
El modelo de educación en Cuba es un ejemplo para el mundo. Foto: HuffPost. Foto: Desmond Boylan/ Reuters.
Cuba se toma muy en serio el tema de la educación. Se convirtió en una prioridad después de que Fidel Castro liderara el triunfo de la Revolución en 1959. La educación ayudó a que el país se deshiciera de la etiqueta que le habían impuesto de ser el territorio más desigual del Caribe hispánico durante los periodos coloniales y postcoloniales de principios del siglo XX.
Las bases de la nueva orden social -y socialista- de Fidel se fundamentaban en la idea común de que solo una educación de calidad podría acabar con la grave situación de pobreza, ignorancia y subdesarrollo que sufría el país.
Cuba invirtió mucho dinero para conseguir que su sistema educativo fuera de calidad. Durante las décadas de 1980 y 1990, la relación entre los gastos en educación y el producto interior bruto se encontraba entre las más altas del mundo.
Cuba tiene mucho que enseñar a África y al mundo en lo que a priorizar y reformar el sistema educativo se refiere. Su enfoque educativo ha contribuido al cambio social. Se pueden sacar lecciones valiosas de esta experiencia que podrían ser útiles para el continente africano y, como he demostrado en mis estudios, particularmente para Sudáfrica.
Después de que el Gobierno socialista de Fidel Castro llegara al poder, Cuba revolucionó la enseñanza a través de tres métodos:
1. La alfabetización

El primer gran paso de la Revolución a favor de la educación fue la Campaña de Alfabetización.
En 1961, se lanzó la Campaña de Alfabetización, que sentó las bases de la importancia de la educación para una sociedad en conflicto y en transición. En el transcurso de un año, se centró la atención en un millón de analfabetos y se movilizó a 250 mil profesores y a miles de escolares.
A finales de 1961, un 75 por ciento de ese millón de personas había logrado un nivel de alfabetización rudimentario. Se realizaron seguimientos meticulosos de la educación de la población adulta.