Es habitual que nuestros clientes se pregunten qué cantidad de trabajo podemos asumir en un breve espacio de tiempo los traductores profesionales. Especialmente cuando un viernes por la tarde se encuentran con un contrato de 200 páginas que necesitan tener traducido para el lunes.
Trabajamos para multitud de despachos de abogados y asesorías jurídicas de empresa y lo que acabamos de contarte no es ninguna ficción. Se trata de un ejemplo real.
Sabemos que la traducción de documentos legales suele ir al final de largos procesos de trabajo: ya sea la redacción de un contrato, la fijación de los términos de un acuerdo, o la resolución de una larga disputa. Es entonces cuando hay que traducir a toda prisa el documento en cuestión. Somos conscientes de ello y tratamos de adaptarnos a las necesidades de nuestros clientes.
Lógicamente, la capacidad de trabajo de un traductor humano (otro día hablaremos de la traducción automática), está limitada por el número de palabras que puede traducir a la hora y por el número de horas diarias que puede dedicar a un proyecto sin que merme la calidad de su trabajo.
La capacidad diaria de un traductor es algo muy personal. Nosotros hemos comprobado que 6-7 horas diarias es el número idóneo. Esto nos permite alcanzar un buen ritmo de trabajo sin que afecte a la calidad del mismo. En ocasiones es necesario emplear 8, 10 y hasta 12 horas diarias en proyectos especialmente importantes. Pero sabemos que no es posible mantener este ritmo más allá de 2-3 días sin que descienda la calidad y, más importante, sin que ello afecte a nuestra salud.
Hay que considerar que cada hora que un traductor pasa frente al teclado es una hora de máxima concentración. No puede compararse con el trabajo de oficina en el que te relacionas con otras personas, acudes a una reunión, sales a tomar un café o hablas ocasionalmente por teléfono. El nivel de concentración y, por tanto, de fatiga que soporta un traductor es mucho mayor. Pero, también es necesario tener en cuenta las necesidades del cliente y sus propios plazos, para adaptarse a ellos, siempre que sea posible.
Lo habitual para un traductor con experiencia, y dentro de su campo de especialización, es poder traducir entre 300 y 400 palabras por hora. Este número es, también, muy personal y debe consultarse con el traductor antes de comenzar el encargo. Además, hay que ver si antes de empezar a traducir se necesita escanear el documento y pasarlo a texto, pues puede que esté en un formato no traducible (por ejemplo, un PDF imagen), o si hay que maquetarlo después, reconstruir tablas, etc. Todo esto influye en el tiempo que tendremos que dedicarle al proyecto de traducción.
Finalmente, hay que tener en cuenta el tiempo de la revisión final. Una traducción profesional no se entrega nunca sin realizar antes una o varias revisiones de contenido, ortografía, gramática y estilo. Todas estas tareas deben añadirse al tiempo estimado de traducción.
Podemos concluir que un traductor especializado puede alcanzar entre 2.500 y 3.500 palabras por día. Es decir, entre 10 y 14 páginas, dependiendo del documento.
Si el proyecto es largo y urgente, la mejor opción es que 2 o más traductores trabajen en paralelo. En estos casos, hay que reservar también algo de tiempo al finalizar para que un único traductor realice la revisión del conjunto y aporte la coherencia necesaria al producto final. Así lo hacen la mayoría de las agencias de traducción y los profesionales que trabajan en equipo, como es nuestro caso.
Esperamos haber arrojado un poco de luz sobre este tema y así ayudar a nuestros clientes a entender un poco mejor el proceso.