Ya no estás para mis ojos
que no entienden de tu ausencia,
que se nublan de tristeza al no poderte mirar.
Ya no estás para estos labios
que sedientos de tus besos agonizan
sin poderte ya besar.
Ya no estás para este cuerpo
que despacio va muriendo
...que te sigue sin cesar.
Ya no estás.
¡Que difícil esta vida,
que difícil intentar recomenzar!
Ya no estás; pero vives aquí dentro
de este cuerpo aún tan tuyo
como el día en que nos unimos al besar.
Aimar