Quizás me sienta insignificante al contemplar el vasto cielo nocturno lleno de estrellas o reflexione sobre la belleza y la inmensidad de la creación. Pero yo también soy una creación maravillosa. Cada célula de mi cuerpo es un universo de vida e inteligencia divinas.
Mi bienestar aumenta al comer y beber sabia y saludablemente. Voy a mi interior en oración y meditación para afirmar mi salud y bienestar a un nivel celular. Dejo ir toda preocupación acerca de lo que pueda estar o no estar bien en mi cuerpo. Afirmo la renovación de una vida vibrante en mí. Al mantener una visión de vida radiante acerca de mí mismo, reclamo mi identidad verdadera como una creación perfecta y saludable de Dios.
Entonces nacerá tu luz como el alba y tu sanidad se dejará ver en seguida.—Isaías 58:8