EL MALHUMOR DE JESÚS
Fr. Segundo Pizarro
Siendo todavía muy pequeño, mi madre me descubrió que todos tenemos un Ángel de la Guarda y que podemos hablar con él.
Desde entonces así lo hago. Mi ángel y yo tenemos nuestros parloteos celeste-terrestres de vez en cuando. Tengo que deciros que la línea con el Cielo está siempre libre y es gratuita. Voy a transcribiros nuestra última conversación:
-Aquí en la Tierra, el pelma de siempre quisiera hablar con mi ángel…
-Un momento por favor… ya está aquí…
-¿Dónde te habías metido?, llevo esperándote unos tres minutos.
-Es que, aquí arriba, en este tiempo, andamos de cabeza preparando “La Misa del Gallo”. Como yo toco el arpa tengo que ensayar. Y vosotros en la Tierra ¿cómo andaís?.
-Pues también andamos de cabeza. Aquí nos preparamos para la Navidad. Ayer tarde fui a dar una vuelta por la ciudad, en las calles comerciales, y aquello parecía un hervidero. Abundan el champán y el cava, los turrones, los regalos, los juguetes de todas clases, electrónicos y armas para jugar a las guerras…
-¡Eso, eso! ¿Preparándose para la venida del “Príncipe de la Paz”!...
-¿Qué decías?... Que me has cortado…
-Nada, nada, continúa…
-Bueno, te diré que los dependientes no daban abasto a tanta demanda…
-¡Y ésa es vuestra preparación para la Navidad…!
-No, no, aquí también engalanamos las calles y hay un derroche de luz…
-Ahora me explico el malhumor de Jesús… Esta mañana, cuando me crucé con Él, apenas me saludó, parecía triste. Todos los años cuando llegan estas fechas cambia de carácter.
-Yo creía que Jesús no se enfadaba, y menos en estas fiestas.
-Bueno, no es que se enfade, pero se pone muy triste… creo que motivos no le faltan… es que los “terrícolas” os pasaIs un “pelín” en vuestra manera de celebrar su cumpleaños… Que hay que hartarse el día de Nochebuena, para después hacer régimen y que hay que emborracharse para estar alegres… eso no lo entiende, ni yo… Ni el derroche de esos días, cuando hay gente que no tiene lo necesario para vivir…
-¡Ay angelito mío!, me dejas perplejo… entonces… ¿suprimimos la Navidad?
-No hombre, no, no te vayas al otro extremo. Claro que la debéis celebrar, eso está muy bien; pero, por favor, con un poco más de moderación… Y, sobre todo, pensando en el “motivo” de dicha celebración… Y preparándoos para recibir a Jesús como se merece.
-Te he entendido angelito, perdona… en mi familia lo haremos así, gracias.