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PANEL DE BARILOCHENSE: EL AMOR GALLATAS 6
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Damarit Espinoza  (Mensaje original) Enviado: 10/02/2022 14:25

La ayuda mutua Gálatas 6:1 

Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. 2

Gálatas 6-> Ver. 

[V.1-> Si alguno fuere sorprendido. Es decir, si cae porque la tentación es muy fuerte. El pensamiento del cap. 5 continúa sin interrupción. Pablo se refiere al hecho de que un cristiano puede ser sorprendido en un momento de debilidad o de descuido espiritual, por hallarse desprevenido (ver com. Gal 5:24). No es un hipócrita obstinado, pues su propósito era caminar “por el Espíritu” (Gal 6:25); pero cayó vencido por la tentación. Había procurado que “el fruto del Espíritu” (Gal 6:22-23) fuera evidente en su vida; pero para angustia suya descubrió que había en él algunas de las antiguas “obras de la carne” (Gal 6:19-21). Había recibido el Espíritu (Gal 3:2), había “comenzado por el Espíritu” (Gal 3:3), había comenzado su marcha bajo la conducción del Espíritu (Gal 5:18) para dar el “fruto del Espíritu” (Gal 6:22-23) y sus intenciones habían sido buenas; pero, como Pablo (ver Rom 7:19-24), había descubierto para su desaliento que la carne es débil. Espirituales. Es decir, los que son “guiados por el Espíritu” (Gal 5:18). Había un grupo representativo en las iglesias de Galacia que evidentemente no habían abandonado el Evangelio de Pablo para seguir las enseñanzas de los judaizantes. Es muy difícil que Pablo hubiera llamado “espirituales” a los que estaban apostatando, pues tales personas renunciaban a la conducción del Espíritu (Gal 3:3). Restauradle. Gr. katartízō, “reparar”, “adecuar”, “restaurar”, “poner en forma”. Los escritores griegos de temas médicos usaban este término cuando se referían al entablillamiento de una articulación o un hueso dislocados. Los que continuaban siendo “espirituales” no debían sentirse envanecidos frente al hermano caído ante los ataques de la tentación. No debían desanimarlo ni tampoco inducirlo mediante críticas o censuras para que siguiera complaciéndose en las “obras de la carne” (ver com. Gal 5:19; Gal 5:26). El caído necesitaba muchísimo que una mano movida por la simpatía lo ayudara a salir del pozo de pecado en que había caído. En su desengaño y desilusión necesitaba que alguien se acercara a él con paciencia, bondad y amabilidad (Gal 6:22-23); alguien que comprendiera que algún día él mismo podría ser vencido por la tentación y necesitar de una ayuda similar. Cuando se habla con los que se han descarriado, se debiera practicar la regla de oro más que en cualquier otra circunstancia (ver com. Mat 7:12). Este es el deber y el privilegio de los que son conducidos por el Espíritu y caminan por sendas de justicia. Otros no están capacitados para una tarea tan delicada. Dios exhorta a los que son “espirituales” para que lleven de nuevo a las ovejas extraviadas a los pastos verdes de la verdad y la rectitud. Pablo hablaba resuelta y categóricamente con los que persistían abiertamente en el pecado (ver 1Co 5:3-5), pero tierna y pacientemente con los que demostraban el deseo de ser restaurados (2Co 2:5-11). La disciplina de la iglesia exige una equilibrada mezcla de firmeza y bondad. Pablo nunca rebajó las elevadas normas del Evangelio; su propósito fue siempre la salvación de hombres y mujeres y su restauración a Cristo cuando se apartaban. Ver Mat 6:14-15; Mat 7:1-5; Mat 18:10-35. Mansedumbre. Ver com. Mat 5:5 -, Gal 5:23. Jesús fue un ejemplo de mansedumbre (ver Mat 11:29), y los que siguen su ejemplo serán bondadosos y compasivos al tratar con sus hermanos. No criticarán, ni condenarán, ni se apresurarán a hacer que caiga despiadadamente la disciplina de la iglesia sobre los que verán. Su celo para que haya justicia será atemperado por la misericordia. Su propósito principal será restaurar al culpable. Sus propuestas decisiones serán para sanar y no para castigar. El mantenimiento de la autoridad de la iglesia no ocupará el primer lugar. Considerándote a ti mismo. No podemos restaurar a otros a menos que nosotros seamos rectos, y no podemos saber si somos rectos a menos que constantemente comparemos nuestra vida con la norma divina y participemos diariamente de la vida de Jesús. Cuando procuramos enmendar los defectos ajenos debemos observarnos a nosotros mismos, Los que desean rescatar a su prójimo de la repentina corriente del pecado, deben tener los pies bien asentados sobre terreno firme. La preocupación por nuestra condición espiritual ante Dios es un requisito indispensable antes de que nos dediquemos a quienes necesitan nuestra ayuda. También debemos tener presente que somos proclives a caer. Esta comprensión nos librará de mostrar la actitud del que cree que es más santo que otros, cuando procuramos ayudar a un hermano que ha caído. ] 

Gálatas 6-> Ver. 2

[V.2-> Cargas. Gr. báros, “peso”, “carga”. La regla de oro (Mat 7:12) exige que cada seguidor 984 de Cristo considere los problemas de otro como si fueran suyos. La aplicación de este principio en las relaciones personales, en el hogar, en la comunidad, en la escuela y en la iglesia, y en una escala nacional e internacional, resolvería los males del mundo. La gracia de Cristo es lo único que hace posible aplicar este principio en todas las circunstancias. Ver com. Mat 5:43-47, La ley de Cristo. La ley o el principio que motivaba la vida de Cristo era llevar las cargas de otros. Cristo vino a la tierra como el gran portador de las cargas del hombre (Isa 53:6). El único “mandamiento” mencionado como tal, que nuestro Señor dio a sus discípulos mientras estuvo en la tierra, fue que se amaran “unos a otros” (Jn 13:34). En cuanto al sentido en que ese mandamiento fue “nuevo”, ver com. Jn 13:34. Cristo declaró también que “toda la ley y los profetas”, o sea toda la voluntad revelada de Dios (ver com. Luc 24:44), se basa en el amor a Dios y el amor al prójimo. Pablo escribió a los Romanos que el amor es el cumplimiento de la ley (Gal 13:10). Por lo tanto, “la ley de Cristo” es el resumen de los Diez Mandamientos, pues cuando cumplimos realmente esas leyes es porque verdaderamente amamos a Dios y al prójimo (ver com. Mat 22:34-40). Para un estudio más amplio de las enseñanzas de Jesús en cuanto al amor al prójimo, ver com. Mat 5:43-44; Luc 10:30-37. ] 

Gálatas 6-> Ver. 3

[V.3-> El que se cree. Es decir, se considera superior a los que han caído ante los ataques de la tentación (Gal 6:1). Ver com. Rom 12:3; 1Co 8:2. Para un estudio del orgullo en contraste con la humildad cristiana, ver com. Luc 14:7-11; Luc 18:9-14. A sí mismo se engaña. El que valora más de lo justo su obra o sus méritos, “se engaña”. El peligro de la presunción propia radica en el hecho de que anula el examen propio y el sentimiento de necesidad. Antes de que Dios pueda hacer algo por nosotros, debemos sentir nuestra necesidad (ver com. Mat 5:3). La persona más desvalida del mundo es la que se engaña a sí misma hasta el punto en que la domina una completa suficiencia propia. Dios no puede hacer nada por nosotros a menos que estemos dispuestos a aceptar lo que él nos ofrece. El que no siente su necesidad nunca pedirá la gracia de Dios. ] 

Gálatas 6-> Ver. 4

[V.4-> Someta a prueba su propia obra. Es decir, examine cuidadosamente su propia conducta y motivos, y déles un valor, justo de acuerdo con “la ley de Cristo” (Gal 6:2), Ver com. 2Co 13:5. El Espíritu Santo tiene la misión de ayudar en esta tarea (ver com. Jn 16:8-15). Es mejor (que el cristiano someta su vida a ese examen crítico ahora y no que lo posponga hasta que sea demasiado tarde para que tenga provecho, cuando el gran juez de toda la humanidad le ordene comparecer ante el tribunal de Injusticia divina. Este proceso de prueba es esencial para crecer en la gracia, para el proceso de la santificación. El cristiano hará bien si cada día pesa sus preferencias y ambiciones bajo la iluminación del Espíritu Santo y a la luz del propósito y el plan divino de Dios revelados para él, y bajo la conducción del Espíritu de Dios. Sólo respecto de sí mismo. Cuando hay que hacer un análisis del carácter, lo mejor es que cada uno se concentre en sí mismo y no en los demás. Cuán insensato sería si se esforzara para remediar los defectos de otras personas y se quedara sin ver sus propias faltas. Ver com. Mat 7:1-5. ¿De cuánto gozo disfrutaría al final si contemplara la perfección del carácter de otros y él fuera reprobado? Cuánto mejor le es dedicar su tiempo y sus esfuerzos para remediar los defectos de su propio carácter. En el gran día del juicio tendrá entonces razón para regocijarse. Ver com. Gal 6:7-9. ] 

Gálatas 6-> Ver.

[V.5-> Carga. Gr. fortíon, “peso”, “carga”, algún objeto que se debe cargar. La “carga” del Gal 6:2 pueden ser puestas a un lado con cierta facilidad si fuera necesario, mientras que la “carga” del Gal 6:5 es de tal naturaleza que, no importa cuáles son las circunstancias, debe siempre llevarse. Cada soldado tiene que cargar su propio equipo; esta es su responsabilidad. A veces quizá ayude a otros a llevar su carga, pero se le pedirán cuentas por su propia “carga” y no necesariamente por las de otros. Es digno de alabanza el que lleva las cargas ajenas junto con la suya, pero no hay ninguna excusa si se descuida la propia carga. No debemos imponer cargas sobre otros, no importa cuánta carga se nos imponga a nosotros. Pablo no insinúa que Dios deja al hombre que lleve solo sus cargas. Jesús se ofrece para ayudar a llevarlas (ver com. Mat 11:30). Algunos cristianos cometen el error de no compartir sus cargas con Jesús. El invita a todos para que acudan a él, y promete alivio del cansancio que nunca podríamos soportar con nuestra propia fuerza (ver Mat 11:28-30). Siembra para el Espíritu. Es el equivalente de ser guiado “por el Espíritu” (ver com. Rom 8:14; Gal 5:16). No se puede citar un mejor ejemplo de esto que la vida del apóstol Pablo, pues sabía por experiencia propia lo que decía (cf. Hch 13:1-2; Hch 16:6-7; etc.). ] 




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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Damarit Espinoza Enviado: 11/02/2022 00:11

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Gálatas 6-> Ver. 9
[V.9-> No nos cansemos, pues, de hacer bien. Es decir, de avanzar doquiera nos guíe el Espíritu (ver com. Gal 6:8), y de seguir llevando “el fruto del Espíritu” (Gal 5:22-23). Los cristianos, especialmente, nunca deben cansarse de llevar las “cargas” de sus prójimos (Gal 6:2). Este servicio, impulsado por el amor, nunca cansa. El ejemplo de nuestro Señor al ocuparse de las necesidades de aquellos que lo rodeaban, es el ideal supremo del servicio cristiano. A su tiempo. Es decir, en el tiempo de la cosecha. Aunque el amor es el espíritu que motiva el servicio cristiano, se prometen recompensas (ver Ap 22:12). Cristo ilustró la entrega de recompensas eternas comparándola con la cosecha (ver Mat 13:39-43). Dios ya ha explicado cuándo será el tiempo para la cosecha de la tierra (Hch 17:31). Los que siembran buena sencilla en esta vida, semilla que ahora parece haber sido malgastada en un suelo estéril, con seguridad serán tomados muy en cuenta en el gran día de la cosecha. Entonces cada uno recibirá su recompensa merecida, la cual será de acuerdo y en proporción con lo que le corresponda (Mat 16:27; Ap 22:12). En cuanto a la base por la cual Dios determina las recompensas, ver com. Mat 20:1-16. Si no desmayamos. Los que perseveren hasta el fin son los únicos que pueden esperar que recibirán una recompensa por el bien que hicieron. Con demasiado frecuencia muchos que parecían ser soldados de la cruz han renunciado en la lucha cristiano y desmayado. Vencidos por la tentación, o desanimados en su marcha, o acosados por la fatiga, han dejado de seguir a su Maestro. Pablo cita el caso de Demas, uno de sus fieles colaboradores, quien fue atraído por las cosas de este mundo y volvió a su forma anterior de vida (2Ti 4:10; cf. Col 4:14). ¡con cuanta frecuencia se ha repetido esto desde los días de Pablo! ¡Pero qué cuadro de heroísmo se presenta en el proceder valiente de miles de mártires cristianos, que se enfrentaron a las más crueles formas de muerte antes que renunciar a su firme confianza en Aquel que los redimió de sus pecados! ] 

Gálatas 6-> Ver. 10

[V.10-> Oportunidad. Pablo extrae una conclusión de su metáfora de la siembra y la siega (Gal 6:7-9). Hay tiempo para sembrar y tiempo para cosechar. El tiempo de la cosecha está en las manos de Dios; el de la siembra, en las nuestras. La persona guiada por el 986 Espíritu puede esperar constante dirección y consejo para que pueda aprovechar hasta el máximo las oportunidades del tiempo de la siembra (Gal 6:8). Se necesita una sabiduría superior a la humana para evaluar las oportunidades de este tiempo a la luz de la eternidad, y para saber cómo aprovechar al máximo las oportunidades que se nos presentan. Como colaboradores en la viña del Maestro (ver com. Mat 20:1-16), debemos orar en busca de entendimiento para saber cuándo y cómo trabajar más eficazmente. Por lo tanto, el cristiano es responsable ante Dios no sólo por servir sino también por la forma en que sirve. Familia de la fe. Es decir, la iglesia (ver 1Sa 3:15; Efe 2:19; 1Pe 4:17). La iglesia tiene una obligación con todos los hombres en todo lugar (ver Mat 28:19-20); pero en primer lugar con sus propios miembros. Esto es cierto en los asuntos espirituales y también en los materiales. La iglesia no puede servir al mundo en forma aceptable, a menos que tenga en orden su propia casa. ] 





 
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