Irpin, una localidad al noroeste de Kyiv, se convirtió en el campo de batalla más importante de esta guerra. Fue uno de los primeros pueblos en ser tomados por las fuerzas rusas que avanzaron desde Bielorrusia. Muy cerca está el estratégico aeropuerto de Hostomel, que era el objetivo primario de las tropas especiales rusas para utilizar como cabeza de playa en la toma de la capital ucraniana. Por allí, también pasa una de las principales vías de escape de los civiles que huyen de los bombardeos en la zona metropolitana. Está fresca en la memoria la imagen de cientos de personas refugiadas debajo de un puente destruido por las propias fuerzas ucranianas para impedir el paso de los tanques rusos. Esperaban para cruzar el río Irpin y seguir hacia el oeste, buscando refugio en Polonia o más adentro del territorio europeo.
Ahora, cinco semanas más tarde, Irpin es el símbolo de la contraofensiva lanzada por el ejército ucraniano que retomó el control de ese y otros pueblos de la zona como el de Makariv. Realizaron un movimiento de pinzas y encerraron a las tropas rusas dejando una sola vía de escape, en la carretera que va a Chernobyl y la frontera bielorrusa. También retomaron Bucha, en la misma zona y al este de la ciudad avanzaron por detrás de las líneas rusas que, otra vez, quedaron atrapadas en Brovary. Probablemente, en las próximas horas sepamos que los rusos escaparon hacia el norte para reagruparse en la retaguardia bielorrusa.
Los ucranianos también avanzaron en otros enclaves del Este. Retomaron la iniciativa en la ciudad de Sumy y ya están muy cerca de la frontera rusa. En Kharkiv, la segunda ciudad ucraniana, bombardeada constantemente desde hace tres semanas, los ucranianos lograron armar nuevas defensas y empujaron a los soldados del Kremlin hacia el territorio separatistas de Luhansk, algo que no habían logrado hacer en los ocho años anteriores, durante la Guerra del Donbás, tras la invasión rusa de Crimea y los enclaves en 2014. Otro frente importante donde avanzaron los ucranianos es en el sur, en Mykolayiv, muy cerca de Kherson que es la única ciudad grande controlada por los rusos. Allí retomaron la ciudad y reinstalaron al alcalde depuesto por los rusos.
A esto hay que sumarle que Ucrania parece haber realizado una exitosa incursión aérea en territorio enemigo. Dos helicópteros que volaban a muy baja altura para evitar ser detectados por los radares atacaron con misiles los depósitos de combustible de la ciudad rusa de Belgorod, a 45 kilómetros de la frontera entre ambos países. Así lo confirmó el gobernador ruso de la región, Vyacheslav Glsdkov. Un video que fue subido al sitio VKontakte muestra a las naves lanzando los misiles. The New York Times determinó su autenticidad y describió que se pueden ver a dos helicópteros disparando contra la refinería, aunque no se distinguía su identificación. El canciller ucraniano dijo que no podía “confirmar ni negar” la veracidad del hecho “por razones de seguridad militar”.
La mayoría de los analistas militares consultados por CNN y BBC están convencidos de que fue una arriesgada y muy bien ejecutada ofensiva ucraniana. Y se trata de un duro golpe a los generales rusos quienes aseguraron la semana pasada que la fuerza aérea ucraniana estaba “prácticamente destruida”. Ante este éxito, es probable que en los próximos días se vean más ataques a objetivos estratégicos dentro del territorio ruso. Se intensifiquen a medida que lleguen los refuerzos de armamento estadounidense y británico.
“Pensaron que iban a tomar Kyiv en cuestión de horas. Pero cometieron un grave error al no calcular nuestra habilidad para movilizar fuerzas de acción rápida y terminaron retirándose con importantes bajas de soldados y armamento”, aseguró el coronel general Oleksandr Syrsky, el jefe de las defensas de la capital ucraniana a un grupo de corresponsales que presenciaron la liberación de Irpin.
Claro que lo que tiene ahora bajo su control Syrsky nada se parece al bucólico pueblo productor de cereales de antes de la invasión rusa. La mayoría de la infraestructura está inutilizable, el 80% de las casas y edificios municipales dañados, no hay ganado a la vista y las pocas mujeres que permanecieron en el lugar durante la ocupación rusa hablan de terribles atrocidades. La calle central está cubierta de chatarra bélica rusa: tanques, lanzamisiles, camiones de transporte de tropas. Hierros retorcidos y quemados. Jeremy Bowen, el mítico corresponsal de guerra de la BBC, contó trece cadáveres tirados en una cuadra de esa misma calle, diez de ellos de civiles. Los rusos provocaron una masacre antes de retirarse.
“Ya existen algunas respuestas para una pareja que fue asesinada por los rusos y dejada en descomposición el 7 de marzo. Su coche oxidado y acribillado por la metralla yace en la carretera junto a una de las gasolineras, reducido a un cascarón por el fuego. Junto a él están los restos quemados y retorcidos de los restos que apenas se reconoce como los de un hombre. En el dedo del cadáver todavía hay un anillo de boda. En el interior de su coche está lo que queda del cuerpo incinerado de una mujer, con la boca abierta en lo que parece un grito”, relató Bowen en su despacho.
Las muertes de estas personas fueron filmadas por un dron ucraniano el 7 de marzo, operado por la unidad Bugatti de la Defensa Territorial. La unidad hizo público el vídeo, que fue reproducido millones de veces en las redes sociales. Causó una enorme indignación. Mostraba el asesinato a sangre fría de un hombre que había levantado los brazos en el clásico gesto de rendición. Los cuerpos son los de Maksim Iowenko y su esposa Ksjena. Estaban en su auto y formaban parte de un convoy de 10 vehículos civiles que intentaban escapar de los rusos.
Los contraataques envalentonaron a los combatientes ucranianos que supieron explotar las vulnerabilidades rusas: una logística escasa, suministros deficientes, falta de conocimiento local y baja moral. Todo esto se ve en el terreno, donde la unidad entre vanguardia y la cadena de suministros queda cortada permanentemente y en los reclutas rusos tomados prisioneros que aseguran haber sido engañados por sus comandantes. Aseguran que les dijeron que se trataba de ejercicios militares y no supieron hasta último momento que iban a atacar al país vecino.
La propaganda lanzada desde el Kremlin cuenta una situación totalmente diferente. El Ministerio de Defensa dijo ayer que Rusia estaba entrando en la “fase final” de las operaciones después de “lograr todos los objetivos principales” en el norte de Ucrania. Y que las tropas se desplazarán fuera de Kiev para “liberar” la región de Donbás, en el este del país. Nada de esto es cierto.
Tampoco se puede leer esta contraofensiva como una inminente victoria militar ucraniana. El gobierno de Volodymyr Zelesnky está muy lejos de lograrlo. Las fuerzas rusas todavía siguen siendo superiores en un rango de 10 a 1. “No hubo un retroceso total ruso sobre el terreno”, explicó en su análisis el Instituto para el Estudio de la Guerra. “No estamos viendo un cambio de tendencia, aunque hay zonas en las que las fuerzas ucranianas están teniendo cierto éxito. Falta mucho para que esto termine”. El propio Zelensky lo reconoció esta semana: “La escala de los desafíos no ha disminuido. El ejército ruso sigue teniendo un potencial importante para continuar los ataques contra el Estado ucraniano”.
Un principio de la doctrina militar rusa también hace hincapié en la idea de la “defensa ofensiva”, que se basa en derrotar al adversario ganando tiempo, conservando las fuerzas y utilizando la artillería y los misiles para degradar al enemigo. Y eso es exactamente lo que está sucediendo en la mayoría de las ciudades atacadas por las fuerzas del Kremlin. De acuerdo a informes de inteligencia de las agencias occidentales, en las próximas horas llegarán al frente unos 10 nuevos grupos tácticos de batallones rusos, que suelen tener unos 700 efectivos, con blindados y artillería, con destino al frente del Donbás.
Para mantener su contraofensiva, Ucrania necesitará un flujo continuo de armamento pesado. Occidente ha suministrado una serie de armas, sobre todo misiles antitanque, pero Zelensky ha pedido en repetidas ocasiones que envíen tanques, aviones y sistemas de artillería. Por ahora, el arma más efectiva que le proporcionan es la información exhaustiva del movimiento de las tropas rusas. Lo recogen y envían los aviones de reconocimiento estadounidenses que sobrevuelan permanentemente el territorio ucraniano.
Ucrania podría sacar ventaja de esta posición de fuerza que logró en los últimos días mediante otro tipo de contraataque: el diplomático. Las conversaciones de las partes con la mediación de Turquía continúan en Estambul. Si bien hay un enorme escepticismo sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo duradero, la delegación ucraniana puede en este momento ponerse más firme para contrarrestar las pretensiones rusas de territorio.
“Es un buen momento para que los ucranianos fijen los temas que quieren mientras el impulso está ahí y la unidad y el apoyo europeos aún se mantienen”, explicó Sergio Jaramillo, el ex funcionario colombiano que diseñó el proceso de paz con las FARC, y que ahora es asesor del Instituto Europeo de la Paz en Bruselas. “Siempre es mejor negociar cuando se está más fuerte y para los ucranianos eso puede ser ahora”.
Pero la posición de ventaja de las fuerzas ucranianas choca contra los muros del Kremlin. Vladimir Putin quiere quedarse definitivamente con la península de Crimea, que invadió y se anexionó en 2014 y las dos provincias de la región del Donbás. En Washington y Bruselas creen que Rusia está simplemente ganando tiempo con las negociaciones auspiciadas por los turcos y que su objetivo es ocupar a sangre y fuego una porción muy importante o el total del territorio ucraniano antes de sentarse a negociar de verdad. Estados Unidos y Europa ya advirtieron que sólo un alto el fuego completo, la retirada de las tropas y la devolución del territorio capturado desencadenaría las discusiones sobre el levantamiento de las sanciones a la economía rusa que ya están provocando graves disidencias dentro del Kremlin.
Ucrania tendría que derrotar a Rusia en varios frentes antes de conseguir alguna concesión por parte de Putin. La contraofensiva es un muy buen primer paso.