El papa Francisco expresó su preocupación por los "momentos difíciles" que vive Cuba a raíz de las protestas que estallaron el domingo pasado y llamó al "diálogo y la solidaridad" en ese país, luego de rezar el Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico.
Francisco, que salió el miércoles pasado del hospital tras pasar diez días de internación por una operación de colon, se refirió brevemente a las inéditas manifestaciones de sectores opositores al gobierno de Miguel Díaz Canel, motivadas entre otras causas por la delicada situación económica y los efectos de la pandemia de coronavirus.
La referencia a Cuba fue recibida con aplausos por los fieles y peregrinos que escucharon atentamente sus palabras desde la plaza de San Pedro, algunos de ellos con banderas cubanas. El Papa invitó a los cubanos a encomendarse a la patrona de la isla, Nuestra Señora de la Caridad del Cobre. "Ella les acompañará en este camino", prometió.
No es una novedad la cercanía de Francisco con Cuba. El primer papa latinoamericano de la historia visitó la isla en 2015, etapa de un viaje que lo llevó también a Estados Unidos. Por aquel entonces se reunió con Fidel Castro en su domicilio de La Habana, meses antes de su fallecimiento en 2016.
El papa argentino sigue la situación en Cuba y así lo demostró mediando discretamente en el histórico acercamiento entre la isla y Estados Unidos en 2014, algo que agradecieron los dirigentes de entonces, tanto el presidente Raúl Castro como su par estadounidense Barack Obama.
Este último, de hecho, confesó la implicación "personal" del papa Francisco en el proceso de negociaciones entre su país y Cuba para iniciar una normalización de las relaciones diplomáticas bilaterales, proceso que volvió a enfriarse a partir del gobierno del republicano Donald Trump.
El origen de las protestas
El 11 de julio se desarrolló en Cuba una masiva manifestación en el occidental municipio de San Antonio de los Baños, detonada por la crisis económica y el incremento en los casos de coronavirus. Con el correr de las horas las movilizaciones se replicaron en otras localidades del país.
Las protestas, inéditas desde la década del 90, durante la crisis que sobrevino por la caída de la Unión Soviética que era el principal aliado del Ejecutivo cubano, derivaron en choques de los manifestantes con policías y seguidores del gobierno. Estos últimos fueron convocados por el presidente Miguel Díaz Canel a defender las calles ante la sospecha de incitaciones a la protesta desde afuera de la isla.
Sin un programa ni liderazgo definido, los manifestantes reiteran consignas de "libertad" y exigen cambios en el país, en medio de reclamos de una intervención humanitaria con el presunto fin de encarar los estragos de la pandemia.
Díaz Canel admite que existen razones para el malestar social, pero las achaca fundamentalmente al bloqueo económico, financiero y comercial que Estados Unidos mantiene contra Cuba hace más de seis décadas. Ese embargo se hace notar especialmente en la falta de insumos para combatir al coronavirus.
Las históricas manifestaciones provocaron un primer gesto del gobierno de Díaz Canel: la autorización para que los cubanos ingresen al país alimentos, productos de higiene y medicamentos, sin límite de valor y pago de aranceles, hasta fines de este año. El sábado, el presidente cubano denunció la difusión de "mentiras" sobre las protestas en la isla durante un acto de "reafirmación revolucionaria" en compañía de Raúl Castro y frente a decenas de miles de partidarios.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)