La historia de esta canción no es azarosa, como nada de lo que hace Víctor Heredia.
"Mara" no es madre, como les parece a algunas personas que no conocen, sino un apócope de "Marisa", la mujer de Victor Heredia, a quien le canta esta letra maravillosa a causa de su tristeza infinita por María Cristina, su hermana desaparecida por la dictadura militar de Argentina.
María Cristina Cournour Heredia tenía 28 años, era maestra. Su marido Claudio Grandi tenía 31. Tenían una hija de dos años, Yamila, y cuando se la llevaron, Cristina estaba embarazada de cuatro meses.
El 17 de junio de 1976, los dos fueron secuestrados de su casa de la Localidad de Paso del Rey, en el oeste de la provincia de Buenos Aires. Se los llevaron frente a los ojos de Yamila, quien quedó a cuidados de los abuelos y de su tío Víctor. Un informe firmado por el asesino Albano Harguindeguy pide a los servicios que investigaran, persiguieran y exterminaran a unas 500 personas, y a sus familiares. Víctor Heredia estaba en esa lista. María Cristina fue vista en el CCD Cuerpo Primero de Palermo. Aún los dos permanecen desaparecidos y son parte de esos "mal contados" 30.000.
De alguna manera Victor, pasado el período del proceso de los años 70 y principios de los 80, y aún pasado el fallido "juicio" a las juntas militares de este país, quiere renacer de esas cenizas y no volcar en su esposa la angustia permanente que lo acompaña.
Ya sabemos donde están las cosas muertas,
esos rostros de asesinos que regresan
a explicarnos que jamás hicieron nada,
no sé bien donde poner tanta tristeza.
Hoy tratemos de olvidar tanta mentira,
no quisiera darte un beso con tal pena
que presientas otra vez esas heridas,
destilando su dolor de cosas viejas.
Al final la vida tiene esa costumbre
de mezclar su cubilete de tal forma,
que no hay quien pueda llegar hasta la cumbre
sin sufrir estrictamente algunas normas.
Hoy sé bien adonde están las cosas muertas,
no me vengan con oscuras bendiciones,
sólo quiero un beso tibio de la vida
sin recuerdos de tortura y dictadores.