Soy extraña a este mundo que hoy habito,
no lo puedo
comprender;
me pregunto por qué se ve distinto
por el miedo,
al crecer.
Soy extraña a los bárbaros que gozan
con matar
y ofender;
no comprendo por qué el hombre ocasiona
más pesar,
que placer.
Soy extraña a las guerras, al terror,
a la insidia,
a la hiel;
me pregunto por qué esta inclinación
con perfidia
y tan cruel.
Soy extraña a la esencia, a la entelequia
que pervierte
nuestra piel;
no comprendo por qué el mundo no vela
por la muerte
de su Abel.
Emma-Margarita R. A.-Valdés