¿Les parecerá bien a los camaradas de la muy populista e inclusiva izquierda latinoamericana que mientras la familia real castrista y sus invitados disfrutaban del glamour de Chanel, cientos de policías mantuvieran a raya, a más de cien metros del desfile, tras las barreras, a la muchedumbre hambreada y malvestida?
Los camaradas de la izquierda, por solidarios, por alcahuetas, por haberse resignado ya a los bochornos que les hacen pasar sus mentores cubanos, no confesarán su decepción. Quizás hasta haya quien anote el desfile habanero de Chanel como “otra victoria de la revolución”. Solo que por pudor y porque ya no viene ni remotamente al caso, no agregarán aquello de que la susodicha revolución es “por los humildes y para los humildes”.