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General: LA PALABRA DIARIA MES DE MARZO
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De: TATIS-7 (Mensaje original) |
Enviado: 01/03/2018 17:08 |
¡Comienzo cada día con fervor y entusiasmo!
Tomar tiempo cada día para dar gracias por las bendiciones recibidas, y las que están en camino, me llena de energía. Es sorprendente lo que el simple hecho de expresar gratitud por estar vivo puede hacer. Siento emoción por las posibilidades ante mí. Ésta es la verdadera definición de entusiasmo.
La presencia divina me llena de energía y aviva cada célula de mi ser. Mis ojos están abiertos a las oportunidades maravillosas a mi alrededor. El entusiasmo me mantiene sintiendo gozo, sin importar las apariencias. Mi fervor es contagioso. Cuando otros se dan cuenta de lo feliz que soy, son motivados a seguir mi ejemplo. Siento emoción por ser una fuerza para el cambio positivo. Mi entusiasmo por la vida aumenta a medida que lo utilizo para bendecir las vidas de los demás.
Sirvan al Señor con corazón ferviente.—Romanos 12:11
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Gracias Tatis..por tus mensajes. Un abrazo
De paso, soy marciana, es decir, nací en marzo. Mañana 2 de marzo estaré de cumple jajajaja
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De: TATIS-7 |
Enviado: 26/03/2018 19:25 |
Enfoco mi atención en la vida de Dios en mí, y mi vida es apacible y ordenada.
Cuando miro una imagen a través de una cámara o unos binoculares, puede que necesite ajustar el lente para un mejor enfoque. Ese ligero ajuste o cambio, me ayuda a tener una imagen más clara del objeto.
Esto también es cierto en mi vida. Cuando pienso en las experiencias que enfrento, las soluciones o resultados puede que no estén inmediatamente claros para mí. Mas un ajuste sencillo cambia mi enfoque de la duda o confusión a una plena confianza en Dios. La imagen se hace más clara.
Tengo una mejor comprensión de lo que necesito hacer y la seguridad de que todo está bien. Con mi enfoque claramente en Dios, tomo mayor conciencia del orden divino que siempre obra en mi vida.
Dirige la mirada hacia adelante; fíjate en lo que tienes delante de tus ojos.—Proverbios 4:25
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De: TATIS-7 |
Enviado: 27/03/2018 22:41 |
El perdón es un regalo que me doy.
El perdón es un regalo que me doy. Cargar el equipaje emocional de las ofensas percibidas que otros me puedan haber causado, sólo sirve para hacerme sentir más abatido. No tengo que incluir a esas personas en mi experiencia presente si no es saludable para mí el hacerlo. Aferrarme a las heridas las mantiene abiertas y evita que sanen.
Así que reexamino todo aquello a lo cual me aferro, confiando en lo divino según exploro sentimientos de temor o dolor. Cuando hago las paces con mis sentimientos, su atadura en mi corazón cesa, y estoy receptivo a actividades nuevas y más afables en mi vida. Sólo yo soy responsable por el poder que permito que las acciones de otros tengan sobre mí. Por lo tanto, me doy el regalo del perdón.
Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.—Mateo 6:12
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De: TATIS-7 |
Enviado: 28/03/2018 19:19 |
Mi brújula interna me guía a los destinos mejores y más elevados.
Hay momentos en que me siento en una encrucijada, inseguro de dónde debo ir. ¿Cuál es el camino correcto? ¿Qué pasará si hago un giro equivocado? En vez de caer en la preocupación y la duda, me dirijo a mi brújula interna.
Encuentro un lugar donde puedo aquietarme y vincularme con la presencia crística. Al centrar mis pensamientos y enfocar mi atención hacia lo interno, encuentro claridad y un sentimiento de que estoy en lo correcto que viene con direcciones divinas. Las posibilidades surgen ante mí y me mantengo fuerte en mi creencia de que soy guiado de manera divina. Al avanzar, centro mi atención en el “verdadero norte” en mí. Ajusto mis pasos de acuerdo y llego a destinos mejores y más elevados.
Guíame, Señor, en tu justicia … endereza tu camino delante de mí.—Salmo 5:8
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De: TATIS-7 |
Enviado: 29/03/2018 22:17 |
Saludo el día gozosamente con expectativas de bien abundante.
En el almanaque cristiano, el Jueves Santo conmemora la noche en la que Jesús compartió su última cena con sus amados apóstoles para luego ir al Jardín de Getsemaní, anticipando su arresto.
En su humanidad, Jesús pudo haber sentido temor, tal vez rabia por haber sido traicionado, o tristeza porque sus discípulos se durmieron. Mas en su divinidad, él sabía que no podía estar solo o ser herido. “Que no se haga mi voluntad, sino la tuya”, oró Jesús, entregándose a un propósito mayor. En mis momentos más oscuros, recuerdo que yo tampoco estoy solo nunca, y me entrego a un propósito mayor. Me siento seguro en un jardín de amor, sabiduría, fortaleza y poder divinos —el jardín de Dios en mí.
“Padre mío, si es posible, haz que pase de mí esta copa. Pero que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú”.—Mateo 26:39
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