El 22 de noviembre del 2005, el Comité de Investigación de Accidentes Aéreos (CIAA) de Venezuela divulgó un informe de los hechos en el accidente del avión. De dicho informe se desprende la hipótesis de que una formación de hielo en las alas, debido a las difíciles condiciones meteorológicas, fue la causa del accidente.
Según el informe, el análisis de la grabadora de voz reveló que la tripulación discutió el tema de las condiciones climáticas, incluyendo la posibilidad de congelamiento, y solicitó y ejecutó varias veces descensos con la esperanza de encontrar zonas de mejores condiciones. El informe también reveló que los motores estaban funcionando al momento del impacto, ya que los rotores estaban girando a altas velocidades y que el patrón de impacto sugiere que la nariz de la aeronave estaba arriba, lo cual es consistente con la teoría de que el hielo finalmente provocó el accidente.
Un nuevo informe presentado en agosto de 2010 del Ministerio del Poder Popular para Transporte y Comunicaciones de Venezuela dice que “Las evidencias señalan la clasificación de factor humano como causal del accidente”, como plantea el texto entregado a la defensa de las familia de las víctimas al cumplirse cinco años del accidente aéreo.3
El documento explica que el siniestro se debió a una cadena de eventos entre los que destacan la crisis financiera de la aerolínea colombiana, el probable desconocimiento por parte de los tripulantes de algunas limitaciones operacionales del avión, además de la impericia del piloto y del copiloto.
Debido a la mala administración de la aerolínea, el avión despegó con un cierto sobrepeso. Bajo las instrucciones del Capitán, dos empleados como sobrecargos fueron forzados a bajar del avión para que el vuelo pudiera realizarse. Debido a la condición de sobrepeso, la máxima altura que el avión podría mantener, sin entrar en pérdida, sería de 33.000 pies (10.058 metros). Sin embargo, debido a las malas condiciones climáticas con las que se topó el vuelo 708 a gran altura, los pilotos encendieron el sistema anticongelamiento de los motores. Este sistema utiliza energía de los motores mismos, por lo que al funcionar disminuye el rendimiento total de las plantas de energía. La máxima altura que la aeronave podría mantener, entonces, se vio reducida a sólo 31.900 pies (9.723,10 metros). El Capitán notó que los motores no estaban produciendo suficiente potencia, así que decidió descender a una altura menor, como precaución. Por desgracia, en ese momento el avión fue golpeado por una corriente de aire ascendente que lo hizo entrar en pérdida. Finalmente, la tripulación no manejó la situación correctamente y no pudo recuperar el control de la aeronave a tiempo. El capitán, confundido por el comportamiento inusual de sus motores, pensó que estaban lidiando con una falla de éstos y no con una situación de pérdida.
Las conclusiones del informe destacan que el avión “se encontraba aeronavegable” y la tripulación estaba “apta” para volar. Sin embargo, el documento apunta a que los tripulantes no habían sido entrenados para enfrentar los problemas específicos que presentaba el modelo de avión usado ante situaciones de pérdida de sustentación a grandes alturas, que ya habían producido accidentes similares en este tipo de aeronaves.
La comisión de investigación concluyó que el accidente se produjo por “la ausencia de acciones pertinentes para la corrección de la entrada en pérdida de la aeronave” aunada a las “desacertadas” decisiones que tomaron los tripulantes ante la situación de emergencia.
El informe fue entregado a representantes de las víctimas del accidente en presencia del embajador de Francia en Caracas, confirmó a la AFP el responsable de prensa del ministerio de Transportes venezolano.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)