La vida devocional del remanente de Cristo de la Santa Biblia y su ley del Sinaí Apoc 14:12 ,CAP 14:7 .
Una vida doble
En esta época, precisamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del cielo, debe hacerse una obra como la de Juan [el Bautista]. Dios necesita a hombres que preparen a un pueblo que se mantenga firme en el gran día del Señor a su regreso A fin de dar un mensaje como el que dio Juan, debemos tener una experiencia espiritual como la suya. La misma obra debe efectuarse en nosotros. Debemos contemplar a Dios y, al contemplarlo, perderemos de vista el yo.—
La comunión con Dios ennoblecerá el carácter y la vida. Los hombres verán que hemos estado con Jesús como lo notaron en los primeros discípulos. Esto comunicará al obrero un poder que ninguna otra cosa puede dar. No debe permitir que cosa alguna le prive de este poder. Hemos de vivir una vida doble: una vida de pensamiento y de acción, de silenciosa oración y fervoroso trabajo.—
Oración y esfuerzo, esfuerzo y oración, serán la tarea de vuestra vida. Debéis orar como si la eficiencia y la alabanza se debieran completamente a Dios, y trabajar como si el deber fuera todo vuestro.—
Nadie que no ore puede estar seguro un solo día o una sola hora.—
El que no hace nada más que orar, pronto dejará de hacerlo.
Arraigados firmemente en Cristo pidiendo su espíritu Santo .
Viene la tormenta, la tormenta que probará la fe de todo hombre, no importa de qué clase sea. Los creyentes deben estar ahora firmemente arraigados en Cristo; o de otra manera serán desviados por alguna fase del error.—
Sería bueno que cada día dedicásemos una hora de reflexión a la contemplación de la vida de Cristo. Debiéramos tomarla punto por punto, y dejar que la imaginación se posesione de cada escena, especialmente de las finales.—
La única defensa contra el mal consiste en que Cristo more en el corazón por la fe en su justicia. A menos que estemos vitalmente relacionados con Dios, no podremos resistir los efectos profanos del amor propio, de la complacencia propia y de la tentación a pecar. Podemos dejar muchas malas costumbres y momentáneamente separarnos de Satanás; pero sin una relación vital con Dios por nuestra entrega a él momento tras momento, seremos vencidos. Sin un conocimiento personal de Cristo y una continua comunión, estamos a la merced del enemigo, y al fin haremos lo que nos ordene.— Cristo, y Cristo crucificado, debe ser el tema de nuestra meditación, conversación y más gozosa emoción.