Mi mente, cuerpo y espíritu actúan como una fuerza poderosa para el bien.
Mi mente o tiene pensamientos de temor y limitación o de amor y posibilidades; mi cuerpo responde a su medio ambiente interno y externo; y mi espíritu infunde todo lo que me comprende. Mi mente, cuerpo y espíritu están en comunicación constante.
Si siento incomodidad en mi cuerpo, encuentro consuelo en el Espíritu mediante afirmaciones saludables. Mantengo mi mente abierta y positiva. El cuerpo tiene la sabiduría del Espíritu y, al prestarle atención, puedo recabar información valiosa. Cuando no estoy seguro acerca del mensaje de mi cuerpo, respiro profundamente y le pregunto qué me trata de decir. Presto atención a mi mente, cuerpo y espíritu.
Si todo tu cuerpo está lleno de luz, y no participa de la oscuridad, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.—Lucas 11:36
La vida es una maravilla, y mi corazón está lleno de asombro y gratitud.
James Dillet Freeman, autor y poeta de Unity, escribió: “Estando solo bajo las estrellas, de repente, fui uno con toda la belleza, maravilla y gloria del mundo. El cielo no estaba lo suficientemente alto, el horizonte no era lo suficientemente ancho para contener mi corazón”.
Mi intención hoy es reconocer la belleza y el bien, sentir asombro por la creación de Dios. Bien sea caminando por una calle llena de gente o paseando por un camino en el campo, busco señales y maravillas. El diente de león que se asoma por una grieta mínima en un mar de concreto representa el poder de la vida en todas las cosas. El trigo que crece en un campo se convertirá en el pan que alimentará multitudes. La vida es verdaderamente una maravilla, y mi corazón está lleno de asombro y gratitud.
Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo ello era bueno en gran manera.—Génesis 1:31