Activos soberanos como garantía de compra: las insólitas
exigencias que Pfizer habría puesto a los Gobiernos de América Latina
para venderles vacunas
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La farmacéutica estadounidense habría pedido eximirse de
responsabilidades ante posibles resultados adversos en el uso de los
fármacos, según una investigación periodística realizada por The Bureau
of Investigative Journalism y Ojo Público.
Una publicación
de la organización periodística The Bureau of Investigative Journalism
(TBIJ), en conjunto con el medio peruano Ojo Público, revela que Pfizer,
la farmacéutica multinacional con sede en EE.UU., impuso condiciones
abusivas a Gobiernos de Latinoamérica al momento de negociar millonarias
compras de vacunas contra el covid-19.
La investigación afirma
que, entre las exigencias de la empresa, se pidió colocar en forma de
garantía activos soberanos de países, incluyendo propiedades públicas,
como embajadas y bases militares, o reservas de bancos federales. Esto,
como forma de resguardo ante eventuales demandas por posibles resultados
adversos tras la aplicación de las dosis. Frente a ello, una fuente
anónima calificó la postura de Pfizer como una "intimidación de alto nivel".
"Una exigencia extrema"
El caso de Argentina,
donde los diálogos quedaron truncados, fue uno de los más llamativos.
Es que, aunque sea común que los fabricantes de vacunas planteen
condiciones para eximirse de la mayor cantidad de responsabilidades
legales posibles, desde el Gobierno de Alberto Fernández sostienen que
la firma norteamericana se pasó del límite.
"En lugar de ceder en algunos puntos, Pfizer exigía más y más"
En
junio, empezaron las conversaciones, y el Congreso aprobó una ley
especial para que se indemnizara a Pfizer en caso de demandas civiles, a
pedido de la contraparte. Igualmente, para la clase política argentina
la compañía sí debía ser responsable ante cualquier conflicto por negligencia o malicia,
algo que el grupo privado rechazaba. "En lugar de ceder en algunos
puntos, Pfizer exigía más y más", le dijo un funcionario argentino al
medio ya citado.
Entre los inesperados planteos, la farmacéutica le solicitó al país que contratara un seguro internacional
ante eventuales conflictos. Y en diciembre, llegó la condición que
terminó resquebrajando la negociación: pidieron que Argentina colocara
sus activos en forma de garantía, algo que podía incluir inmuebles estratégicos y fondos del Banco Central.
"Era una exigencia extrema que solo había escuchado cuando había que
negociar la deuda externa, pero tanto en ese caso, como en este, la
rechazamos inmediatamente", comentó un miembro de la administración
peronista.
De forma pública, el entonces ministro de Salud, Ginés García González, ya había expresado: "Pfizer se portó mal con Argentina".
En efecto, el país sudamericano fue usado como sede para los ensayos
clínicos de la vacuna, pero hoy la ciudadanía no puede contar con ese
producto para combatir la pandemia por la falta de acuerdo.
"Abusivos"
Según la publicación, un conflicto similar se produjo en las negociaciones entre Pfizer y Brasil. Al 'Gigante de Sudamérica' le habrían planteado que, además de disponer de activos soberanos, tendría que depositar dinero en una cuenta bancaria del extranjero
para crear otro fondo de garantía. Estos requisitos fueron definidos
como "abusivos" por el Ministerio de Salud. Igualmente, el ente
regulador brasileño ya aprobó el uso de estas inyecciones a gran escala,
aunque la compra está trabada.
De todos modos, en América Latina y el Caribe Pfizer logró vender su vacuna a nueve países: Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, México, Panamá, Uruguay y Perú, aunque los detalles de los acuerdos no se hicieron públicos.
"Un Estado no se somete a que otro Estado pueda decidir sobre la confiscación de su propiedad"
Desde Lima, fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores confirmaron que los planteos de Pfizer fueron distintos a los de otros laboratorios,
a pesar del pacto logrado. Por eso, las negociaciones del convenio para
adquirir 9,9 millones de dosis —se requieren dos aplicaciones— se
extendieron por más de seis meses, en medio de pactos de
confidencialidad. Finalmente, el precio se fijó en 12 dólares por cada
inyección, es decir, 24 por la vacuna completa.
Por otro lado, Perú cedió parte de su soberanía y aceptó que ante controversias, otra jurisdicción pueda ejecutar decisiones de un tribunal arbitral.
"Un Estado, por regla general, no se somete a que otro Estado pueda
decidir sobre la confiscación de su propiedad", subrayó el abogado
especialista Eduardo Iñiguez.
Con este marco, son varios los políticos latinoamericanos que se
quejan por una presunta mala fe de la compañía para negociar con países
no desarrollados. Consultado para esta investigación, Pfizer manifestó:
"A nivel mundial, también hemos asignado dosis a países de ingresos
bajos y medianos bajos a un precio sin fines de lucro, lo que incluye un
acuerdo de compra anticipada con Covax para suministrar hasta 40
millones de dosis en 2021".
Entre tanto, esa empresa espera vender este año vacunas contra el coronavirus a un valor total de 15.000 millones de dólares. BioNTech, la firma asociada a Pfizer, ya recibió subvenciones del Gobierno alemán por alrededor de 445 millones de dólares.
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Ministro de Salud de Argentina: "Pfizer se portó muy mal con nosotros"
Publicado: 4 feb 2021
El ministro de Salud argentino, Ginés González García, expuso este miércoles durante más de cuatro horas ante representantes de la Cámara de Diputados, y remarcó: "Para el Gobierno Pfizer se portó muy mal con nosotros", haciendo alusión a las truncadas negociaciones con la farmacéutica estadounidense para la provisión de vacunas contra el covid-19.
La situación, según el Ejecutivo sudamericano, generó reparos en Pfizer. El desacuerdo todavía causa molestias al interior del Gobierno de Alberto Fernández, ya que Argentina funcionó como sede de ensayos clínicos para el desarrollo de esa vacuna.
Durante su exposición, el dirigente no ocultó sentir "una gran desilusión". También opinó: "Parece que exigían tanto porque tenían poca seguridad en su vacuna". Al respecto, repasó que la compañía fue "corriendo las fechas", y esta situación despertó más sospechas en el Ejecutivo. "Me parece que no tenían las vacunas", consideró González García.
La iniciativa de vacunación Covax, que pretende distribuir unos 2.000 millones de vacunas contra la covid-19 entre los países de bajos y medianos ingresos, echó a andar este miércoles con la llegada a Ghana de las primeras 600.000 dosis distribuidas en el mundo. “¡Por fin!”, escribió en su cuenta de Twitter el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, “es un día para celebrar, pero solo es un primer paso”, añadió. Las dosis, de AstraZeneca y la Universidad de Oxford y fabricadas por el Serum Institute de India, fueron recibidas a pie de pista en el aeropuerto de Accra por una delegación del Gobierno ghanés.
Mientras se multiplican en todo el mundo las críticas contra los países ricos por acaparar la producción de vacunas contra la covid-19, el programa Covax, una alianza público-privada impulsada por la OMS y la Alianza para las Vacunas GAVI que se ha marcado el objetivo de alcanzar este año al 20% de la población de los 200 países que se han inscrito, apenas empieza a funcionar. Las primeras dosis fueron enviadas por Unicef, que también participa en la iniciativa, en un avión que despegó de Bombay, hizo escala en Dubai y aterrizó a las 7.40 de este miércoles en Accra, según un comunicado conjunto de estas organizaciones.
“Aún hay mucho trabajo que hacer junto a gobiernos y fabricantes para lograr el objetivo de que sanitarios y personas mayores estén comenzando ya a vacunarse en todos los países en los primeros cien días de 2021”, ha remarcado Ghebreyesus en un intento de recordar el desigual acceso a las vacunas en el mundo. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado que este primer paso de la mayor operación de distribución de vacunas de la historia “simboliza el momento en el que largos días y noches de trabajo finalmente consiguen resultados concretos”. Por su parte, el presidente español Pedro Sánchez, también citado en la nota de la OMS, ha recordado que “nadie estará seguro hasta que todos los estén”.
Mientras la vacunación se va extendiendo progresivamente por los países más desarrollados, el continente africano apenas está comenzando ahora a inmunizar a su población. Este martes fue el pistoletazo de salida en Senegal, con 200.000 dosis compradas a la farmacéutica china Sinopharm, y antes lo dieron en Sudáfrica, Zimbabue, Marruecos, Egipto, Argelia, Guinea, Ruanda, Guinea Ecuatorial y las pequeñas islas de Mauricio y Seychelles. El elevado precio de las vacunas, sobre todo para las naciones más pobres, y las dificultades para acceder a dosis suficientes marcan el retraso de este continente. Para dar un empujón, la Unión Africana logró un plus de 270 millones de dosis, pero la delegación africana de la OMS ya ha admitido que será imposible alcanzar al 60% de la población este año, porcentaje estimado para la inmunidad de grupo. La Unión Europea espera haber vacunado al 70% de sus habitantes durante el verano.
De ahí la importancia de la iniciativa Covax, aunque el panorama es preocupante. Según el propio Ghebreyesus, de las más de 210 millones de vacunas distribuidos en el mundo, la mitad se encuentran en solo dos países y el 80% en diez naciones. A juicio del director general de la OMS hacen falta aún unos 19.000 millones de euros más, así como una aceleración en la producción de vacunas, para que Covax pueda completar sus objetivos. Sin embargo, esto no será posible si los países ricos siguen acaparando. Este lunes el director general de la OMS aseguró en rueda de prensa que “si no podemos comprar, el dinero no sirve para nada. Algunos países industrializados están comprando más dosis y en consecuencia los contratos con Covax se están viendo afectados”.
“Esta es la hipocresía y el doble rasero que siempre hemos denunciado”, aseguró el presidente ruandés Paul Kagame en respuesta al director general de la OMS. Otras voces, como la del líder sudafricano Cyril Ramaphosa o el jefe de Estado senegalés, Macky Sall, se han alzado también para advertir de los riesgos de dejar atrás a los países más pobres. “África espera de sus aliados tradicionales que las vacunas sean compartidas”, aseguró Sall. En este sentido, el presidente francés Emmanuel Macron lanzó una propuesta el pasado viernes para la donación, por parte de Europa y EE UU, del 5% de sus reservas de vacunas para el personal sanitario en África.
Ghana, el primer país en recibir sus dosis de esta iniciativa y que tiene previsto comenzar su campaña de inmunización el próximo 2 de marzo, es un buen ejemplo de la evolución de la pandemia en África. Con unos 30 millones de habitantes registra unos 80.000 casos y menos de 600 fallecidos desde la aparición del virus hace un año, cifras mucho menores a las vividas en Europa o Estados Unidos. África, con 1.300 millones de habitantes, ha contabilizado en estos doce meses unos 100.000 muertos, algo más del 3% mundial. Sin embargo, el virus ha circulado con intensidad, sobre todo en la segunda ola que alcanzó su pico máximo a finales de enero, y la irrupción de las variantes sudafricana y británica provocaron un incremento de la mortalidad en los últimos meses.