en plena expansión de la producción con la Tasa de Ganancia sostenidamente al alza, prácticamente desaparece porque se reintegra a la producción. Los intelectuales burgueses nos presentan esta dicotomía para que veamos la realidad del sistema capitalista en crisis, más pequeña y al revés, como cualquier imagen reflejada en un espejo cóncavo dentro de una cámara oscura. Por tanto, las crisis no son crisis financieras del capital especulativo sino crisis del sistema en su conjunto, como lo fueron siempre.
Y esta crisis presenta además dos ingredientes fundamentales que no se pueden dejar de lado en esta instancia. La crisis del sistema económico y social conlleva dos subcrisis que son la alimentaria y la ambiental.
En el artículo “Orígenes comunes de la crisis económica y la crisis ecológica” publicado en la revista Herramienta, Francois Chesnais resalta que
Uno de los rasgos más importantes de la situación que se abrió en el 2007, es la conjunción entre la crisis económica mundial y la profundización de la crisis climática con gravísimos efectos sociales de impacto mundial. Se suma la crisis alimenticia, en gran medida provocada directamente por las políticas comerciales que se pusieron en marcha hace ya 20 años. La rapidez con que avanza la crisis climática, afectando a las poblaciones de los países más pobres y vulnerables, nos indica sufrirán los impactos combinados de la recesión mundial, del calentamiento y de los efectos de las políticas agrícolas que se impusieron a muchos países. Todo esto implica un cuestionamiento a la civilización en cuanto tal, pero es seguro que los gobiernos lo abordarán como si se tratase de mantener el orden, tanto a nivel nacional como internacional (véanse las medidas de la Unión Europea contra la inmigración). Los efectos de los cambios climáticos, así como también la resistencia popular que ellos provocarán en algunas partes del mundo, pueden ser tan fuertes que indudablemente repercutirán sobre la economía y agravarán la recesión. La conjunción entre la crisis económica mundial y el avance de la crisis climática (con toda su gravedad) no es algo fortuito. Las raíces de ambas crisis son las mismas: la naturaleza del capital y de la producción capitalista. Pero esto es algo que sólo pudo verse claramente con la liberalización y la desreglamentación del capital y, consecuentemente, su completa mundialización y exacerbada financiarización. Estos son los procesos los que explican, por un lado los rasgos originales de la crisis (en la que la subproducción de mercancías y la sobreacumulación de capacidades de producción, se combinan con el desmoronamiento de un monto gigantesco de capital ficticio), y por el otro lado la aceleración de las emisiones mundiales de CO2, después y a despecho de que los efectos de esto sobre el clima fueran claramente establecidos.
En nuestro país, los problemas emergentes de la explotación minera y de hidrocarburos con más la total desprotección ante la utilización del agua por parte de estos sectores económicos (veto a la ley de defensa de los glaciares), se presentan como los más agudas preocupaciones y donde el Estado nacional y provinciales siguen mirando para otro lado, tema que merece una consideración especial que excede este resumen..
Asimismo, Eric Toussaint en otro artículo publicado en la misma revista Herramienta denominado “Habría que salvar el modelo capitalista imperial?” señala que
en 2007-2008, más de la mitad de la población mundial ha visto degradarse fuertemente sus condiciones de vida porque ha tenido que enfrentarse a una gran subida de los precios de los alimentos. Esto ha originado protestas masivas, por lo menos en una quincena de países, en la primera mitad de 2008. El número de personas afectadas por el hambre aumento de varias decenas de millones, y cientos de millones más han visto restringido su acceso a los alimentos (y, en consecuencia, a otros bienes y servicios vitales.
En el mismo sentido, señala que
La crisis alimentaria mundial pone al descubierto el motor de la sociedad capitalista: la búsqueda del máximo beneficio privado a corto plazo. Para los capitalistas, los alimentos sólo son una mercancía que hay que vender con el mayor beneficio posible. El alimento, elemento esencial de la conservación de la vida de los seres humanos, se ha transformado en un simple instrumento de beneficio. Hay que poner fin a esta lógica mortífera. Hay que abolir el control del capital sobre los grandes medios de producción y comercialización y dar la prioridad a una política de soberanía alimentaria…También en 2007- 2008 ha estallado la mayor crisis internacional económica y financiera desde 1929. Si no existiera la intervención masiva y concertada de los poderes públicos que se han lanzado al auxilio de los banqueros ladrones, la crisis actual ya habría adquirido mayores proporciones. También en este terreno la interconexión es sorprendente. Entre el 31 de diciembre de 2007 y finales de septiembre de 2008, todas las Bolsas del planeta conocieron unas bajadas muy importantes, que han ido del 25 al 35% en las Bolsas de los países más industrializados hasta el 60% en China pasando por el 50% en Rusia y Turquía.
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Viene ...
El montaje colosal de deudas privadas, pura creación de capital ficticio, acabó por estallar en los países más industrializados empezando por Estados Unidos, la economía más endeudada del planeta. En efecto, la suma de la deuda pública y privada de Estados Unidos asciende, en 2008, a 50 millones de millones de dólares (contando las deudas del Estado, los hogares y las empresas, N. de T.), es decir el 350% del PIB. Esta crisis económica y financiera, que ya ha golpeado a todo el planeta, afectará cada vez más a los países en desarrollo de los que algunos todavía se creen a salvo. La globalización capitalista no desconectó unas economías de otras. Al contrario, países como China, Brasil, la India o Rusia tampoco han podido librarse de esta crisis. Y estamos empezando.
En un articulo de Pedro Echeverría publicado en Argenpress y titulado “Méjico: La crisis no viene de fuera, de muy adentro del sistema opresor”, resalta que
En las crisis capitalistas (todas las veces) casi todos pierden pero hay unos pocos que sí ganan. Sólo pierden los pobres, las clases medias y algunos pequeños ricos que no pudieron competir o se equivocaron en los negocios. Pero pregúnteles a los fabricantes de armas para las guerras, a los compradores de negocios fracasados en quiebra, a los negociantes de petróleo a la baja, a los que monopolizan y embodegan productos para luego venderlos caros, a los hábiles dueños y jugadores de las bolsas de valores que en una jugada se embolsan cientos de millones, a los altos funcionarios políticos (con sus familiares y amigos) que se enteran antes de una devaluación o a los que reciben rescates muy arriba de su “pérdidas”. En las crisis económicas no “todos pierden”; no seamos tontos al creer en las palabras de los grandes capitalistas y los medios de información que están a su servicio. Las crisis sirven para apachurrar más a los débiles y para que los ricos sean más ricos.
Pero lo grave es que también se naturaliza que así sea. En efecto, si hay crisis se interpreta que “debe” haber despidos y/o suspensiones y/o rebajas salariales y/o subsidios a empresas. Se adopta este criterio con una alarmante naturalidad y entonces el tema en discusión es como se hace para que haya menos despidos, menos suspensiones o menos rebajas salariales, pero no se discute porque “deben” producirse estas situaciones, o porqué no se producen o se generan otras conductas tanto desde las organizaciones sociales como desde el Estado. No nos preguntamos porqué la crisis la deben pagar los trabajadores; no nos preguntamos porqué la crisis no la pagan los empresarios, los financistas, los especuladores, en definitiva los eternos beneficiarios del sistema. Analizemos. Porqué tiene que haber despidos? Simplemente porque el empresario pretende mantener su ganancia aún en crisis, y para ello pagar a menos trabajadores y menores salarios es su forma ideal de mantener el lucro amenazado por la crisis. Entonces que sean los que en mejor posIción económica están quienes soporten el mayor peso de la crisis y por tanto se mantenga el trabajo y más aún, se aumenten los salarios para permitir un mayor consumo que permita adquirir los productos que justamente no se venden como consecuencia de la crisis. Que se cambie la ecuación. La crisis debería generar políticas de Estado que esencialmente tiendan a proteger a las potenciales víctimas que no son otros que las grandes mayorías sociales que viven de su trabajo, ante la clara amenaza del empresariado de proceder a los despidos en masa. Y esto se convalida en la actualidad. La O.I.T. ya habla de 51 millones de futuros despedidos para el presente año, cifra que seguramente va a ser superada por la realidad de la crisis. El Fondo Monetario Internacional prevé el peor nivel de crecimiento global desde 1945, y cuando el F.M.I. menciona estas cifras, no tengamos dudas de que la realidad será mucho más grave. Y digo “debería” porque también deberíamos preguntarnos si los Estados y los gobiernos que coyunturalmente lo ocupan, van en definitiva a defender los intereses de las mayorías populares o al sistema que genera su misma existencia.
Es de resaltar lo expresado por Jorge Beinstein en su artículo “En la ruta de la decadencia. Hacia una crisis prolongada de la civilización burguesa”, en el sentido que
el ingreso en un tiempo de desorden general nos están señalando que el mundo burgués no se encuentra ante una enfermedad pasajera, una “crisis cíclica” más al interior del gran ciclo, único y supuestamente vigoroso del capitalismo sino ante una crisis de enorme amplitud donde las enfermedades se multiplican no por un capricho del destino sino porque el organismo, el sistema social universal, esta muy viejo. (Herramienta Nº 41, pag 25)
En un artículo titulado “La explosión mundial del desempleo” publicado por Argenpress en enero de 2009 y cuyo autor es Joaquín Rivery Tur se destaca que
“con poquita imaginación es muy fácil dibujarse el cuadro de un planeta atacado por el capitalismo en su peor fase. Entre las especulaciones y fraudes financieros, la caída de la producción, la baja del consumo y el ataque despiadado al medio ambiente, el mundo está en peligro. Si usted quiere completar el cuadro puede añadir pérdidas récord de las empresas, cierre de fábricas, quiebras de bancos… y el aspecto que más golpea a los seres humanos: el desempleo. La recesión global ha llevado a tantos despidos que suman millones y millones los hombres y mujeres quienes han perdido el sustento en América y Eurasia. No hablo de África, el continente olvidado por las naciones ricas, al cual se le pronostican siglos enteros de hambre. Si alguien quiere tener idea de la profundidad de la crisis en la cual está sumido el capitalismo mundial, baste señalar que la depresión económica ha detenido la emigración ilegal del Sur al Norte, porque hoy las posibles perspectivas septentrionales están muy reducidas. La estampa más elocuente quizás la brinde el retraimiento de los cruces ilegales entre México y Estados Unidos y algo más, el regreso de muchos mexicanos y centroamericanos ilegales desde territorio norteamericano a sus lugares de origen al no encontrar trabajo. Los africanos, eternos proveedores de mano de obra barata para aquellos trabajos que los europeos no desean hacer, piensan varias veces las cosas antes de lanzarse a la aventura peligrosa de cruzar el Mediterráneo. En el continente, en octubre de 2008, la tasa de desocupación fue del 7,7 por ciento en la zona euro y los pronósticos para 2009 son más negros aún, especialmente para España, con tres millones 200 mil parados, 14 por ciento de la población activa. En dicho país más de 827 mil hogares cuentan con todos sus miembros desempleados, un indicador que duplica la cifra de 2007. En números redondos, en las naciones del euro hay 12 millones de desempleados y 17 millones en la Unión Europea, y todo va empeorando significativamente hasta llegar, tal vez, a 20 millones hacia los últimos meses del 2009. Resulta difícil en estos momentos calcular la cifra exacta de parados en Estados Unidos debido a que todos los días las grandes firmas anuncian cierres de plantas y despidos por miles. Se habla de más de diez millones de personas sin trabajo. La drástica disminución de las demandas de computadoras hizo que la Corporación Intel descargara abiertamente sobre sus trabajadores las consecuencias de la crisis, y eliminará entre cinco y seis mil puestos de trabajo en el sector manufacturero. La famosa Microsoft creada por Bill Gates no se queda fuera. A pesar de la filantropía del magnate, en los próximos 18 meses cinco mil de sus trabajadores tendrán que pedir seguro de empleo, según reconoció el presidente de la empresa Steve Ballmer en el portal especializado AllThingsDigital. América Latina es parte de este mundo. Si bien los países del MERCOSUR, Venezuela, Bolivia y algunos otros parecen en mejores condiciones para capear el temporal —no sin mojarse— los estados centroamericanos y México, por sus estrechos lazos con la economía norteamericana, llevarán la peor parte. Perú, con su economía también muy amarrada a la de EE.UU. por el Tratado de Libre Comercio, es fuertemente golpeado por el desempleo, sobre todo en el caso de los miles de trabajadores de los sectores minero y metalúrgico, debido a que la crisis derrumbó los precios de los productos básicos y frenó inversiones. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Latinoamérica registrará a lo largo de 2009 una legión de 2,4 millones de desempleados. Tanto desempleo provoca excitación social, y si la creciente inquietud de los sin trabajo se une a los problemas enumerados al inicio de estas líneas, la situación se hace realmente explosiva. Veremos qué ocurre al profundizarse la crisis.
La O.N.U. informa que el hambre aumentó significativamente en los últimos dos años: en el mundo ya hay más de 1.000 millones de personas que la padecen, la cifra más alta de la historia, y 3.000 millones de desnutridos, esto es casi la mitad de la población mundial de 6.500 millones…La directora del Programa Mundial de Alimentación remarcó que con menos del 1% de las inyecciones económicas que han hecho los gobiernos para salvar el sistema financiero global, se podría resolver la calamidad de millones de personas que son víctimas de la hambruna (Clarín del 17 de setiembre de 2009, pag. 24). Obvio que esta forma de distribución no es casual y corresponde también a la lógica del sistema. En este cuadro, resulta imprescindible exigir políticas de Estado que garanticen el trabajo y acrecienten el nivel salarial para proteger los derechos humanos fundamentales que van a ser sin duda agredidos aún más por la clase social dominante. Y para ello, la prohibición de los despidos sin causa debe ser legislada para así garantizar las fuentes de trabajo y también permitir que los trabajadores puedan inclusive defender su nivel adquisitivo y mejora de su posición económica ante la crisis. Terminemos con que a los trabajadores se les aplique la teoría del derrame pero al revés. Aquí lo que se derrama es la crisis de arriba hacia abajo. Los de arriba la generan conforme la lógica del funcionamiento del sistema del cual son beneficiarios, y la derraman hacia abajo para que se deposite en el fondo del piso y así quedan libres de la misma y la sufren los que justamente están abajo. En el barrio le llamábamos la ley del gallinero
Y también debemos ser concientes que las políticas de Estado que exigimos no se van a producir sin una movilización constante, permanente, solidaria de las grandes mayorías sociales en defensa de sus derechos humanos y sociales.
Se nos puede decir que no hay producción pues no hay consumo y por ello no hay trabajo. Que mantener trabajadores sin trabajo es un contrasentido en esta sociedad. Y ese es el problema. En esta sociedad parece que quien dispone que se trabaje o no es una clase social ultraminoritaria que se apodera de la riqueza que socialmente se produce y luego dispone quien trabaja o no. Pues si hay poco trabajo, que el mismo se distribuya entre los trabajadores sin merma salarial, lo que obviamente generará menores ganancias, pero entre la ganancia y la vida del trabajador no creo que exista discusión posible.
Podrá decirse que entonces el empresario cierra la fábrica y se va a su casa. Pues que lo haga, pero en ese caso deberá legislarse que fábrica que cierra, fábrica que queda en manos de los trabajadores que con ayuda del Estado tratará de mantenerla funcionando.
Acordemos en algo esencial. Ninguna de estas soluciones de coyuntura, garantizan la solución del problema esencial de un sistema de relaciones de producción que está enfermo y al que solo le falta que la sociedad se decida a reemplazarlo, pero permitirá en la etapa proteger a las mayorías sociales dentro de los límites estrechos que el sistema impone ante una crisis que tiende a transformarse en humanitaria.
Me permito solo señalar mi coincidencia con el rechazo a supuestas salidas keynesianistas a las cuales suele recurrir el capital en épocas de crisis, para poder continuar luego en estos ciclos reiterados de explotación y miseria para los pueblos del mundo, más aún cuando vivimos una época histórica donde con mayor claridad se manifiesta la senilidad del sistema. En este sentido, Ricardo Antunes en su artículo “La sustancia de la crisis” (Herramienta Nº 41, pag. 101), señala que
Si el neokeynesianismo de estado todo privatizado es la respuesta encontrada por el capital para su crisis estructural, las respuestas de las fuerzas sociales del trabajo deben ser radicales. Contra la falacia de la “alternativa” neokeynesiana que siempre encuentra acogida en varios sectores de la “izquierda” que actúan en el universo del Orden –”alternativas” condenadas al fracaso, como demostró Mészáros analizando el siglo XX, pues se inscriben en la línea de menor resistencia del capital– el desafío ya estaba indicado en su artículo “Política Radical y Transición hacia el Socialismo” (escrito en 1982 y publicado en Brasil por la primera vez en 1983, y que consta en este libro). Allí estaba presente tanto la distinción crucial entre la crisis de tipo estructural y sistémica y las crisis cíclicas coyunturales del pasado, así como la necesidad de una política radical, al contrario de las alternativas (neo) keynesianas y a las cuales el capital recurre en sus momentos de crisis.
Analizando los datos del 2003, resaltábamos en el articulo citado al inicio de esta nota, que
en los principios del siglo XXI Estados Unidos se encuentra en una crisis y estancamiento que hace peligrar su futuro como poder hegemónico del planeta; En Europa, Francia y Alemania se encuentran en una etapa de recesión marcada y que se acentúa año a año; Japón sufre una recesión que ya lleva casi una década. Una crisis más del sistema está a la vuelta de la esquina.
No fuimos adivinos ni genios, solo divulgamos lo que ya muchos pensadores habían vaticinado con conocimientos y estudios que la ciencia social ha desarrollado.
Y en este sentido, destaco que
Paralelamente con esta centralización del capital o expropiación de muchos capitalistas por unos pocos, se desarrolla en una escala cada vez mayor la forma cooperativa del proceso de trabajo, la aplicación técnica consciente de la ciencia, la explotación sistemática organizada de la tierra, la transformación de los medios de trabajo en medios de trabajo utilizables sólo colectivamente, la economía de todos los medios de producción al ser empleados como medios de producción de un trabajo combinado, social, la absorción de todos los países por la red del mercado mundial, y, como consecuencia de esto, el carácter internacional del régimen capitalista. Conforme disminuye progresivamente el número de magnates capitalistas que usurpan y monopolizan este proceso de transformación, crece la masa de la miseria, de la opresión, del esclavizamiento, de la degeneración, de la explotación...La centralización de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta salta hecha añicos. Ha sonado la hora final de la propiedad capitalista. Los expropiadores son expropiados. (El Capital, Carlos Marx, Tomo I, pag. 648/49).
Quiero aclarar que esto no significa que se esté hoy necesariamente ante una crisis invariablemente terminal, pero sí que sin duda estas crisis son también una tendencia, que agudizan cada vez más la incompatibilidad a que hace mención Carlos Marx en su obra.
Conclusiones:
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Estamos ante una crisis del sistema capitalista que se produce por las contradicciones intrínsecas del sistema. No nos viene de afuera, esta en los nudos del mismo sistema, por lo que defender al capitalismo es sostener también esta lógica perversa basada en la explotación del hombre, en su degradación y miseria.
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Esta crisis tiene características particulares, pues se extiende a la crisis del medio ambiente, crisis alimentaria, crisis energética con consecuencias que pueden ser catastróficas para la vida humana.
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El sistema capitalista no tiene una salida integral para la humanidad, y solo puede sobrevivir en base a generar una grave crisis humanitaria.
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Los poderes institucionales, más allá de los obvios matices que generan las diversas situaciones sociales en cada país, han salido al salvataje del sistema, y los derechos humanos fundamentales solo, y en algunos casos emergentes de la movilización popular, son protegidos tangencialmente y siempre que la situación no se agrave. Los Estados han puesto y ponen sus mayores esfuerzos en subsidiar a las empresas mientras ponen freno a todo reclamo por parte de los trabajadores. Se trata de evitar el conflicto social que puede generar la crisis, pero no se avanza en políticas de Estado que efectivamente protejan al trabajador ocupado o desocupado, su salario y sus necesidades sociales.
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Son necesarias normas legales que prohíban los despidos, garanticen la estabilidad laboral, generen aumentos salariales reales, determinen que ante el cierre de establecimientos sean los trabajadores quienes continúen con la explotación; reparto de las horas de trabajo sin merma salarial; libertad y democracia sindical; garantizar un salario igual a la canasta familiar para ocupados y desocupados.
Reiterando lo que ya expusiéramos en la “Editorial” de la revista La Causa Laboral Nº 39
en la coyuntura, y tal como lo anticipáramos en números anteriores, el peso de la crisis está golpeando la espalda de los trabajadores. Nuevamente estamos viviendo las consecuencias de la aplicación de una regla de oro del sistema: convidados de piedra en las épocas de bonanza y socios en las crisis. Regla que es tan inmoral como vigente. Lo que ayer pronosticábamos hoy es una cruel realidad: despidos, suspensiones, recortes de salarios, reducción de la jornada laboral, eliminación de derechos, etc., son para los trabajadores el pan nuestro de cada día. Una realidad que el discurso oficial pretende ocultar con estadísticas que omiten reflejar lo que ocurre en el mega sector informal de la economía.
Ante ello, una vez mas demandamos medidas efectivas para proteger la estabilidad laboral, comenzando por la prohibición de los despidos sin causa, cuya violación permita al trabajador afectado demandar la reinstalación en su puesto de trabajo u optar por una reparación económica lo suficientemente onerosa como para desalentar esas conductas patronales. Este derecho debe ser acompañado de disposiciones que impongan una mayor carga impositiva a quienes han obtenido ganancias extraordinarias en los últimos seis años, para así generar un fondo para ayudar a las pequeñas empresas a sostener las fuentes de trabajo. De esa manera, quienes más ganaron, y nos consta que fueron muchos y a valores que superan la media internacional, serán quienes sostendrán con su aporte las fuentes de trabajo y no como ahora que se utilizan fondos de ANSES a esos efectos e inclusive favoreciendo a esos sectores enriquecidos. Los fondos de ANSES debieran utilizarse para arribar al tan necesario 82% móvil para los jubilados, otro de los temas pendientes de prevalente urgencia.
También reclamamos una nueva Ley de Riesgos del Trabajo que recepcione no sólo la doctrina expresa de los fallos de la Corte Suprema, sino lo que en ellos está implícito: que el nuevo sistema debe poner el acento en la protección efectiva de la vida y la salud de los trabajadores, que constituyen derechos humanos fundamentales, y que todo el andamiaje jurídico, con base en los preceptos constitucionales, debe tributar a su realización. En este esquema, la participación de agentes con fines de lucro es absolutamente incompatible con estos objetivos.
Conclusión final
Pero en definitiva, lo que no se puede modificar es la rueda de la historia, y es allí donde las contradicciones del sistema explicitadas deben explotar y de hecho lo hacen, pero para que ello signifique que también explote el sistema, habrá que crear las condiciones subjetivas que nos permitan terminar con aquella resignación y comprender que si hay algo en realidad utópico en esta etapa de la humanidad, es la ilusión de recrear un “capitalismo nacional” o “serio”, y que el único camino posible pues tenemos al sujeto para llevarlo adelante, es el socialismo. Y esto ya deja de ser una frase hecha o una postura utópica. De toda la información suministrada en este documento y la realidad que el sistema capitalista nos impone día a día, no cabe duda que el problema es justamente este sistema y que toda salida que no implique destruir esta organización de la sociedad, significará nuevos fracasos, más hambre, más miseria, más desocupación para la humanidad. No sabemos si esta es la crisis terminal del sistema, pero si sabemos que si no acabamos con el sistema, el sistema acabará con la humanidad.
Versión actualizada de una ponencia presentada en las Jornadas Rioplatenses del Derecho del Trabajo organizadas en 1998 por la Asociación de Abogados Laboralistas. Enviado por el autor a Herramienta para su difusión.
Setiembre 2009
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Desigualdad flagrante: La mitad de la riqueza del mundo está en los bolsillos del 1% de la población
Publicado: 14 oct 2015 11:11 GMT | Última actualización: 14 oct 2015 11:39 GMT
La desigualdad sigue creciendo a nivel mundial y, de forma particular, en el Reino Unido, que ocupa el tercer lugar mundial en cuanto al número de individuos con un "patrimonio neto ultraalto", afirma un estudio de Credit Suisse.
La desigualdad mundial sigue aumentando: ahora la mitad de la riqueza del mundo se encuentra en manos de apenas un 1 por ciento de la población, según un nuevo informe elaborado por Credit Suisse citado por el diario británico 'The Guardian'.
Las clases medias han sido exprimidas a expensas de los más ricos, afirma el estudio de la entidad financiera, que también constata por primera vez que hay más individuos de clase media en China (109 millones de personas) que en EE.UU. (92 millones).
"La riqueza de la clase media ha crecido a un ritmo más lento que la de la clase alta", asevera Tidjane Thiam, director ejecutivo de Credit Suisse. "Se ha revertido la tendencia anterior a la crisis, que demostraba que la cuota de riqueza de la clase media se mantenía de forma estable en el tiempo."
El informe de Credit Suisse afirma que una persona necesita tener un patrimonio de 3.210 dólares (2.100 euros) para formar parte del 50 por ciento de ciudadanos más ricos del mundo, mientras que 68.800 dólares aseguran un lugar en el 10 por ciento de los más ricos. Únicamente un 1 por ciento de la población tiene un patrimonio de al menos 759.900 dólares anuales.
El informe define la riqueza como el valor de los activos incluidas inversiones inmobiliarias y bursátiles, pero excluye la deuda.
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La Reserva Federal entra en pánico: el crecimiento del empleo se sumerge en el estancamiento
Publicado: 6 oct 2015 15:33 GMT | Última actualización: 9 oct 2015 14:55 GMT
En sus discursos públicos, la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha evitado tocar los graves problemas que padece la economía estadounidense. Cuando a mediados de septiembre el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) tomó la decisión de mantener la tasa de interés de los fondos federales ('federal funds rate') entre cero y 0,25 por ciento, el blanco de las preocupaciones de Yellen se dirigió hacia China y el endeudamiento de las economías emergentes.
De acuerdo con la presidenta de la Reserva Federal, el proceso de recuperación de la economía norteamericana se venía consolidando con fuerza desde mucho tiempo antes. Y, por lo tanto, si el FOMC no elevó el costo del crédito se debió sobre todo, a su elevado nivel de "compromiso" y "responsabilidad" con el resto del mundo.
Sin embargo, la verdad es que la economía de Estados Unidos no se caracteriza precisamente por gozar de plena salud. Sucede que los datos del mercado laboral publicados durante los 12 meses previos a marzo de 2015 no son tan robustos como presumió la Reserva Federal: el Departamento del Trabajo reconoció recientemente que sobrestimó en por lo menos 255.000 los empleos producidos por el sector privado.
Por otra parte, durante el mes de septiembre la nómina no agrícola sumó únicamente 143.000 empleos, muy por debajo de los 200.000 esperados. El mayor revés lo padecieron los sectores vinculados con el comercio exterior y la energía. El alza del dólar, la caída de los precios de las materias primas ('commodities') y la extrema debilidad de la demanda global precipitan el deterioro estructural de la economía estadounidense.
Las malas noticias no terminan ahí: las cifras de los puestos de trabajo generados en julio y agosto también se revisaron a la baja. Ahora se sabe que en agosto solamente se crearon 136.000 empleos, y no 176.000 como se apuntó originalmente; mientras que en el mes de julio se generaron 21.000 empleos menos de los que se contabilizaron en la revisión previa.
Por lo tanto, con los datos actualizados por el Departamento del Trabajo, en Estados Unidos se registraron un promedio de 167.000 nuevos empleos entre julio y septiembre, un monto que representa menos del 65 por ciento de los 260.000 que se crearon mensualmente durante el último año.
Las políticas de la Reserva Federal no son capaces de sacar adelante por sí solas a la economía. Yellen apostó todo a que si la población desocupada disminuía, entonces los grandes empresarios se verían presionados a incrementar los salarios, con lo cual, aumentarían también el poder adquisitivo de las familias y el nivel de precios (inflación).
Sin embargo, eso aún no ha ocurrido. Mientras que la tasa de desempleo cayó del 5,7 al 5,1% entre enero y septiembre del año en curso, las remuneraciones salariales por hora apenas se incrementaron un 2,2 por ciento en términos anuales el mes pasado, todavía muy lejos de los niveles alcanzados antes de la crisis, cuando se registraban aumentos por encima del 4 por ciento. La inflación, por su parte, no ha conseguido alcanzar el 2 por ciento en más de 3 años, el objetivo del banco central estadounidense.
Por lo tanto, hoy está claro que la caída de la tasa de desocupación de los meses recientes obedece más a la disminución de la tasa de participación laboral –como consecuencia de la desesperanza de miles de estadounidenses–, y menos a la creación de empleos de calidad y a largo plazo: el viernes 2 de octubre se anunció que en septiembre 350.000 personas abandonaron la búsqueda de trabajo. No hay vuelta atrás: en Estados Unidos el crecimiento del empleo se sumergió en el estancamiento.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.
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Rusia precipita el abandono de SWIFT entre los BRICS
Publicado: 30 sep 2015 11:27 GMT | Última actualización: 1 oct 2015 09:14 GMT
La unipolaridad de Estados Unidos en el sistema financiero mundial se desvanece a paso veloz. Como consecuencia de su miopía política, Washington obligó a otros países a poner en marcha instrumentos de cooperación financiera que abandonan el uso del dólar, así como instituciones multilaterales que ya no se rigen más por las reglas impuestas desde el Departamento del Tesoro.
Es que en definitiva, las finanzas y la moneda se han venido utilizando como instrumentos de política exterior, esto es, como mecanismos de dominación global que buscan socavar tanto a adversarios geopolíticos (Rusia), como a potencias económicas en ascenso (China) que resisten a doblegarse ante el yugo norteamericano.
Ante la imposibilidad de alcanzar sus objetivos estratégicos por la vía diplomática, Estados Unidos se lanza a la guerra financiera,ya sea a través deembargos económicos, ataques especulativos, congelamiento de cuentas bancarias de políticos y empresarios, etcétera.
En abierta violación de los principios del derecho internacional, Washington apunta su artillería contra los países que, de acuerdo con su concepción, integran el denominado “eje del mal”: Corea del Norte, Irán, Siria, Sudán, etcétera. Su modus operandi consiste en estrangular la economía del país en cuestión para promover un cambio de régimen.
Ahora esa misma estrategia se dirige contra el Gobierno de Vladimir Putin. Es que luego de la reintegración de la República de Crimea y la ciudad de Sebastopol a territorio ruso –sustentada en el referéndum celebrado en marzo de 2014–, Estados Unidos, el Reino Unido y Polonia presionaron a la Unión Europea para que expulsara a Rusia de la Sociedad de Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT, por sus siglas en inglés).
Fundado en 1973 en la ciudad de Bruselas, Bélgica, SWIFT es un sistema internacional de comunicaciones que permite a los bancos realizar transferencias electrónicas entre sí. Antes de su puesta en marcha, las entidades financieras se limitaban a comunicarse a través de Télex y sistemas telefónicos bilaterales.
En ese sentido, SWIFT constituye un avance tecnológico de primer nivel, puesto que ha permitido tanto aumentar la velocidad del comercio y la inversión mundiales, así como disminuir los costos de transacción en una escala sin precedentes.
En la actualidad SWIFT es utilizado por 10,500 bancos –sobre todo estadounidenses y europeos– en más de 200 países. En su día de mayor apogeo en lo que va de 2015 procesó 27.5 millones de mensajes de órdenes de pago.
SWIFT es un mecanismo “técnico”, puramente “neutral”, según los magnates de Wall Street y la City de Londres. No obstante, los ataques del 11 de septiembre a las Torres Gemelas sirvieron para que Estados Unidos se inmiscuyera en el sistema de pagos: el Departamento del Tesoro solicita desde entonces “información específica” con la excusa de que “monitorea” los canales de financiamiento de “grupos terroristas”.
De esta manera, con el argumento de que se encontraban inmiscuidos en actividades ilegales se desconectó a los bancos iraníes de SWIFT hace 3 años, situación que puso en aprietos la provisión de crédito a las operaciones de comercio exterior del país persa.
Asimismo, Washington abrió el camino para la intromisión de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés). Según las revelaciones de Edward Snowden, ‘Follow the Money’ es el nombre del programa especializado de la NSA que se encarga de espiar el sistema financiero global.
El seguimiento realizado por el personal de la NSA desembocó en la construcción de una base de datos, ‘TRACFIN’, misma que en 2011 contenía por lo menos 180 millones de registros de las operaciones entre los bancos, las transacciones con tarjetas de crédito y, por supuesto, los miles de mensajes transmitidos a través del sistema SWIFT.
Por lo tanto, Estados Unidos se hizo del control quasi monopólico del sistema de pagos internacionales para asfixiar a sus rivales. Hasta ahora la desconexión de SWIFT aún no se ha implementado en contra de Rusia por la “falta de autoridad” de las autoridades regulatorias. Pues sí, una cosa es castigar a una potencia regional, y otra muy distinta es entrar en una batalla cara a cara con una potencia mundial.
Con todo, las constantes amenazas de parte de Estados Unidos y sus aliados europeos propiciaron que el Gobierno de Vladimir Putin pusiera en funcionamiento un sistema de pagos alternativo. Es que más de 90% de las operaciones de los bancos rusos son transfronterizas, con lo cual, si se hubiese concretado la expulsión de Moscú del sistema SWIFT las consecuencias sobre la economía mundial habrían sido catastróficas.
Los principales bancos rusos (Sberbank, VTB, Gazprombank, Bank of Moscow, Rosselkhozbank, etcétera) realizan ya acuerdos bilaterales y utilizan de lleno el nuevo sistema de pagos, anunció hace unos días Olga Skorobogatova, la vicegobernadora del banco central.
El nuevo sistema de transacciones disminuye el monto de los costos en comparación con SWIFT, y más importante todavía, brinda a Moscú de mayor autonomía política y seguridad económica en caso de una nueva escalada de sanciones. Adicionalmente, la iniciativa rusa detonó la construcción de sistemas de pagos alternativos en otros lugares del mundo.
Por un lado, China está lista para poner en marcha las próximas semanas su propio sistema de transacciones. Por otro lado, los integrantes del BRICS (acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se encuentran discutiendo la posibilidad de lanzar un sistema de pagos multilateral, esto es, que no sean sólo Rusia y China los beneficiados, sino que el sistema de pagos realice operaciones entre todos los miembros del bloque.
El plan de contención orquestado desde Washington y Bruselas en contra de Rusia derivó en un ‘efecto búmeran’, pues no sólo no la expulsaron de SWIFT, sino que Moscú construyó un sistema de pagos alternativo que neutralizó por completo los intentos de desestabilización y que, en paralelo, sirve de inspiración para los países del BRICS y muy pronto, también lo será para la mayoría de las economías emergentes.
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La generosidad de China puede causar una nueva crisis financiera mundial
Publicado: 14 oct 2015 19:23 GMT
En las últimas décadas, China se ha convertido en un centro de inversiones para las economías emergentes, sobre todo para los grandes proyectos de infraestructura en América Latina, y en algunos casos, Pekín ha asumido una parte del riesgo. La profesora de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Carmen Reinhart, sostiene que esta "generosidad" del gigante asiático puede provocar una nueva crisis financiera mundial.
"Si bien no hay dos crisis financieras idénticas, todas tienden a compartir algunos síntomas reveladores", escribe la profesora en un nuevo artículo para elportal 'Project Syndicate'.
Entre estos síntomas, Reinhart enumera "una importante desaceleración en el crecimiento económico y de las exportaciones, la anulación de los auges de precios de activos, un creciente déficit fiscal y de cuentas corrientes, el aumento de apalancamiento, la reducción o reversión de la entrada de capitales".
"En diversos grados, las economías emergentes están mostrando ahora todo esto", sentencia la analista.
No obstante, también pueden estar experimentando "otro síntoma común de una crisis inminente, que es mucho más difícil de detectar y medir: deudas ocultas", prosigue la autora del artículo, que considera que "la gran pregunta de hoy es dónde se esconden las deudas de economías emergentes".
Durante el auge de este tipo de inversiones China financió grandes proyectos de otros países, a menudo relacionados con la minería, la energía y la infraestructura, recuerda Reinhart.
Sin embargo, explica la experta, el volumen exacto de estos préstamos se desconoce, ya que una gran parte de ellos provino de los bancos de desarrollo de China que no están incluidos en los datos recopilados por el Banco de Pagos Internacionales (la fuente global principal de dicha información), ni tampoco en las bases de datos del Banco Mundial. Incluso cuando estos datos existen, deben interpretarse con cuidado, agrega.
En opinión de Reinhart, aunque las deudas de las economías emergentes parecen moderadas para los estándares históricos, es probable que estén siendo subestimadas.
"Si es así, la magnitud de la actual reversión de los flujos de capital que están experimentando las economías emergentes puede ser mayor de lo que generalmente se cree, y potencialmente lo suficientemente grande para desencadenar una crisis", asevera la analista.
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"El papa Francisco insta a una rebelión contra el capitalismo"
Publicado: 23 jul 2015 07:51 GMT
El papa Francisco está fomentando la desobediencia social, llevando a una rebelión de las masas contra los superricos capitalistas, asegura el periodista Paul Farrel.
En su artículo para MarketWatch el columnista analiza el discurso del Sumo Pontífice en Bolivia del pasado 9 de julio.
"El reciente viaje de Francisco a América del Sur reveló un obvio mensaje socialista y anticapitalista que insta a un cambio estructural de la economía global que atenta contra el proyecto de Jesús", escribe Farrel.
Dicha conclusión del periodista se basa en los argumentos del papa presentados a continuación.
Tierra, techo y trabajo son "derechos sagrados"
Todas las personas tienen el derecho otorgado por Dios a un trabajo, a la posesión de tierra y a una vivienda, según la probablemente más audaz declaración del papa Francisco.
Por supuesto, no son promesas ni objetivos de los sistemas económicos actuales de EE.UU. y otras partes del mundo.
Tampoco están dentro de la enseñanza tradicional de la Iglesia católica, que aunque aboga por un trabajo digno, no lo declara un derecho otorgado por Dios, señala el periodista.
La gente, y no el beneficio, debe ser el foco de la economía global
Tildando el capitalismo no controlado como "dictadura sutil" y "estiércol del diablo", Francisco sostiene que cuando gobierna "la ambición desenfrenada de dinero", el "servicio para el bien común queda relegado".
"Digamos '¡No!' a una economía de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Esa economía mata. Esa economía excluye. Esa economía destruye a la Madre Tierra", insta el papa Francisco.
Miles de millones ya no pueden esperar más los cambios
Refiriéndose a las injusticias económicas el papa dijo que "el tiempo parece que se estuviera agotando; no alcanzó el pelearnos entre nosotros, sino que hasta nos ensañamos con nuestra casa".
El papa moviliza a la gente: "digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras".
El cambio empieza desde abajo
El papa subraya que los cambios estructurales no llegan "porque se impuso tal o cual opción política".
Los cambios desde abajo funcionan, dijo, porque vivir "cada día, empapados, en el nudo de la tormenta humana" conmueve y mueve.
Obligación moral, un mandamiento
"La distribución justa de los frutos de la tierra y el trabajo humano no es mera filantropía. Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece", recuerda Francisco.
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Banco central chino emite primer bono denominado en yuanes en Londres
10-22-2015 11:34
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¿Se viene abajo EE.UU., 'imperio' basado en la deuda, tal y como pasó con el Imperio Romano?
Publicado: 22 oct 2015 13:40 GMT
En este nuevo episodio, Max y Stacy vuelven la mirada al pasado para predecir el futuro que le aguarda al ‘imperio de la deuda’, EE.UU., donde la ingeniería financiera es hoy el equivalente a lo que fue la técnica de construcción de vías para el romano. Y al fallar la ingeniería financiera, el poder imperial se erosiona, explican. En la segunda parte, Max entrevista a Dmitri Orlov de ClubOrlov.blogspot.com, con el que conversará sobre los indicios del colapso del "imperio más tonto".
"El emperador romano Marco Aurelio, al que Maquiavelo llamó 'el último de los cinco emperadores buenos', dijo (como si hablara directamente a los líderes actuales de EE.UU.): 'Si se fijan en el pasado y en los imperios cambiantes que primero surgieron y luego se derrumbaron, podrán predecir el futuro'", comienza Max Keiser su nuevo episodio.
Tomándole la palabra, Stacy Herbet señala que este análisis surge a raíz de las recientes declaraciones del coronel Wilkerson, exasesor principal del exsecretario norteamericano de Estado, Colin Powell, en las que afirma que el imperio estadounidense "se viene abajo" y que "ya estamos viendo señales de ello". Herbert señala que aquello que ha permitido a EE.UU. "hacerse con el control del mundo y crear un imperio" ha sido la deuda, "una deuda que han ido asumiendo los herederos a medida que se ha ido prorrogando en los últimos 40 años y que ha corrompido al imperio hasta convertirlo en un imperio pervertido, como le ocurrió al Imperio Romano".
Es por ello que Herbert afirma que se puede hablar del inicio de la caída del imperio estadounidense, "en el que las deudas tóxicas siguen prorrogándose", gracias a "la ingeniería financiera y a la continua bajada de los intereses", volviéndose "cada vez más fraudulentas y corruptas".
Asimismo, la copresentadora del programa indica que el problema se agrava con los intereses negativos, por lo que "habrá que robar a otra persona para pagar esa deuda", lo que añade "un punto de violencia a los mercados que se manifiesta en tratados de comercio como la ATCI o el TPP".
En la segunda parte de este episodio, Dmitry Orlov, de ClubOrlov.blogspot.com, afirma que "el imperio estadounidense es más tonto que los anteriores imperios", ya que no existe ninguna posibilidad de que "la deuda que ha ido acumulando el imperio estadounidense pueda saldarse jamás".
Además, indica que Rusia "está mejor preparada ante esta tormenta que EE.UU.", ya que el país tiene poca deuda y, además, "está en manos privadas, en varias empresas que pidieron dinero prestado a los bancos occidentales porque les ofrecían unos intereses más bajos que en Rusia". "Eso le da a Rusia un arma poderosísima, porque si las sanciones se endurecen, puede empezar a pagar los intereses de esa deuda en una cuenta de depósito en garantía en lugar de devolverle el dinero directamente a los bancos, lo que inmediatamente convertiría a estas entidades financieras en insolventes debido a la magnitud de la cifra", explica.
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El mundo debe prepararse para el colapso de EE.UU. al estilo soviético"
Publicado: 8 jun 2015 23:52 GMT
La larga serie de reveses económicos, geopolíticos y sociales que enfrenta EE.UU. desde inicios de este siglo, ha llevado a la nación norteamericana a un punto crítico en el que es probable su desintegración al "estilo soviético", sostiene un influyente analista geopolítico brasileño.
En su artículo publicado en el portal 'Carta Maior', el profesor de la Fundación Getulio Vargas de Sao Paulo, Antonio Gelis-Filho, señala que, a pesar de que EE.UU. se enfrenta a una amenaza nuclear del Estado Islámico, su desintegración no será propiciada por el grupo islamista.
SEPA MÁS: EE.UU., una economía en llamas y al borde del colapso, seguido por anarquía
"El país parece haber llegado a un callejón sin salida en su declive", comenta Gelis-Filho, que cita como ejemplos los "fracasos geopolíticos" sufridos en Ucrania, donde Rusia ha sido capaz de hacer frente a Washington para defender sus intereses estratégicos, y en el sudeste asiático, donde China está construyendo islas artificiales en territorios que son objeto de disputa con varios aliados de EE.UU., que por su parte, "ha lanzado varias advertencias, pero que son ignorados por Pekín como si se tratara del zumbido de un molesto mosquito".
Según el analista geopolítico, el panorama para Washington, a parte de los reveses internacionales, se agravó por los problemas sociales y económicos dentro del país. "La prometida recuperación económica nunca llegó y más bien se contrajo a una tasa anual de 0,7% en el primer trimestre del 2015", recuerda Gelis-Filho.
SEPA MÁS: "La legendaria economía estadounidense ya no existe"
"Después de todos estos fracasos, además de la visible desintegración del tejido social estadounidense con disturbios cada vez más frecuentes por la brutalidad policial y la creciente desigualdad", el profesor considera probable un colapso de EE.UU. al estilo soviético. El analista deja claro que tal desintegración no es inminente. Sin embargo, advierte que el mundo debería estar preparado para tal escenario porque tendría graves consecuencias.
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