AFROS
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El parto es un acto natural y fisiológico de reproducción humana. No es una enfermedad, ni un acto médico. Es un proceso natural del cuerpo de la mujer, muy complejo, asociado a su sexualidad y reproducción en el cual median múltiples variables. Tal definición se contrapone, sustancialmente, a las condiciones reales de nuestras maternidades, hospitales públicos y las clínicas privadas.
En los centros públicos, como maternidades o servicios de obstetricia, las parturientas (muchas de ellas sin recursos para la compra de servicios privados de salud) esperan largas horas, sin derecho a compañía de sus parejas o familiares mas cercanos, inclusive las adolescentes primerizas. Además, muchos de estos servicios y centros públicos son centros de formación docentes de posgrados de Obstetricia y Ginecología, por lo que son sometidas a tactos públicos y repetidos, así mismo, forzadas a tomar posiciones y acostarse en camas especiales.
Sin información amplia y suficiente, ni consentimiento previo, a su llegada a los Centros de Salud, se les administra pitocín, un suero endovenoso que acelera las contracciones uterinas e inclusive, llegado el nivel de máxima dilatación del cuello uterino, se les realiza una incisión o corte en los genitales externos, procedimiento llamado episiotomía, para facilitar la expulsión de la cabeza fetal de la o del bebé.
Es común y parte del concierto de las angustias, los famosos gritos del personal de salud. Muchas veces se puede escuchar el discurso patriarcal de boca del propio personal femenino. Por el contrario en el sector privado, ese mismo personal de salud, asume también un discurso patriarcal pero expresado en otras conductas tales como el uso y la indicación excesiva, la aplicación de cesáreas poco justificadas, el adelanto de la fecha de parto por “recomendaciones médicas” o la solicitud de las parturientas y sus parejas o familiares. Esto pone en tela de juicio la flexibilidad de una ética laxa para lo privado y rígida para el sector público, donde para realizar una cesárea, se llega hasta el último momento.
Indudablemente la Medicina ha patologizado los procesos naturales de las mujeres: menstruación, menopausia, parto. De la conducta médica intervencionista se genera la desnaturalización del parto y se dan todos los fenómenos psicosociales y culturales sobre el mismo, secuestrando su naturaleza placentera.
EL MUNDO DE LAS COMADRONAS
En Ocumare del Tuy hay una reserva de mujeres maravillosas, cuidadoras de la vida, especialmente en el proceso de maternidad, parto y nacimiento. Son las comadronas y entre ellas podemos mencionar a Catalina González, Petra Ávila, Cruz Guzmán y Virgilia Arráez de Milano.
Del caserío Casuapa conocimos a la señora Petra Avilán, de 79 años, una de las fundadoras del caserío. Tiene mas de 25 años en el oficio de partera y dice que nunca un niño se le ha muerto. Es conuquera, sabe de plantas medicinales y se aplica en la medicina tradicional como yerbatera. Prestó su casa para dar clases a los niños del lugar y allí se fundó una escuela llamada Negra Hipólita. Petra es silenciosa y sus ojos desbordan sabiduría.
Otra es la señora Catalina González, de 76 años, también fundadora de Casuapa. Comadrona destacada, hace mas de 20 años comenzó a partear mujeres y dice que los médicos del hospital de Ocumare respetan su trabajo como partera. Se dedica también al trabajo en el conuco y dicen que hace unas sabrosas arepas de maíz pilao.
Las parteras se encuentran hoy en día en peligro de extinción. La mentalidad de las mujeres ha sido alienada al punto de descreer en sus propias capacidades como dadoras de vida y como acompañantes de otras mujeres en este proceso que en algún momento dejó de ser natural y placentero.
PARTO HUMANIZADO
Creemos en la posibilidad de pensar en colectivo los procesos de maternidad, parto y nacimiento, tal como los heredamos de nuestros antepasados. Estamos obligados y obligadas a renaturalizar el parto. Esto no quiere decir que nos opongamos a la atención médica, sino que estamos emprendiendo la tarea de devolver a las mujeres de nuestras comunidades el poder sobre su cuerpo y la posibilidad de compartir con otras la experiencia de traer un ser al mundo.
Estamos haciendo ver a la comunidad su responsabilidad sobre los procesos vitales en el seno de la misma. Estamos promoviendo el reencuentro, la comunalización, el socialismo.
Todo comienza porque la mujer se conozca a sí misma, se empodere y avance con acompañamiento en un proceso de maternidad segura y feliz, un parto humanizado y su hija o hijo tenga un nacimiento respetado.
La preñez es asunto de la mujer, de las mujeres, de las parejas, de la comunidad, en vinculación con los Centros de Salud y, por supuesto, con las y los médicos.
El Plan Nacional de Parto Humanizado, promovido por el Gobierno Revolucionario, contempla programas de sensibilización a los médicos y estudiantes de Medicina, de formación de facilitadoras (doulas) y promotoras del parto humanizado autopostuladas o postuladas por lideresas comunitarias.