Las arterias de acceso a la Plaza de la Revolución están colmadas desde las primeras horas de la madrugada. Cada minuto transcurrido se vuelve compacta la multitud. Reyna la alegría, las pancartas con las consignas revolucionarias en apoyo a la Revolución y al legado de Fidel. Por cada rincón de la marcha se siente, Fidel está presente. La cubanía se desborda. La bandera cubana es enarbolada por los brazos del pueblo. Una vez más pienso en cuanto nos quieren manipular y dirán que estamos obligados. No soportan la fortaleza de los cubanos a pesar de los problemas que en la vida cotidiana afrontamos al querer ser más prósperos en nuestro futuro. Hay quien se presta para empañar el momento. Breves minutos bastaron para neutralizar sus propósitos. Los acordes de la banda gigante se dejan escuchar por toda la Plaza de la Revolución. También caló la corneta china que con golpe de una buena conga cubana puso arroyar a mujeres y hombres; niños, jóvenes y viejos; civiles y militares; amigos de diferentes latitudes. En Cuba se festejó el Día del Trabajador.