Cada momento tiene posibilidades infinitas, y siento gratitud por los regalos que cada instante me ofrece. Sin embargo, no siempre es fácil recordar el poder de las posibilidades que cada momento tiene —debido a las distracciones que reclaman mi atención.
Cuando me retiro de lo externo y acudo a mi interior, centro mi conciencia en Dios y en mi identidad divina. Me centro en el momento presente, agradecido por su poder y receptivo a sus regalos. Al dirigirme a mi interior en este momento, experimento el amor y la luz del Espíritu infinito. Reconociendo que la fuente de todo lo que necesito está en mí y a mi alrededor, descanso en la paz y el poder de cada momento. Afirmo gozosamente: Siento gratitud por los regalos de cada momento.