¿Te
das cuenta de que la vida es como el
mar?
...Hay
días que son azules y tranquilos, con las aguas acogedoras,
deliciosas.
...Otros
días son nublados, con grandes tempestades, aunque cuando parece que el océano
te va a devorar nace un nuevo día lleno de sol y
calor.
...Navegamos
en medio de este océano.
Somos
lanchitas pequeñas, pero grandiosas.
Cada
lancha tiene su timón.
...En
ti esta tomar hoy mismo el timón de tu
vida.
Sabes,
por la gracia de Dios, el rumbo que deseas
seguir.
Sabes
que para llegar a tu meta tendrás que
atravesar
-como
todos- grandes tormentas de todo tipo: pasionales, depresivas, morales,
económicas.
Sin
embargo, tienes el timón en tus manos.
Como
todo marinero, debes saber manejar el
timón.
En
el orden material, cuando tenemos un tremendo dolor de cabeza, nos produce
tristeza, depresión, etc.
Nuestro
barquito empieza a ladearse por un simple
dolor.
Tomamos
un medicamento y enderezamos el barco.
Volvemos
a sentir la salud normal que nos lleva a equilibrados en lo
físico.
Diariamente
tenemos que ir gobernando el timón; debemos tomar determinaciones, decisiones,
para enderezar nuestra vida.
En
el orden moral, nos topamos con amistades que nos arrastran a cosas no
convenientes de diferentes tipos: conversaciones que dañan nuestra mente
tranquila,
ideas
negativas para nuestro vivir.
Hay
que tomar el timón de nuestra nave y no dejar que nos aparten del equilibrio
moral y espiritual.
Tendrás
que tomar decisiones.
Tómalas
con la seguridad de que nada
te
aparte de tu camino, de tu meta.
Cometemos
errores y de ahí vienen nuestras depresiones y nuestra
agresividad.
Cuando
encuentres en tu vida gente agresiva
y
que solo ve lo negativo de los demás, discúlpalas, perdónales de
antemano.
Son
personas que no han sabido llevar el timón de su
vida.
Lo
llevan ellos solos, sin guía, sin meta, confiando solo en si mismos, en sus
fuerzas.
Pero
tú toma el timón de tu nave y entrégalo a Dios para que tengas la seguridad de
que siempre llegaras
a
puerto seguro.
De
ti depende la felicidad, solo de ti
al
hacer esa entrega total de tu vida a
Dios,
al
hacerle tu Salvador y tu Señor para que tengas vida eterna
y
su Espíritu Santo te guíe en todos los pasos de tu vida, que guié tu
timón.
Entonces,
vive intensamente el momento presente.
Concentra
todo tu ser en lo que haces y no temas al
futuro.
¡El faro
de Dios te cuida y te protege
siempre!
CARIÑOS
AIMAR