Décimas
Esa farsa electoral
Te explico las elecciones
en Cuba: ¡ un hazmerreír!
Primero: no hay qué elegir.
Es literal: no hay opciones.
La pandilla de matones
otra vez se ha postulado
para imponer su legado
de miseria y represión,
porque esa Revolución
no es más que un terror de Estado.
Esa farsa electoral
—con un único partido
que vive comprometido
con implementar el mal
y aplaudir al General
que manda en la dinastía
que manda a la policía
a matar y a reprimir—
no te permite elegir
ni ejercer tu autonomía.
"Elegir" implica opciones,
y en Cuba no se ha elegido,
pues un único partido
—con sus huestes de matones—
controla las "elecciones"
y manipula el proceso.
Recuerda: elegir no es eso
de ir a votar con mordaza,
pendiente de la amenaza,
con temor a caer preso.
¿Qué entiende por "elecciones"
esa junta militar
que se empeña en controlar
todas las circunscripciones,
con sus huestes de matones
y con tan sólo un partido
que ha matado y reprimido
con saña, sin ton ni son?
¿Qué es esa Revolución?
¡ La infamia que se ha vivido!
Esa farsa electoral
pide la continuidad
de la inquina y la maldad
que promulga el General
y esa cúpula brutal
de la junta militar
siempre dispuesta a matar,
a exiliar, a reprimir,
y que no para de hundir
navíos en altamar.
"¿Elecciones, para qué?",
nos gritó aquel dictador,
el del cuerpo represor,
el que inventó el Comité,
el asesino del Che
(que también fue otro asesino).
La respuesta, so cretino,
la puedes imaginar.
Cuba sueña con votar
para elegir su destino.
Invalida la boleta.
No votes en esa farsa.
No bailes en la comparsa
del chivato y del trompeta.
Que el castrismo no te meta
en su engaño cotidiano.
Un día, el pueblo cubano,
en una Cuba futura,
ya libre de dictadura,
será, por fin, soberano.