La soberanía de nuestra patria esta siendo ya arrojada a los pies del Kremlin, pisoteada por un Vladimir Putin que tiene las manos manchadas de sangre para que la ultraje según le plazca.

POR JOEL FRONT

 

Solo conociendo que es Cuba un país donde el régimen en el poder tiene un control absoluto sobre los medios de propaganda masivos, retorciendo su esencia, que es la comunicacion, para dirigirlos a la manipulación de las conciencias, de la desinformación a gran escala, puede comprenderse que la abierta complicidad del Castrismo con la guerra de rapiña, genocida y criminal desatada por el régimen ruso contra Ucrania apenas haya provocado conmoción en nuestro suelo, o una ola de rechazo popular manifiestamente visible  hacia la cúpula del poder aqui, que encabeza Raul Castro, aunque sea otro el nombre que formalmente aparezca en nómina.

 

Lo repugnante, lo doblemente repudiable, es que esa complicidad no es gratuita, no obedece a una ideología coincidente entre los dos regímenes, o a una filosofía de la politica exterior que los vincule, sino que es el pago que hace el régimen cubano a cambio de un amparo económico que le urge para sostenerse, y cuya proporción o medida es imprecisa en un contexto como el que se sabe que rige aquí, donde el secretismo es un arma y privilegio que ejercita el Poder a su arbitrio.

 

En ese negocio de amo y lacayo, la soberanía de nuestra patria esta siendo ya arrojada a los pies del Kremlin, pisoteada por un Vladimir Putin que tiene las manos manchadas de sangre para que la ultraje según le plazca.

 

Es un secreto absoluto; no dicen una palabra. Y cómo habrían de hacerlo en un país donde el castrismo lo controla todo?.

Es una reedicion contemporánea de la condicion de satélite a la que Fidel Castro llevó a Cuba desde su llegada al poder y casi hasta el colapso de la Unión Soviética.

 

Y la gran enseñanza que nos deja es que un régimen autoritario, un dictador, no conoce de limites, de moralidad o de principios. Se trata de lograr los fines que persigue a cualquier precio, aplastando cualquier barrera.

 

Desde hace casi un año esa invasión criminal provoca el repudio de todo el mundo, con contadas excepciones de regímenes títeres u oportunistas. Pone también cada vez más cerca a la tierra de una catástrofe nuclear.

 

Especialmente dramática se hace en las últimas semanas la invasión, en las que el ejército ruso ha golpeado la infraestructura energética de Ucrania en medio de un duro invierno europeo, provocando que a los muertos por los bombardeos indiscriminados se sumen los que perecen a causa del frío y el hambre en ciudades que no pueden garantizar la calefacción, el suministro de alimentos.

 

Mientras millones de seres humanos celebraban la Navidad alegremente  -incluida la cúpula rusa y los jerarcas del Castrismo-  miles de hombres, mujeres, ancianos y niños morían en la otrora república soviética.

 

Ni una sola palabra dice la dictadura cubana sobre todo esto. Por el contrario, son tan miserables y fieles discípulos de la manipulación y la mentira que ha practicado el Castrismo por décadas que cuando mencionan ese genocidio humano lo describen como un "conflicto" entre dos países iguales,  a uno de los cuales  -Ucrania- lo muestran como el responsable, como el victimario, a la vez que ensalzan el poderío militar del Kremlin, sus armas más modernas, sus matanzas, como si se tratara de un video juego...

 

Pero esos asesinos que desprecian la vida humana porque han olvidado antes su propia naturaleza, recibirán castigo.

 

No habrá paz sin justicia aquí.

 

No más dictadura en Cuba.

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